Brasil es el gigante de Sudamérica, por superficie, población y, también, por el número de católicos, aunque esta religión ha cedido fieles hacia otros cultos en los últimos años.
Puede decirse que Brasil es un país religiosamente diverso, casi tan diverso como su paisaje, su flora o su fauna, porque allí conviven tradiciones centenarias con movimientos emergentes.
El crecimiento de las iglesias evangélicas y otras religiones refleja los profundos cambios ocurridos en la sociedad brasileña.
El censo realizado en 2022 puso de relieve un dato bastante curioso: en Brasil hay muchas más iglesias que escuelas u hospitales.
Desde la llegada de los misioneros jesuitas en el siglo XVI, el catolicismo se consolidó como la religión principal de Brasil, alcanzando un monopolio casi absoluto en 1872, cuando el 99,7% de la población se identificaba como católica.
Sin embargo, a lo largo del siglo XX y XXI, esta hegemonía disminuyó significativamente. En 1980, los católicos representaban el 88% de la población, pero para 2025 esta cifra se redujo al 52,8%, según datos recientes. La secularización progresiva y el auge de otras iglesias, en especial las evangélicas, explican estos porcentajes.
El crecimiento más notable en materia de religiones corresponde al protestantismo, particularmente entre las iglesias pentecostales y neopentecostales.
En 2000, los protestantes representaban el 15,45% de la población, cifra que ha seguido aumentando. Según un estudio de 2021, más del 52% de los establecimientos religiosos en Brasil pertenecen a iglesias evangélicas pentecostales o neopentecostales.
Las iglesias evangélicas han adoptado estrategias modernas para atraer fieles, incluyendo campañas mediáticas y una fuerte presencia en la política brasileña. Instituciones como la Asamblea de Dios y la Iglesia Universal del Reino de Dios tienen gran influencia en la sociedad.
Brasil también es hogar de religiones afrobrasileñas como el candomblé y la umbanda, que representan aproximadamente el 1,8% de la población. Estas religiones tienen raíces africanas y han influido profundamente en la cultura. A pesar de su tamaño reducido, enfrentan desafíos como la intolerancia religiosa.
Por otra parte, aunque Brasil sigue siendo un país profundamente religioso, los datos recientes muestran un aumento en las personas que se declaran sin religión (13,6%) o ateas (0,2%). Este crecimiento refleja una tendencia hacia la secularización y una mayor aceptación del pluralismo ideológico.
En materia de inmuebles, según informa la Deutsche Welle, entre iglesias, templos, sinagogas y terreiros (sitios de oración de cultos afrobrasileños como el candomblé) Brasil ocupa el primer lugar en el mundo con 579.798. El número es más del doble que las 264.445 instituciones educativas y de salud (264.445) identificadas por el IBGE, el organismo que realiza las estadísticas, en todo el país.
Según estos números, hay 286 templos por cada 100.000 habitantes mientras que la proporción de centros educativos, entre guarderías, escuelas y universidades, es de 130 por cada 100.000 habitantes. Y la proporción de hospitales, clínicas y centros de urgencias, es de 122 por cada 100.000 habitantes.
Los datos son el resultado del primer mapeamiento de todas las coordenadas geográficas y los tipos de edificaciones que componen los 111 millones de domicilios en Brasil que fueron registrados durante la realización del censo.