Uno quiere, el otro no… ¿cómo se resuelve este dilema sexual? El desequilibrio libidinal es causa de conflicto vincular, explicó a Clarín el médico psiquiatra y sexólogo Walter Ghedin. Cuando esto sucede, un beso, una caricia o cualquier gesto suelen interpretarse como una propuesta sexual para quien tiene el deseo más bajo.
“La asociación entre expresiones de afecto y sexo es inevitable, tanto que quien no tiene deseo se aleja cada vez más de cualquier contacto”, sostuvo el especialista, al tiempo que insistió: “La interpretación que se hace de esa conducta se naturaliza como una verdad: ‘si se acerca, quiere sexo’”.
Causas de la libido baja
Ghedin detalló que el deseo sexual es tan variable y dinámico que puede experimentar cambios a lo largo de toda la vida, por diferentes factores. “Si bien las causas orgánicas (enfermedades físicas, postparto, cambios hormonales, fármacos, etc.) son importantes, mucho más frecuentes son las causas psicológicas”.
Entre ellas, mencionó al estrés, las responsabilidades diarias, la exigencia, la autoimagen, la estima, el grado de valoración del erotismo y de la actividad sexual, las ideas preconcebidas y las religiosas, los problemas vinculares y los modos que tiene la pareja de encontrase sexualmente.
Ansiedad anticipatoria libidinal
El sexólogo explicó que se denomina ansiedad anticipatoria libidinal a la expectación o estado de alerta a la hora de tener sexo. Esto afecta tanto a hombres como a mujeres y compromete las primeras etapas del encuentro: el acercamiento, el deseo y la excitación (es decir, la lubricación o la erección).

La ansiedad anticipatoria libidinal se observa en hombres con disfunciones sexuales en la erección y en la eyaculación y en mujeres con poca lubricación o con anorgasmia, añadió. Este estado de alarma impide estar más relajados y concentrarse en las sensaciones placenteras.
En síntesis, el cuerpo está tenso y el acercamiento sexual es vivido como una amenaza. Cuando aparece la ansiedad anticipatoria no sólo la libido baja, también aparecen enojo y rechazo a todo acercamiento.
Según el médico, muchas veces la sexualidad es proclive a quedar encasillada en reglas fijas, como si lo conocido fuera garantía de que las cosas van a funcionar y, cuando esto no sucede, se recurre a pensamientos que se naturalizan como certezas: “ya no le resulto atractiva”, “llevamos muchos años en pareja, es normal que esto suceda”, “con la vida que vivimos no tenemos tiempo para pensar en sexo”; “siempre hacemos lo mismo y eso no va a cambiar”, “cree que con tocarme un poco me voy a excitar”, etc.

Modelos de relación
Ghedin destacó que “no existe un modelo de relación que sea garantía de un encuentro sexual satisfactorio; por lo tanto, no sirve valerse de esquemas preconcebidos que en otros pueden funcionar. Las redes sociales, la pornografía y los comentarios exitosos de amigas o amigos suelen mostrar un mundo sexualizado que no guarda relación con la realidad de la pareja, aumentando aún más la decepción”, agregó.
Las parejas deben buscar cuál es su estilo, su forma, sus códigos de encuentro (en general y sexual). No existen modelos externos ni tampoco sirve compararse con lo que otros hacen. “La responsabilidad sexual es solo de la pareja y se gesta en la intimidad de cada uno y del vínculo”, enfatizó el sexólogo.
10 recomendaciones para enfrentar los problemas de libido en la pareja

- Descartar causas físicas o farmacológicas que pueden bajar el deseo sexual.
- Considerar que la libido no es uniforme, tiene sus variaciones a lo largo de la vida.
- Apelar a una comunicación franca en momentos de descenso libidinal.
- No dar lugar a pensamientos que obturen saber la verdad de lo que está ocurriendo.
- No dejar que este problema se convierta en una disfunción y se cronifique.
- Estar atentos: es frecuente que los pensamientos negativos dañen la autoestima, la autoimagen, los sentimientos y los vínculos sociales.
- No confundir adicción sexual con deseo sexual alto. La adicción sexual es una compulsión; por lo tanto, la persona que la sufre siente el impulso de tener una experiencia sexual urgente, imposible de dominar: ver porno, masturbarse o a tener relaciones casuales, siempre imperiosas. En este caso no hay erotismo, solo existe una necesidad de descarga de tensión sexual.
- El deseo sexual alto es tener ganas de contacto erótico, pero puede controlarse; es decir, puede postergarse, no es imperioso. La valoración de deseo sexual alto no implica que sí o sí debe tener relaciones, puede activarse con estímulos visuales o táctiles. Cuando no existe patología de personalidad o sexual la persona regula esas sensaciones.
- Las parejas deben buscar su propio modelo de erotismo, acercarse sin ánimo de genitalidad, sólo por el hecho de estar juntos, abrazados, besándose o acariciándose. Vencer esos miedos premonitorios requiere de cuerpos que se junten y prueben modos eróticos no intimidantes.
- Las diferencias en la libido son un problema sexual por resolver juntos, de ninguna manera se debe culpar ni reprochar al otro por su deseo.