En los últimos años, la soja no ha tenido el crecimiento que le quedó como fama en la Argentina. Los números exponen que hace exactamente 10 años, en la campaña 2014/2015, se alcanzó el récord de producción: 60 millones de toneladas.

Desde entonces, los números fueron inferiores en todo sentido: en volumen total de cosecha pero también en superficie y los rindes por hectárea fueron zigzagueantes –en algunos afectados por sequías-, dejando la sensación de un claro estancamiento productivo, que no se observa en otros países, particularmente en Brasil, que hace 30 años estaba a la par y hoy más que triplica las cifras locales: 170 millones de toneladas.

En ese contexto, esta semana, Don Mario, la principal semillera argentina y proveedora estelar de las simientes brasileñas, organizó un rally con productores, para dar un mensaje contundente: con genética y manejo, la soja argentina puede dar más, aun en un contexto complicado de falta de inversiones por presión fiscal y fallas en el reconocimiento a los obtentores de germoplasma y biotecnología (ver página 3).

“El desafío es poder incrementar la productividad por unidad de superficie”; explicó Jerónimo Costanzi, líder del desarrollo de semillas de Don Mario. Explicó que “en el diagnóstico de los rendimientos medios explorados en cada una de las regiones versus los rendimientos máximos alcanzables, aparecen diferencias que denominamos brecha productiva”. Puntualizó que registraron “diferencias de rendimientos en torno al 32%.

Describió que “en el camino para seguir evolucionando día a día en la forma que seleccionamos y recomendamos nuestros productos, y de explorar al máximo los rendimientos es que estamos relevando ya hace varias campañas en cada una de las localidades de desarrollo.

En lotes con variabilidades de rinde superiores a 600 kg/ha . con siembras variables se obtienen diferencias de hasta 100 kilos por hectárea.En lotes con variabilidades de rinde superiores a 600 kg/ha . con siembras variables se obtienen diferencias de hasta 100 kilos por hectárea.

Cuentan así con “más de 40 variables ambientales, con el objetivo de determinar la relación con el rendimiento de cada una de ellas”.

Parten de mediciones y muestreos de suelo en esa red, con la cual obtienen un gran número de capas de información que les ayudan a entender el comportamiento de las distintas variedades en las distintas zonas, años y la interacción con las variables.

Dentro de estos factores moduladores del rendimiento, algunos son fácilmente manejables por el productor, como la elección de la fecha de siembra, densidad, distanciamiento y/o la dosis de fósforo (P) a aplicar. En cambio, otros, como la textura del suelo, topografía o la presencia tosca, son más difíciles de ser modificados por el agricultor.

Ante los productores que participaron en Chacabuco, Junín y América, Costanzi y su equipo plantearon que “el objetivo es brindar herramientas para adaptar el planteo agronómico en base al tipo de limitante, donde la elección y el correcto manejo agronómico de la genética pueden contribuir a sortear dicho obstáculo.

Enzo Cieri, a cargo de la operatoria a campo de los ensayos, afirmó que “poder identificar la mínima unidad agronómicamente manejable dentro de cada lote nos permite una adecuada optimización de la genética y manejo mediante un uso eficiente de los recursos. Eso contribuye a lograr cultivos más productivos y rentables.

Dentro de las prácticas de manejo sitio especifico en soja, que significa sembrar variedades determinadas según las condiciones de suelo, encontraron que con niveles de variabilidad intralote mayores a 200kg/ha y 600 kg/ha empezaron a ver respuestas en torno a 100 kg/ha con el manejo de densidad y genética variable.

Otro punto muy importante es la nutrición. En ese aspecto observaron que en lotes debajo de 15 ppm de P hay un 85% de probabilidad de encontrar respuestas a la fertilización que van entre los 250-300 kg/ha.

Un punto no menor es la calidad de siembra, dado principalmente por la calidad de la semilla, condiciones de siembra y la tecnología de la maquinaria, que impacta directamente con el coeficiente de logro, desuniformidad espacial y temporal. “Ya hace varias campañas venimos realizando ensayos correspondientes para medir el efecto de cada una de las variables antes mencionadas, encontrando resultados muy satisfactorios desde la mejora en el coeficiente de logro (+9%), como así también respuestas en rendimientos en torno al 8-9%”, destacaron.

Estos nuevos enfoques desde la mejora genética, biotecnologías, prácticas agronómicas innovadoras, entendimiento del ambiente y la transformación y vinculación digital permiten optimizar los recursos, aumentar la productividad, reducir errores, minimizar amenazas y potenciar el valor de los resultados obtenidos en un marco de sustentabilidad y sostenibilidad de los sistemas productivos.

En GDM cuentan con uno de los 3 programas de mejoramiento más grandes a nivel mundial, con escala globalizada y aplicando tecnologías de vanguardia y de última generación. “La escala amplia y globalizada nos permite entender y conocer cada ambiente y la interacción con nuestra genética”, se entusiasman.

El objetivo como compañía apunta a una estrategia multiplataforma, de manera de contar con un porfolio de productos sumamente competitivo en las diferentes tecnologías que aportan valor al agricultor.

Para esta próxima campaña presentaron seis nuevas variedades de soja para la marca DONMARIO, que superan a todos los testigos en su grupo de madurez.

DM 40E25 SE posee un altísimo potencial de rendimiento y gran estabilidad para su ciclo. Además, incorpora la tecnología Enlist STS para el control de malezas problemáticas.

DM 46E25 SE es la variedad con mayor potencial de rendimiento del mercado, superando en un 1,6% al testigo de referencia. Además, incorpora la tecnología Enlist STS para el control de malezas problemáticas.

DM 46R25 STS es una muy buena alternativa para lotes con baja presión de malezas. Su rendimiento es del 6% superior respecto a la DM46R18 STS.

DM 50E25 SE es la variedad que combina no solo una gran estabilidad, sino muy buen potencial de rinde, recomendada para ambientes más complejos de zona núcleo y buenos ambientes de zona centro. Se adapta muy bien al sur de Córdoba y San Luis, con excelente estabilidad en los peores ambientes. Además, incorpora la tecnología Enlist STS para el control de malezas problemáticas.

DM 60E62 SE supera en potencial de rendimiento entre 3-4% al testigo del mercado. Su mayor adaptación es en la franja central y norte del país. Además, incorpora la tecnología Enlist STS para el control de malezas problemáticas.

DM 70K70 SCE brinda excelente potencial de rendimiento y estabilidad, bien posicionada para el norte del país, combinando tecnología para el control de malezas y lepidópteros.

En la actualidad el productor necesita variedades que además de permitir un buen control de malezas y lepidópteros, maximicen la productividad. Estas seis opciones llegan para suplir esa demanda.



Fuente Clarin.com

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