En muchos hogares de Argentina, Uruguay y Paraguay, el día empieza con un mate. No importa si hace frío o calor: siempre hay una pava lista y un termo cerca. Esta infusión, hecha con hojas secas de una planta llamada Ilex paraguariensis —más conocida como yerba mate—, es mucho más que una bebida.

Es una costumbre diaria, una pausa necesaria, un momento de compañía. Se toma solo o acompañado, en el desayuno, la merienda o a lo largo del día. Pero entre cebada y cebada, hay una pregunta que surge cada vez con más frecuencia: ¿cuánto mate conviene tomar por día sin que haga mal?

¿Cuántos mates se recomienda tomar en un día?

La yerba mate contiene cafeína, antioxidantes, vitaminas y minerales. Si bien su consumo moderado puede aportar beneficios al organismo, es importante prestar atención a la cantidad diaria que se ingiere.

Según el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), en Argentina cada persona consume en promedio 6,4 kilos de yerba mate por año. Aunque se trata de una bebida habitual en muchas rutinas, diversos estudios advierten sobre los riesgos del consumo excesivo.

En este sentido, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos señala que tomar entre 1 y 2 litros diarios de yerba mate durante períodos prolongados puede ser nocivo para la salud, especialmente en personas que también fuman o consumen alcohol con frecuencia. Así, la cantidad de mate consumido por día debería ser menor a un litro.

Mayo Clinic, el sitio especializado en salud, por su parte, detalla que el riesgo se incrementa cuando se superan las 8 tazas al día de mate, lo que equivale a más de 2 litros de agua.

Además, el consumo elevado de yerba mate puede afectar al sistema digestivo, renal y nervioso. Por eso, se recomienda mantener una ingesta moderada, adaptada a las características de cada persona. En casos particulares, como durante el embarazo, es fundamental consultar con un profesional de la salud antes de incorporarla de manera habitual.

¿Cuáles son los pasos para preparar un buen mate?

Preparar mate no es solo una cuestión de técnica: es un pequeño ritual cotidiano que invita a hacer una pausa y disfrutar. A continuación, el paso a paso para hacer un buen mate, según el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM ARG):

1. Elegí la yerba que te guste

El mercado ofrece opciones para todos los gustos: suave, intensa, con hierbas, endulzada o tradicional. Encontrá la que mejor se adapte a tu paladar o al momento del día.

2. Mezclá bien la yerba

Antes de colocarla en el mate, es ideal mezclarla. Podés agitar el paquete o volcar la yerba en otro recipiente y combinar las mitades. Así se equilibran los componentes: hojas, palos y polvo.

3. Llená el mate hasta tres cuartos y agitá

Verté la yerba en el recipiente, cubrí la boca con la mano y sacudilo suavemente. Esto acomoda la yerba y ayuda a que el sabor sea más parejo. La idea no es quitar el polvillo porque contiene gran parte de las propiedades de la yerba.

4. Incliná el mate y formá una cavidad

Con el mate inclinado, formá un pequeño hueco en un costado. Ahí irá el agua y luego la bombilla. El otro lado debe quedar con yerba seca, que se irá hidratando de a poco.

5. Agregá un chorrito de agua tibia

Antes de poner la bombilla, verté un poco de agua a unos 40°C en la cavidad. Esperá unos segundos para que la yerba se hidrate. Así evitás que se queme y se amargue.

6. Colocá la bombilla y no la muevas

Una vez que la yerba absorbió esa primera cantidad de agua, colocá la bombilla. Es importante no moverla después, para no taparla ni “lavar” el mate antes de tiempo.

7. Cebá con agua a 75°C, nunca hirviendo

La temperatura ideal es 75°C. Si usás una pava tradicional, podés empezar a cebar mientras el agua se va calentando. El primer cebador prueba los primeros mates, que suelen ser más intensos.

8. No mojes toda la yerba de una vez

Cebá siempre cerca de la bombilla, sin empapar toda la yerba. Esto ayuda a que el mate rinda más y conserve el sabor por más tiempo.

9. Cebá seguido para mantener el sabor

No dejes que el mate se enfríe. El secreto de una buena ronda es la continuidad: cebar con ritmo y atención.



Fuente Clarin.com

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