Si tu pareja te echa la culpa de todo, maneja mal sus emociones, plantea pensamientos y soluciones de “todo o nada” y tiene comportamientos extremos, como amenazas, sin duda, es alguien muy conflictivo.

La personalidad de alto conflicto, en general, está relacionada con uno o más trastornos, como el antisocial o el narcisista que se traducen en una falta de empatía y que son los que más daño pueden producir a los demás.

Es probable que algunas personas con estos trastornos no culpen a los demás de sus desgracias, pero también es posible que eviten ver su propia responsabilidad en los conflictos.

Vivir con una persona muy conflictiva es un verdadero reto. Por eso, conviene conocer sus síntomas y algunas maneras de afrontar esa convivencia.

Un artículo de Psychology Today explica que algunos trastornos definen a una persona muy conflictiva: ser antisocial, limítrofe, histriónico, narcicista o paranoico. “Sin embargo, muchas personas con estos trastornos no tienen un patrón de personalidad de alto conflicto porque no les preocupa culpar a otras personas. Simplemente no pueden ver su propia parte en los problemas que tienen y, por lo tanto, no intentan cambiar”.

El problema para las parejas es que los patrones de alto conflicto suelen estar ocultos al comienzo de la relación. Entonces, la mayoría se sorprende cuando resulta que su cónyuge tiene una personalidad muy conflictiva.

Una de las principales señales de advertencia, agrega el artículo, es buscar culpar a los demás por casi todo lo que ocurre. Esto es muy preocupante, porque “en cualquier relación, por lo general, ambas personas contribuyen a los problemas y soluciones, como parte de la naturaleza humana”.

Otro síntoma consiste en plantear soluciones o pensamientos de todo o nada. “Las personas de alto conflicto a menudo hablan en términos de todo o nada y tienden a ver a los demás como buenas o malas”.

Un ejemplo de “todo o nada” incluyen cancelar repetidamente o no presentarse a las citas, reclamar crédito por el trabajo de otros, negar la responsabilidad de gastar de manera irracional y mentir de manera descarada”.

La mayor sorpresa en una pareja puede ocurrir cuando uno de sus miembros “se lanza con intensa rabia por algún problema menor o inexistente. Las personas a menudo se quedan paralizadas por el miedo o la duda después de ser el objetivo de tal rabia”.

Si las emociones de la otra persona repetidamente no se ajustan a las circunstancias, esto puede ser una señal de advertencia de su incapacidad para manejar sus propias emociones.

Las personas muy conflictivas, con trastornos de personalidad limítrofes, narcisistas e histriónicas demuestran con frecuencia estas emociones descontroladas. Pero otras no lo hacen, sobre todo, las que tienen trastornos de personalidad antisocial o paranoide, que suelen pueden mantener sus emociones bajo control la mayor parte del tiempo.

Las amenazas o comportamientos extremos son buenos indicios de que estamos frente a una persona muy conflictiva. Si bien puede existir una excusa creíble para esto, como “estaba cansado o estresado”, hay que preguntarse si uno tendría ese comportamiento aun en esas circunstancias.

Frente a estas personas, los psicólogos recomiendan evitar involucrarse en su “drama” porque es muy probable que te estén provocando para que reacciones. Hay que intentar mantener la calma.

Además, hay que establecer límites claros expresando cuáles conductas serán aceptadas y cuáles no. Usar el método BIFF (breve, informativo, amistoso, firme) para mantener una comunicación corta y basada en hechos.

De todas formas, los psicólogos dicen que es poco probable que estas personas admitan o cambien su comportamiento.



Fuente Clarin.com

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