Pasa en todas las oficinas: tu jefe o un compañero de trabajo te critica de manera casi destructiva. Entonces, puede resultar difícil mantener la calma necesaria para evitar una confrontación que, en el caso del jefe, puede resultar muy negativa.
En estos casos, mantener una actitud abierta, gestionar las emociones y aplicar los comentarios de manera constructiva puede marcar la diferencia entre el estancamiento y el éxito.
Como en otros ámbitos, la clave radica en la llamada resiliencia. Es decir, en el poder de soportar y seguir adelante. También, en tomar las críticas como algo constructivo.
Esta última posición es la que mejores resultados puede dar ya que transforma un momento negativo en una verdadera oportunidad de crecimiento personal.
Cómo afrontar las críticas en el trabajo y convertirlas en oportunidades de crecimiento
El primer paso para afrontar las críticas de manera positiva consiste en mantener una mentalidad abierta y entender que las observaciones, siempre que sean constructivas, tratan de mejorar la calidad del trabajo.
En este caso, hay que escuchar con atención sin interrumpir y sin ponerse a la defensiva para ver la crítica de la manera más objetiva posible.
Claro que no todas las críticas son bien intencionadas. La crítica constructiva aporta sugerencias concretas y soluciones, pero la destructiva suele basarse en juicios personales sin fundamentos. Aprender a distinguir entre ambas es clave para saber cuándo es necesario hacer ajustes y cuándo simplemente se debe ignorar un comentario injusto.
Por supuesto, a nadie le gustan las críticas, pero reaccionar de manera impulsiva puede afectar la relación con los compañeros de trabajo. En estos casos, hay que tomarse un momento para respirar profundamente y reflexionar antes de responder. Si es necesario, pedir tiempo para procesar la información y responder de manera más racional.
La especialista española Begoña del Campo le dijo al sitio español El Economista: “Es importante entender el trasfondo del mensaje que recibe uno. La crítica es maravillosa cuando es constructiva, cuando te construye, cuando no toca tu autoestima”. Cree que las críticas constructivas ayudan a “crecer a nivel profesional y personal”.
En cuanto a las críticas destructivas, recomienda “mantener la compostura y manejar la situación de la mejor forma posible y separar el mensaje útil de la negatividad, además de evaluar la fuente de la crítica y buscar el apoyo si lo necesitas”.
Del Campo dice que “hay que ponerse un impermeable emocional ante la crítica destructiva. Hay personas que lo que reflejan es lo que llevan, es decir, su propia frustración, su propio mundo interior. Si te sirve para aprender, acéptala y utilízala. Si no, olvídalo”.
Si las críticas no se reflejan en una acción, simplemente, no sirven de nada. Reflexionar sobre los comentarios recibidos y diseñar un plan de acción para corregir errores o potenciar habilidades es fundamental para el crecimiento profesional.
Quizá lo más importante radique en evitar convertir las críticas, por más duras que sean, en algo personal. Siempre conviene separar lo profesional de lo personal y mucho más en este caso.