El invierno se hace sentir y, con él, la necesidad de mantener la casa cálida sin que eso implique un gasto desmedido. Cada vez más personas optan por artefactos eléctricos para calefaccionarse, aunque no todos saben cuál conviene realmente. Es importante tener en cuenta cuánto consume y cómo ese consumo se traduce en la boleta de luz.

A la hora de elegir un calefactor, no alcanza con que caliente rápido o sea barato. Hay que pensar en el uso diario, en la eficiencia energética y en el tamaño del ambiente. Un artefacto que parece económico puede terminar saliendo caro si gasta demasiada energía. Por eso, es fundamental tener en cuenta algunos consejos.

No todos los equipos eléctricos calientan igual, ni consumen lo mismo. Los caloventores, por ejemplo, son compactos y accesibles, pero su consumo ronda los 2,0 kWh por hora, lo que los convierte en los menos eficientes. Se recomienda usarlos solo por períodos cortos o en espacios reducidos, ya que pueden generar grandes subas en la tarifa de energía.

Por otro lado, también están las estufas de cuarzo (de dos velas), con un consumo de 1,20 kWh por hora, ofrecen calor instantáneo, pero elevan rápidamente el gasto energético.

Estos artefactos son muy utilizados en lugares chicos o para usos breves, pero poco convenientes para calefacción prolongada o casas grandes con muchos ambientes. Se recomiendan utilizar otro tipo de estufas para protegerse del frío a largo plazo.

Si el objetivo es mantener el confort sin pasarse con el gasto, hay alternativas más eficientes. Los paneles eléctricos de bajo consumo, por ejemplo, tienen un consumo aproximado de 0,60 kWh por hora y funcionan bien en ambientes medianos. No requieren instalación compleja y son una de las opciones más buscadas para un uso sustentable.

Los radiadores eléctricos estándar también ofrecen una buena relación entre eficiencia y confort, con un consumo estimado en 0,96 kWh por hora. Son ideales para calefaccionar de forma constante y sin picos de temperatura.

En cuanto al aire acondicionado en modo calor, puede ser una buena opción si se usa con criterio. Configurado a 20 °C, su consumo es de unos 1,01 kWh por hora. Es importante no elevar mucho la temperatura, ya que por cada grado extra, el gasto puede aumentar entre un 7% y un 9%.

Por último, el aire acondicionado con tecnología inverter representa la opción más eficiente a largo plazo. Aunque cuesta más que uno tradicional, permite reducir hasta un 40% del consumo eléctrico, por lo que se amortiza con el uso sostenido.

Elegir bien cómo calefaccionarte puede hacer una gran diferencia en tu consumo y en tu bolsillo durante todo el invierno.



Fuente Clarin.com

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