Las semillas de chía son consideradas un superalimento por sus propiedades nutricionales, un verdadero tesoro que en los últimos años do popularidad en los últimos años gracias a la gran cantidad de beneficios que brinda para la salud.
Se sabe que un cambio de hábitos y actividad física deben ir acompañados por una alimentación saludable, afirman los expertos. De allí la importancia
La chía es una semilla especialmente rica en ácidos grasos omega-3 de origen vegetal, pero además los aporta junto a ácidos grasos omega-6 en la proporción ideal para el organismo, resume MedlinePlus, la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
Además resulta una buena fuente de minerales como el calcio, el magnesio y el boro. Y posee un alto contenido de fibra, tanto soluble como insoluble, clave para la saciedad y regular el tránsito intestinal.
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Cómo aprovechar al máximo sus múltiples cualidades para la salud.
Un dato para tener idea: 30 gramos (unas dos cucharadas) puede contener hasta 12 gramos de fibra.
Los efectos beneficiosos de las semillas de chía frente al colesterol o la hipertensión, que repercuten directamente en la salud cardiovascular, están respaldados por la evidencia científica, según una revisión de estudios publicada en Journal of Food Science and Technology.
Las bondades de la chía se deben al elevado contenido en omega-3, un ácido graso esencial con propiedades antiinflamatorias, antitrombóticas y vasodilatadoras que ayuda a regular la presión arterial y el colesterol en sangre: disminuye las lipoproteínas LDL y aumenta las HDL.
Ayudan su elevado contenido en fibra y la presencia de beta-sitosteroles, unos compuestos de las plantas que resultan beneficiosos en enfermedades coronarias y frente al colesterol alto.
La dosis adecuada de la chía es de una cucharadita al día.
Con el objetivo de aprovechar los mencionados beneficios del mucílago, debe activarse primero dejando reposar por media hora en un vaso con agua, o hasta que lo desprendan.
También puede usarse molida en forma de harina, para incorporarse en batidos o también en panes, explican en Ecología verde.
Otra de las recetas más fáciles de incorporar estas semillas es el agua de limón con chía, al estilo limonada.
Pero, por supuesto, hay más: otra manera es el budín de chía para desayunar. Se llena medio vaso de semillas de chía y se agrega jugo de frutas o leche vegetal la noche anterior. Se tapa y se lleva al congelador para tenerlo en el punto justo la mañana siguiente.
Otras opciones también son:
Además de los beneficios que ofrecen las semillas de chía en cuanto a la salud cardiovascular, aparecen otros que también resultan muy positivos para la salud. Y son los siguientes:
Regular el tránsito intestinal. La alta concentración de un tipo de fibra soluble que crece en contacto con el agua, hace que multipliquen por diez su tamaño en el tracto digestivo y que presionen las paredes intestinales. Así estimulan el peristaltismo o movimiento de los intestinos y mejoran el estreñimiento. Esos mucílagos (fibra) lubrican el tubo gastrointestinal, lo que facilita la expulsión de las heces.
Combatir la diabetes. La chía ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre en general, dado que la fibra captura parte de esos azúcares y los libera lentamente para que haya picos de glucosa e insulina en sangre.
Efecto antioxidante. Posee una alta concentración de fenoles, unos antioxidantes que frenan hasta el 70% de la actividad de los radicales libres. Su efecto apunta directamente a prevenir el envejecimiento prematuro de la piel y a reparar tejidos musculares.
Ayuda a perder peso. Como estas semillas llenan el estómago producen sensación de saciedad gracias a su gran capacidad de absorber líquidos. Y debido a su función respecto de los niveles de azúcar en sangre, es una aliada frente a la chance de antojos de dulces.
Cuidar los huesos. Con solo 30 gramos de chía obtenemos el 20% de la cantidad de calcio recomendada, un mineral indispensable para mantener la masa y estructura ósea.