El misterio del entierro en Nápoles del príncipe Vlad III de Valaquia, más conocido como el conde Drácula, podría haber sido resuelto.
Desde hace diez años, algunos investigadores plantean la hipótesis de que los restos del príncipe Vlad /que vivió entre 1431 y 1477, conocido como el Empalador por el trato que reservaba a sus enemigos) se conservan en el complejo angevino-aragonés de Santa Maria la Nova, en el corazón de Nápoles.
Y el descifrado de una inscripción en su supuesta tumba, cuyo significado se había mantenido desconocido hasta ahora, podría confirmarlo.
El director del complejo monumental napolitano, el profesor Giuseppe Reale, se lo anticipó a Mattino en línea desde Rumania, donde fue informado de los primeros resultados del trabajo de un grupo de académicos.
En su opinión, la misteriosa inscripción sería un elogio fúnebre para Vlad III de Valaquia, quien pasó a la historia como Drácula gracias al escritor irlandés Bram Stoker, quien, en 1897, se inspiró en él para el protagonista de su famosa novela.
La idea de que Drácula esté enterrado en Nápoles nació en 2014 cuando algunos académicos italianos, apoyados por las opiniones de expertos de la Universidad de Tallin, llegaron a esta conclusión principalmente sobre la base de algunas decoraciones presentes en la tumba, en particular un dragón y algunos símbolos de origen egipcio.
Según ellos, el conde no murió en batalla, sino que fue hecho prisionero por los turcos y posteriormente rescatado por su hija, María Balsa, quien entretanto había sido adoptada por una familia de Nápoles, ciudad donde se refugió precisamente para escapar de la persecución turca.
María Balsa llevó entonces a su padre Vlad a Italia y, tras su muerte, lo enterraron en la tumba de su suegro, Matteo Ferrillo, ubicada en la capilla Turbolo, en Santa Maria la Nova. Fue allí donde se encontró la misteriosa inscripción, que aparentemente data de alrededor del siglo XVI y que ya ha sido descifrada.