¿Qué más hacer para que las facturas de electricidad no lleguen tan pesadas? Frente al desafío de ahorrar energía, hay un aparato que suele pasar inadvertido, pese a que puede generar sobreconsumos evitables muy relevantes: la heladera.

Este electrodoméstico, infaltable en cualquier hogar, no tiene fama de gastar mucha energía. Y sin embargo, al estar siempre prendido -365 días el año, 24 horas al día-, termina siendo el que más pesa.

Según una investigación realizada por expertos de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), el 21% del consumo eléctrico anual total de un hogar típico del AMBA se explica por la heladera.

Su impacto en el bolsillo, así, supera al del aire acondicionado (17% del gasto anual), la iluminación (11%), los calefactores (7%), computadoras (7%), televisores (6%), lavarropas (3%) y todo el resto de los electrodomésticos.

Desenchufar la heladera, por supuesto, no es una opción (salvo al salir de viaje). Pero hay varias medidas concretas que los usuarios pueden tomar para reducir su consumo de inmediato. En ciertos casos, son simples cambios de hábitos capaces de hacer la diferencia.

A continuación, una guía con 6 consejos prácticos para que la heladera gaste menos energía, basada en las indicaciones al respecto de la Secretaría de Energía, el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE), el área de Ingeniería en Energía de la UNSAM, las distribuidoras Edenor y Edesur, y fabricantes de equipos.

Es posible conservar igual, gastando menos, ¿pero cómo? Foto: Shutterstock.Es posible conservar igual, gastando menos, ¿pero cómo? Foto: Shutterstock.

1. Ubicar mejor la heladera

Lo primero es preguntarse si la heladera está en el mejor lugar posible, teniendo en cuenta que el consumo óptimo de energía se da cuando funciona en un lugar fresco y seco, bien alejada de fuentes de calor (como el horno) y sin exposición directa al sol.

El refrigerador, además, debería quedar claramente separado de paredes, techo y muebles por al menos 15 centímetros, para facilitar su ventilación y aumentar el rendimiento.

2. Ocuparse del mantenimiento

Es clave revisar con frecuencia los burletes de las puertas y reemplazarlos enseguida si se rompen, deterioran o endurecen, para evitar que se produzca una filtración constante hacia el exterior del aire frío que tanto cuesta generar.

Asimismo, es fundamental mantener libre de polvo la parte trasera de la heladera, limpiando bien ese sector al menos una vez al año.

Por su parte, en modelos sin tecnología no frost, no hay que olvidarse de descongelar regularmente la heladera para evitar que se forme hielo en las paredes interiores: una capa de sólo 3 milímetros eleva el consumo hasta un 30%.

3. Adecuar el termostato

Cada heladera tiene un regulador que permite seleccionar el nivel de temperatura deseada y un error común es llevarlo al máximo, pidiéndole al aparato que enfríe más de lo necesario.

En general, con 5° a 3°C es suficiente. Tener en cuenta que, por cada grado que se baje el termostato, el consumo de energía puede aumentar cerca de un 5%.

4. Mejorar hábitos de uso

Tomar conciencia de que cada apertura de la puerta cuesta dinero. Si la heladera se abre menos veces en el día y por el tiempo mínimo necesario, se reducirán estas pérdidas de frío, que explican entre 5% y 10% del consumo eléctrico del aparato.

Otras costumbres positivas a incorporar son:

  • No meter alimentos calientes, ya que la heladera gastará más energía para enfriarlos.
  • Dejar espacio entre los alimentos, para no bloquear los flujos de aire en el interior
  • Descongelar en la heladera todo lo que se saque del freezer, para aprovechar el frío liberado.

5. Guardar mejor los alimentos

Almacenar los alimentos en recipientes cerrados evita que se genere humedad dentro de la heladera y eso ayuda a disminuir el uso de energía. Además, así, la comida se conservará mejor.

Ordenar y acomodar los alimentos prolijamente, de forma tal que queden bien visibles, permitirá a su vez que las aperturas de la puerta duren menos tiempo.

La comida, mejor en tuppers bien cerrados y acomodados. Foto: Shutterstock.La comida, mejor en tuppers bien cerrados y acomodados. Foto: Shutterstock.

6. Cambiar heladeras obsoletas

Por el rápido avance tecnológico, hoy se consiguen heladeras que logran funcionar gastando sólo la mitad o incluso un tercio de la energía que las fabricadas hace más de 10 o 15 años.

Las más ahorrativas son las que tienen las tecnologías Inverter y no frost (anti escarcha), y las que llevan en su etiqueta de eficiencia energética las categorías más altas: A+, A++ o A+++.

Al respecto podés leer: Cómo elegir una heladera: qué mirar además del precio para no comprarte un problema.



Fuente Clarin.com

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *