Este miércoles comenzaron las clases en el nivel secundario en la Ciudad de Buenos Aires, con casi 200 mil estudiantes volviendo a las aulas. Entre ellos, los alumnos de quinto año que vivieron un primer día diferente: el famoso “Último Primer Día” (UPD), una celebración que se instaló en los últimos años y que combina alegría con preocupaciones sobre consumo de alcohol y descontrol.

La tradición consiste en reunirse la noche anterior para festejar el inicio del último año de secundaria. Algunos lo hacen en parques, otros en salones alquilados. La previa se extiende hasta el amanecer, cuando los estudiantes llegan a la escuela en caravana, cantando y con banderas.

En Caballito, la zona de Primera Junta concentra al menos cinco colegios, por lo que cada marzo, desde que se instaló la costumbre del UPD, los vecinos padecen dos o tres madrugadas ruidosas. Es que los alumnos de quinto año de cada una de las escuelas hacen un recorrido por las otras para cantarles canciones y hacer sonar los redoblantes y los bombos.

Este miércoles por la mañana, a las 6.50 se oyeron los primeros ruidos. A los chicos, que venían de pasar la noche en el Parque Chacabuco, o en salones que se alquilaron para los UPD, se sumaron los bocinazos de automovilistas impacientes que se exasperaron porque el festejo también trajo aparejados algunos cortes momentáneos de tránsito.

En el UPD también son protagonistas los padres. Esta mañana se vio, sobre la avenida Rivadavia, una caravana de autos y adultos que se bajaban para sacarles fotos a sus hijos, que además de cantos y bombos desplegaban banderas y bengalas de humo azules, a tono con el color de las remeras de los uniformes escolares.

Sin embargo, no todos los festejos fueron iguales. En el Instituto de Formación Educativa e Integral (IFEI) de Parque Patricios, un grupo de padres organizó el UPD en un salón alquilado para evitar excesos en la previa. “Nosotros contratamos un lugar que se llama Jaquemate. Los chicos se reunieron en la puerta del colegio y los llevamos en un micro. La idea era que no tomaran antes, porque en el evento ya les iban a dar alcohol”, explicó Sandra De León, una de los adultos responsables.

Sin embargo, la madrugada terminó con algunos incidentes por consumo de alcohol. “Nos reunimos con otros colegios Boedo y San Cristóbal y ahí sí había chicos que habían tomado antes. Tipo 3 de la mañana, ya había varios descompuestos, así que decidimos cortar la barra por media hora y llamar a las familias de los que estaban más alcoholizados para que los retiraran”, relató.

Pero eso no fue todo. Un imprevisto complicó aún más la situación: un apagón masivo afectó gran parte de la ciudad. Los estudiantes de quinto año del IFEI habían sido autorizados a entrar a las 8.30 para evitar cruzarse con el resto del colegio y poder cambiarse después del festejo. Sin embargo, al llegar, se encontraron con el edificio completamente a oscuras.

A las 8.20, después de esperar un buen rato, finalmente les avisaron que las clases quedaban suspendidas. “Desde las 4 de la mañana estaban sin luz ni agua, y como también hay nivel primario y jardín, no podían calentar la comida ni usar los baños”, explicó Verónica, madre de una alumna que festejaba el UPD.

Qué dijo el Gobierno porteño sobre el UPD

Desde el Ministerio de Educación porteño le aseguraron a Clarín que no hubo inconvenientes en ninguna de las escuelas, tanto privadas como públicas, y que no se registraron situaciones que requirieran atención.

Este año, el Gobierno de la Ciudad implementó una nueva medida para promover un UPD más responsable. Los estudiantes que llegaran al primer día de clases en condiciones inapropiadas o se comportaran de manera indebida no podrían quedarse en las escuelas. En esos casos, las familias serían notificadas para que se acercaran a la institución a retirar a los chicos, a quienes se les aplicaría una falta.

El Ministerio de Educación también impulsó alternativas más seguras para festejar, como UPD sin alcohol o celebraciones dos días antes del inicio de clases. Otra de las sugerencias fue organizar un recibimiento especial en los colegios, con actividades como un desayuno.

Según explicaron, la medida tenía como objetivo garantizar la seguridad de los estudiantes y las escuelas, y también pidieron a los directores de las instituciones educativas que refuercen la comunicación con las familias para motivarlas a apoyar a sus hijos en una celebración más responsable.



Fuente Clarin.com

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