La primera línea de colectivos eléctricos comenzará a recorrer las calles de Buenos Aires desde este miércoles. Se trata de 12 ómnibus de 7 metros de largo (contra los 12 que miden los colectivos tradicionales), con capacidad para 13 pasajeros sentados y 30 en total que unirán Parque Lezama con Plaza San Martín.
El recorrido completo estará comprendido por una vuelta de 12.3 kilómetros y 36 paradas. La autonomía mínima que tienen es de 170 kilómetros y estarán conducidos por mujeres. Además, durante un período no determinado de prueba, serán gratis. Funcionarán todos los días entre las 5 y la 1, la frecuencia será de un ómnibus cada 10 minutos y el tiempo estipulado del recorrido entre cabeceras es de 40 minutos.
El objetivo del ministerio de Infraestructura del Gobierno porteño es sumar transporte público en un área en la que, por la construcción de los metrobuses del Bajo y la 9 de Julio, no habían quedado líneas de colectivos.
Sin bien los buses nuevos fabricados en China tendrán velocidad limitada porque recorren gran parte del Casco Histórico, en donde hay máximas de entre 10 y 20 kilómetros por hora ya que se debe evitar vibraciones y ruidos, pueden alcanzar una máxima de 60 kilómetros por hora en tramos en los que esté permitido. Cada unidad tiene un costo USD 257.400.
La empresa DOTA, que tiene 13 líneas de colectivos de las 31 que circulan en territorio porteño, se adjudicó la prestación del servicio. Fue la compañía que hizo la propuesta más conveniente, por sobre los grupos Flecha y Metropol.
La mayor parte del recorrido desde Plaza San Martín hacia Parque Lezama será por el eje Maipú-Chacabuco, hasta avenida Brasil. Y en sentido inverso utilizará Perú, un tramo de avenida Belgrano, Esmeralda, Bartolomé Mitre y San Martín.
La playa de carga se construyó en Elvira Rawson de Dellepiane y Brasil. La obra civil estuvo a cargo del Gobierno porteño, que la cedió mediante un convenio a título precario, provisorio y gratuito al operador del servicio, que debe hacerse cargo de los servicios del predio y el mantenimiento.
El desembarco de los primeros colectivos eléctricos es parte del proceso de modernización que encaró la Ciudad desde el año pasado, cuando se hizo cargo de las 31 líneas que funcionan solo en territorio porteño.
En ese sentido, en mayo se espera que comience a circular una unidad de prueba, de la línea 44, equipada a gas, el paso previo para la reconversión total a electricidad. Es que los colectivos con GNC son más baratos que los eléctricos y Buenos Aires hará el mismo recorrido que hicieron otras grandes ciudades, como Madrid.
La explicación está en los costos. Un colectivo eléctrico tiene un valor de entre us$ 550.000 y us$ 650.000, según estimaciones del mercado, y no se producen en la Argentina. En tanto que uno diesel sale menos de us$ 200.000 y los impulsados a gas entre us$ 200.000 y us$ 300.000. Respecto de otras ciudades de la región, la más avanzada en la materia es Santiago de Chile, que tiene en su red de transporte público 2.480 buses eléctricos.
En ese sentido, Clarín pudo saber que ya hay un acuerdo entre YPF y el grupo DOTA para instalar una planta para carga de hasta 250 vehículos a GNC.
Según datos oficiales, en la Ciudad se hacen 3.6 millones de viajes diarios: el 43% son en colectivo. Entre las 31 líneas hay 1.691 unidades. El primer paso que se dio fue comenzar a bajar los años de antigüedad de la flota para que no haya unidades con más de diez años.
También comenzó la instalación de asistencias a la conducción, que incluyen sistemas de frenado automático y cámaras de seguridad tanto en el interior como en el exterior de las unidades, que son monitoreadas en tiempo real.
Por otro lado, se incrementaron los controles de alcoholemia y narcotest a los choferes en las estaciones cabeceras de cada línea y se trabaja en la reconfiguración de recorridos para “hacer más eficiente” el sistema.
La Ciudad puso como plazo junio para que todos los colectivos porteños tengan instaladas validadoras de pago que admitan, además de la SUBE, tarjetas de crédito y débito y sus similares desde las billeteras de los teléfonos móviles.
El cambio tecnológico comenzó por la línea 44. Y la secretaría de Transporte de la Nación, a través de SUBE, cambió las máquinas de otras 27 líneas. Por eso, además de la 44, las líneas 7, 25, 26, 42, 65, 76, 84, 90, 99, 106, 109, 115, 132, 4, 6, 12, 23, 34, 39, 44, 50, 61, 62, 68, 102 y 107 ya admiten diversas formas de pago.
Por decisión del Ejecutivo porteño, el boleto sufrió aumentos desde marzo, cuando sufrió una suba del 10%. A partir de ese momento, hay incrementos mensuales del 2% más el Indice de Precios del Consumidor (IPC), que hicieron que el valor del mínimo se vaya, desde el jueves pasado, a $ 450,63, contra 371,13 de las empresas de jurisdicción nacional (cruzan de Capital a Provincia), un valor congelado desde agosto del año pasado para evitar el impacto en la medición de los índices de inflación.
La Ciudad también está en plena licitación de otro servicio que será novedoso y eléctrico: el Trambus, un sistema de transporte que funciona con la lógica de un tranvía, con carriles exclusivos y paradores como los del Metrobus, pero impulsado por electricidad y sin la necesidad de construir catenarias de alimentación ni vías.