El 5 de mayo del año pasado, en su cumple número 36, Dai Fernández escuchó atentamente el consejo de Nico Vázquez antes de soplar las velitas. Le dijo: “Pedí fuerte los deseos. Sé que puede venir algo grande y si se te da a vos, se me da a mí”.
La actriz, cantante y bailarina no entendía mucho a qué se refería el actor y amigo, pero le hizo caso. Y a los casi seis meses, sucedió eso “grande”: Dai era elegida para ser la novia de Rocky, personaje que hoy interpreta Vázquez, en el teatro.
Debutaron el mes pasado, en el Lola Membrives, con mucho éxito. La puesta, con ring incluído, es impactante y se vive mucha emoción durante la función. “Para mí es un sueño que estoy viviendo -arranca contando Dai, en su camarín-. También estoy tratando de tener los pies en la tierra porque hay mucho pasando por fuera, pero hay más pasando por dentro. Mirá, empiezo a hablar y me emociono. En el sueño se combina todo: ser protagonista de una obra tan hermosa y de poder compartir con todo este equipo. La calidad humana es un disfrute total.”
La obra es una versión del clásico cinematográfico que protagonizó Sylvester Stallone y más allá del boxeo cuenta una historia de amor, resiliencia y superación. Dai, justamente, se pone en la piel de Adrian, la joven tímida y reservada que vive una historia de amor con Rocky (Nico Vázquez). Y la rompe.
Un poco de su vida
Dai nació en Caballito. Su mamá Laura es artista plástica y su papá, Horacio, es contador. Ya de chica le gustaba mucho bailar y le hacía shows a la familia. Su abuela Estela y su bisabuela, Estefanía, cantaban. Les gustaba Maria Callas.
Fuerza Bruta me fogueó un montón y también descubrí que era mucho más valiente de lo que creía
Dai FernándezActriz, cantante y bailarina
Empezó a tomar clases sueltas de danza, pero recién a los 15 se metió de lleno en la comedia musical en Caleidoscopio. Apenas terminó el secundario -en el colegio Canadá- les dijo a los padres: ‘Quiero ser actriz’.
Siguió estudiando en la Fundación de Julio Bocca, y a la vez, actuación y dirección de artes escénicas en el Centro de investigación cinematográfica. Más adelante terminó en la Universidad Nacional de las Artes estudiando danzas, el profesorado de arte con mención en danza.
“Siempre decía: ‘Si la suerte llega en algún momento, que me encuentre lo mejor preparada posible’”, repite.
Y la suerte llegó en 2011. Tuvo una gran oportunidad de entrar como bailarina en La casa de Disney Junior, junto a Topa y Muni. “Fue lo primero comercial que hice y la primera vez que estuve en el teatro, en la calle Corrientes. Era parte del ensamble. Fue una experiencia súper linda.”
Después llegó a bailar en Peter Pan , donde en un momento reemplazó a Angela Torres y en Aladdín. También mostró su talento en la pantalla chica: Violetta, Casi Ángeles y Aliados.

Pero hubo un antes y un después en la vida de Dai y fue por su paso por Fuerza Bruta:(Experiencia teatral única que combina lo físico, la destreza y artes visuales): “Estuve como cinco años con la compañía y fue una bisagra para mí. Me dio la posibilidad de conocer el mundo. Estuvimos seis meses en China, por ejemplo, recorriendo varias ciudades. Eso fue como irnos a otro planeta por un rato porque es algo completamente distinto a nuestra vida, a nuestra sociedad. El público es muy contenido. Después fuimos a Rumania, Italia, Arabia Saudita, otro lugar que me marcó mucho, hasta tuvimos que cambiar el vestuario de la obra porque las mujeres teníamos que estar todas tapadas, no se nos podía ver el cuerpo. Fuerza Bruta me fogueó un montón y también descubrí que era mucho más valiente de lo que creía. Volaba por el aire, era un show de mucho riesgo y fue empujarme a confiar un poco más.
-¿Trabajaste de alguna otra cosa ?
