En el corazón de la provincia de Jiangsu, el Centro de Innovación de Escenarios “Cero Carbono” de Changzhou emerge como un faro de sostenibilidad, demostrando cómo las ciudades del futuro pueden prosperar sin comprometer el medio ambiente.

Con tecnologías pioneras que van desde paneles solares flotantes hasta edificios que generan su propia energía, el centro redefine lo que significa crecer de manera sustentable en el siglo XXI.

Este laboratorio viviente no solo demuestra cómo China pretende alcanzar la neutralidad de carbono para 2060, sino que también ofrece lecciones valiosas para países de América Latina que buscan avanzar hacia un desarrollo sostenible sin sacrificar crecimiento económico.

El concepto de “cero carbono” va mucho más allá de una simple etiqueta ecológica. Representa una transformación radical en cómo se produce, se consume y se vive, con impactos medibles en la economía, la salud pública y el medio ambiente.

En el Centro de Innovación de Escenarios “Cero Carbono” de Changzhou, este principio se aplica de manera integral, demostrando que la sostenibilidad y el progreso pueden coexistir. Pero, ¿qué significa realmente ser “cero carbono” y por qué debería importarle a países como Argentina?

El término “cero carbono” (o carbon neutral) se refiere a alcanzar un equilibrio entre las emisiones de carbono generadas y las eliminadas de la atmósfera. Esto se logra mediante la reducción de emisiones, es decir utilizando energías limpias, mejorando la eficiencia energética y adoptando tecnologías bajas en carbono.

Y en otros casos con inversiones en proyectos que capturen o eviten emisiones, como reforestación o energía renovable.

Los beneficios de aplicar estos avances tecnológicos de “Cero Carbono” apuntan a generar resultados económicos a largo plazo. Por ejemplo, las empresas que adoptan energías renovables (como el hidrógeno verde o la solar flotante) reducen su dependencia de combustibles fósiles, cuyos precios son volátiles.

Los autobuses eléctricos de hidrógeno que circulan en el centro son parte de una estrategia nacional: China produce el 40% del hidrógeno verde global y planea tener 50,000 vehículos impulsados por este combustible para 2030.

Y ya se pueden ver pruebas de que esta innovación genera efectos positivos en Beijing, la capital del gigante asiático, que redujeron un 40% su polución tras implementar buses eléctricos y energías limpias.

También, genera mejoras en la salud pública dado que la contaminación del aire causa 7 millones de muertes prematuras al año, según datos de la OMS. Entonces, menos emisiones significarían menos enfermedades respiratorias y cardiovasculares.

Las Infraestructuras “cero carbono” (como edificios con reciclaje de agua) resisten mejor a ciertos fenómenos y eventos climáticos. como sequías o inundaciones. La escasez de agua afecta la generación de energía hidroeléctrica y el suministro para la población. Como solución, se instalan sistemas de reciclaje de agua en edificios que permiten reutilizar aguas grises para riego o sanitarios.

A su vez, la energía solar o eólica no dependen de recursos hídricos, a diferencia de las centrales térmicas o hidroeléctricas.

El Centro de Changzhou, por otra parte, genera su propia energía, ahorrando millones en electricidad anual. Esto quiere decir que las construcciones del centro son autosuficientes.

También fue construído con materiales bajos en carbono: hormigón con cenizas volantes (residuo de carbón) y acero reciclado reducen la huella de construcción en un 60%. Y además cuentan con techos verdes que mejoran el aislamiento térmico y absorben dióxido de carbono.

El centro opera con energía totalmente limpia, gracias a una combinación innovadora de tecnologías: Paneles solares flotantes: Instalados en espejos de agua, maximizan la generación sin ocupar tierra útil. Turbinas eólicas en miniatura: Diseñadas para entornos urbanos que aprovechan hasta las brisas más leves.

Y hay un dato clave que apunta directamente contra los efectos del cambio climático. Es que este sistema ya redujo más 4,500 toneladas de dióxido de carbono anuales y esto es equivalente a plantar 250,000 árboles.



Fuente Clarin.com

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