La Guía Michelin, nada menos que la Biblia gastronómica francesa que hace casi un siglo empezó a legitimar con sus famosas estrellas a los mejores chefs, regresa a la Argentina y las cocinas de los más renombrados restaurantes nacionales son un hervidero de ansiedades, vaticinios y expectativas.
Ya pasó casi un año y medio desde la primera edición de la Guía Michelin en estas latitudes. En esa ocasión 3 locales de Buenos Aires y 4 de Mendoza fueron distinguidos con las prestigiosas estrellas en reconocimiento a la excelencia de su cocina y servicio. Además, 42 restaurantes porteños y 15 de la provincia cuyana quedaron seleccionados entre los recomendados por la guía.
El anuncio será el 7 de abril en una ceremonia de premiación que esta vez tendrá lugar en Mendoza y se transmitirá en vivo a través del canal de Youtube de la guía Michelin. Una vez más la conducción estará a cargo de Iván de Pineda. Los chefs que formarán parte de la guía como recomendados o que recibirán estrellas Michelin, Bib Gourmand -por su gran relación precio calidad-, Estrella verde Michelin -a la sustentabilidad del proyecto- o un premio especial ya fueron invitados. Ya sabemos quiénes están “adentro” y quienes están “afuera”. La intriga pasa por qué le tocará a cada uno en esta edición.
Los interrogantes sobre la Guía Michelin 2025
El prestigio de estas distinciones reside en la estricta reserva con que se seleccionan los restaurantes. Los inspectores de Michelin hacen visitas de incógnito a los espacios gastronómicos de las ciudades en que la guía está presente. Su trabajo consiste en visitar los restaurantes como cualquier cliente, de forma espontánea y pagando la cuenta.
En Buenos Aires y Mendoza la etapa de inspección terminó hace rato pero eso no quita que en plena cuenta regresiva para el anuncio proliferen vaticinios e interrogantes de todo tipo.

¿Podrá Aramburu, el único restaurante argentino con dos estrellas Michelin alcanzar una tercera estrella, el máximo que admite la guía y que denota un nivel gastronómico de excelencia? ¿Algunos de los restaurantes porteños como Don Julio y Trescha y mendocinos como Casa Vigil, Brindillas, Azafrán y Zonda Cocina de Paisaje que recibieron una estrella escalarán a una segunda?
Y lo que es más importante para que Argentina se posicione mejor como destino gastronómico a nivel global: ¿se incorporarán más restaurantes argentinos a la lista de los distinguidos con la preciada insignia de Michelin?
Los pronósticos sobre la Guía Michelín 2025
A la hora de hablar sobre las propias expectativas, en nombres consagrados en la edición anterior como Gonzalo Aramburu del restaurante homónimo y Pablo Rivero de Don Julio predomina la prudencia. Ambos coinciden en el impacto altamente positivo de haber recibido estrellas y en la gratitud de que la Argentina sea uno de los casi 40 destinos del mundo donde opera esta guía que tracciona a ese turismo internacional dispuesto a invertir en experiencias gastronómicas de alta categoría.
Para cualquiera de los laureados hace casi un año y medio ganar otra estrella sería sublime pero conservar las que tienen ya es toda una proeza: Michelin tiene la potestad de revocar estrellas a los restaurantes que no hayan sostenido el nivel alcanzado en la edición anterior.
Hay dos nombres que suenan fuerte como candidatos no sólo a mantenerse en sus posiciones privilegiadas sino a obtener una estrella más: Trescha y Casa Vigil.
En el entorno gastronómico (tanto de cocineros como de prensa especializada) hay dos nombres que suenan fuerte como candidatos no sólo a mantenerse en sus posiciones privilegiadas sino a obtener una estrella extra. El primero es el fine dining Trescha de Villa Crespo liderado por Tomás Treschanski que con sólo 26 años ya ostenta una estrella y un premio especial, el Young Chef Award.
A Tomás lo enorgullece la fe que profesan colegas y periodistas en su proyecto pero está muy lejos del arrebato optimista: “La realidad es que en la edición anterior casi ningún pronóstico acertó. Nunca se sabe que puede pasar y eso es lo lindo de la guía porque es un reconocimiento inesperado que te cambia la vida. A nosotros nos ayudó a sortear mucho mejor la crisis económica que atraviesa Argentina. Hemos tenido comensales estadounidenses y europeos que nos dijeron que vinieron exclusivamente al país a conocer los restaurantes con estrellas Michelin”, cuenta.

El segundo es el restaurante mendocino Casa Vigil. Ubicado en la casa del enólogo Alejandro Vigil, siempre aludido como “El Messi del vino”. El chef Iván Azar coincide con Treschanski en el impacto positivo de la estrella que ostentan desde 2023 : “Nos acercó a otro tipo de cliente que no nos conocía en un contexto económico poco favorable”.
Y aunque también es cauteloso reconoce que en los últimos meses Casa Vigil mejoró el área de capacitación, desarrolló aún más sus huertas y fincas, un sistema propio de compostaje y sumó 180 paneles solares: todos avances en materia de servicio y sustentabilidad que muchos creen que podrían traducirse en una nueva estrella para este emprendimiento.
Otros de los mendocinos que ya obtuvo una estrella y que algunos mencionan como candidato a conseguir una segunda es Sebastián Weigandt de Azafrán pero su expectativa está en seguir manteniendo lo logrado hasta hoy y que muchos más restaurantes argentinos alcancen esa posición.

“La Guía Michelín también está en México y Brasil y somos el país latinoamericano con menos estrellas. Hay que empezar a crecer para en algún momento convertirnos en la capital Michelin de la región. Sería lindo pasar a tener al menos unas doce estrellas en esta edición. Sería un logro colectivo hermoso porque esto no solo beneficia a los restaurantes premiados sino también a los demás, y a los hoteles y a todos los que participan de la industria del turismo”, se ilusiona.
Entre los restaurantes que hoy figuran en la guía como recomendados pero muchos consideran que deberían obtener una estrella se repiten mucho algunos nombres como Angélica en Mendoza y Julia y Crizia en Buenos Aires.
Gabriel Oggero, chef y creador de ese último restaurante que está cumpliendo 20 años y que en la última edición obtuvo una estrella verde celebra el apoyo moral de los colegas: “En la última edición todos nos decían que Crizia se llevaba una estrella seguro pero es muy difícil. De todas formas, que te reconozcan tus pares y la prensa ya es una manera de ganar”, opina.

De las aperturas recientes una de las que más se menciona como una incorporación obligada al ecosistema Michelín es Ness, el restaurante del cocinero Leo Lanussol. Y de forma unánime se reitera la estupefacción porque una vez más el excepcional Gran Dabbang de Mariano Ramón haya quedado afuera.
“Hay que ver que privilegian los inspectores. Es difícil anticiparse, nunca se sabe si van a tener en cuenta el contexto local o se van a regir por criterios que usan en otros países. En el mundo se premia tanto a los fine dining de pasos como a otros más informales que funcionan hasta en una estación de subte. La realidad es que todos los que compiten son buenos y a veces les toca a unos y a veces a otros”, lanza Oggero.
La suerte ya está echada y pronto comprobaremos si una vez más los vaticinios fueron errados o si el mundillo gastronómico empieza a interpretar mejor los criterios de la guía cuyos veredictos puede determinar la suerte no sólo de un restaurante sino de todo un destino gastronómico. En tan sólo diez días tendremos la respuesta.