-Sí, en pandemia trabajé como agente inmobiliario. No había nada en lo artístico y eso me deprimió y bajoneó. Fue duro. Pero bueno, un día estaba sentada en la guardia de la inmobiliaria y me llama Mariano Demaría , el director de Tootsie y ahora también de Rocky, junto con Nico, y me dice: ‘”Vamos a hacer una audición cerrada para Tootsie y quiero que vengas”. Yo ya había trabajado con él en un show de Club 57, en Nickelodeon. Y quedé para el ensamble y como cover de Julieta Nair Calvo, a quien reemplacé los últimos tres meses en Tootsie. Eso fue el puente para llegar hoy a Rocky.
-Fuiste de a poco, sin escándalos ni novios famosos…
-(Risas) Tal cual. Soy de perfil bajo. De hecho, cuando Nico me decía: ‘Alguna vez quiero protagonizar algo con vos’, yo le respondía: ‘Eso no va a ser posible porque yo no soy famosa ni tengo un montón de seguidores’. Yo venía haciendo mi caminito. Y hoy creo que todo sirvió: lo bueno y lo malo, las veces que no quedé y me empujaron a avanzar. Por suerte hubo muchos sí.
Estar en el escenario es lo conocido para mí, es mi lugar seguro. Pero todo lo demás es nuevo, desconocido, diferente
Dai FernándezActriz, cantante y bailarina
-A la vez, hay fotos tuyas con rulos y más sexy, ¿cuál es tu perfil?
-Soy más parecida a mi personaje, Adrian. Soy bastante tímida, capaz busco un poco pasar inadvertida, pero en el escenario está todo habilitado. Me gusta que mi trabajo hable por mí.
-Se nota que disfrutás haciendo de Adrian.
-Estoy enamorada del personaje, de cómo la mujer se va transformando. Me siento muy identificada con eso, con el hecho de que alguien te dé una oportunidad, de salir un poco más para afuera, de mostrarte. Alguien que te mire con otros ojos, de cómo eso también te transforma, te hace sentir más fuerte y te da confianza. Es parte de lo que genera en el amor entre dos personas. Y desde la profesión me dieron la gran oportunidad. Me siento un poco Rocky en ese sentido. A Rocky le dan la oportunidad de pelear contra el campeón mundial y es algo que va a ver un montón de gente. En mi caso, siento que me dieron la oportunidad de jugar en primera, en las grandes ligas.
-Estás en pareja con un bailarín, ¿cómo se conocieron?
-Lo conocí en clases de danza. Se llama Gonzalo (Geber). Siempre fuimos amigos hasta hace siete años que un día nos miramos de otra manera. Así empezó todo. Hicimos un montón de obras juntos. Tenemos una perrita, Pacha.

-¿Sentís el cariño de la gente?
-El otro día me crucé con una señora en un estacionamiento y dijo: ‘Ay, ella es la novia de Rocky’. Ni siquiera había venido a ver la obra. Llegué a casa y se lo conté a mi novio. O me pasa a la salida del teatro que me paran muchos hombres diciéndome que se emocionaron conmigo. Que lloraron con la escena fuerte. Me agradecen por hacerlos revivir lo mismo que vivieron la primera vez que vieron Rocky.
-Soy re autoexigente. Siempre siento que hay algo para mejorar. Por eso vivo haciendo seminarios.
-Sí, empecé hace siete meses cuando terminé Tootsie. Dije: ‘Bueno, se viene algo intenso, por Rocky, voy a necesitar un poco de contención’. Me daba miedo y se me venían varios fantasmas: no estar a la altura; si le gustaré a la gente y cómo iba yo a recibir las opiniones: porque al estar expuesto todos opinan. Me daba miedo de que eso me dañara emocionalmente. Por otro lado, encontrarme haciendo notas. Estar en el escenario es lo conocido para mí, es mi lugar seguro. Pero todo lo demás es nuevo, desconocido, diferente.
– ¿Y cómo viene la cosa?
-Por suerte vengo bien con la terapia y estoy contenta de permitirme disfrutar. Me doy con un caño a veces y esta vez dije: ‘Hagamos el ejercicio de llevarlo con amor’. No te digo sin miedo y sin nervios, pero, bueno, llevémoslos a pasear un rato con vos por este viaje. Porque si no me lo voy a perder. Y no quiero perderme nada de todo esto. Y te juro que no me lo estoy perdiendo.