Desde 2012, el turismo en la Antártida crece año tras año, según cifras del Ministerio de Defensa argentino. No es necesario pertenecer a grupos gubernamentales, científicos, militares o expedicionarios para visitarla. Cualquier persona puede hacerlo.
El Tratado Antártico, a través del Protocolo de Madrid, reconoce el turismo como una actividad legítima en la región, permitiendo que aquellos que buscan lo más extremo y diferente puedan experimentar la majestuosidad del continente blanco.
Sin embargo, sólo es accesible de octubre a marzo, cuando las temperaturas extremas de invierno -que pueden alcanzar los -70 °C- dan paso a un clima un tanto más agradable.
¿Cómo viajar a la Antártida?
La forma más común de viajar a la Antártida es en crucero desde Ushuaia, la ciudad más austral de Argentina. La popularmente conocida como la ‘Ciudad del Fin del Mundo’ se encuentra tan solo 1000 km del continente blanco.

También se puede partir desde Puerto Madryn en Chubut, Punta Arenas en Chile o tomar vuelos hasta la isla 25 de Mayo, en las Shetland del Sur, y luego realizar un crucero.
Otras formas de llegar desde la Argentina son en el avión Hércules de la Fuerza Aérea y el rompehielos ARA Almirante Irízar. Sin embargo, estas no son opciones abiertas al turismo.
¿Cuáles son las actividades que se pueden realizar en la Antártida?
La Antártida ofrece una variedad de experiencias únicas para los viajeros que buscan sumergirse en una aventura helada y el contacto con la naturaleza. Los desembarcos más populares se encuentran en el archipiélago de las islas Shetland del Sur y en el estrecho de Gerlache, al noroeste de la Península Antártica.

Entre las actividades más destacadas se encuentran los cruceros, que permiten recorrer el continente con la presencia de guías y conferencistas a bordo. Muchos de estos viajes incluyen la navegación por el Pasaje de Drake, que conecta Argentina con la Antártida y cuenta con algunas de las corrientes oceánicas más fuertes del mundo.
Para quienes buscan hacer actividades fuera de la embarcación, hay opciones como senderismo, paseos en kayak entre los témpanos, buceo, snorkel e incluso surf de remo. También es posible realizar campamentos, escaladas y expediciones a estaciones científicas operativas, donde se puede conocer de cerca el trabajo de los investigadores.
El avistamiento de fauna es otro de los grandes atractivos, con la posibilidad de observar colonias de pingüinos, gaviotas, petreles antárticos, focas y ballenas.

Además, la Antártida cuenta con lugares de gran valor histórico, como antiguas cabañas utilizadas por exploradores y la capilla más austral del mundo: Nuestra Señora de las Nieves, inaugurada en 1979 dentro de una cueva de hielo.
Cabe señalar que el turismo en el continente blanco está regulado por el Tratado Antártico y por la Comisión de Regulaciones para el Turismo Antártico (RCTA), que establece reglas y directrices que los visitantes y los operadores turísticos deben cumplir, con el objeto de garantizar que no se produzcan impactos adversos en el medio ambiente antártico ni en sus valores científicos y estéticos.