Al momento de elegir un aire acondicionado para el hogar, los compradores no siempre se toman el trabajo de averiguar qué capacidad de refrigeración necesita el ambiente que pretenden climatizar. Cuántos watts o frigorías por hora necesitan.

Se sabe que un dormitorio requiere un equipo chico, ¿pero qué tan pequeño? ¿De 2300 o de 3000 frigorías? Asimismo, en un amplio living comedor es obvio que habrá que instalar un aire de mediano a grande, ¿pero de 4.500, 5500 o 7500 frigorías?

Según los especialistas, conocer el valor ideal para cada espacio requiere un cálculo cuidadoso que tome en consideración no solamente las medidas del lugar.

Advierten además que, si la cuenta se hace mal o se toma una decisión simplemente “a ojo”, el peligro es terminar instalando un aparato equivocado. Lo cual podrá costar muy caro, tanto si fuera demasiado poderoso como si le faltara poder.

“Si compramos un equipo con capacidad insuficiente, probablemente no logremos sentir el confort que esperamos del aire acondicionado y se fuerza al equipo a trabajar constantemente para lograr la temperatura deseada, generando mayor consumo energético”, explican a Clarín en Midea, una conocida marca de acondicionadores.

“De la otra forma, si compramos un equipo con capacidad excesiva, estaremos gastando de más, por lo que es muy importante hacer este cálculo antes de decidirnos por el modelo a comprar”, añaden.

A mayor capacidad, más caros resulta comprarlos. Foto: Shutterstock.A mayor capacidad, más caros resulta comprarlos. Foto: Shutterstock.

¿Cómo se determina la capacidad necesaria para acondicionar un ambiente?

Los técnicos indican que, para elegir el modelo más adecuado, lo más básico es medir con precisión las dimensiones del espacio, considerando tanto el largo y el ancho como la altura.

Pero conocer el volumen a acondicionar es sólo el primer paso, y el más sencillo. Porque luego habrá que incluir en la ecuación cuánto calor se genera en el ambiente por distintas causas. “Eso va a ser determinante en la elección del equipo”, dicen en Midea.

Así, por ejemplo, la capacidad necesaria de un aire será mayor si se necesita instalarlo en ambientes con:

  • Más personas presentes, ya que cada una irradia calor constantemente.
  • Más ventanas y de mayor tamaño, dado que reducen el aislamiento térmico.
  • Paredes y techos expuestos al sol directo.
  • Artefactos y lámparas que liberan calor al funcionar.

El clima de la zona, asimismo, será otro factor muy relevante para incluir en la cuenta, con un mayor requerimiento de frigorías para las regiones del país más cálidas que para las más templadas.

¿Cómo calcular cuántas frigorías o watts debería tener un aire acondicionado?

Según Salvador Gil, doctor en Física y experto en eficiencia energética, para tener un rendimiento óptimo y evitar derroches de energía, resulta crucial elegir un equipo con la capacidad justa que demanda el ambiente: ni muy pequeño ni demasiado grande.

“Este cálculo es en general complejo, y es bueno que lo realice un especialista, pero para tener una primera aproximación de la potencia que necesitamos, puede hacerse en forma simple“, comenta Gil, quien dirige la carrera de Ingeniería en Energía de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM).

El método que sugiere comienza por revisar que el lugar esté lo más aislado posible y continúa con la siguiente cuenta:

  1. Tomar el volumen en metros cúbicos (m3) del ambiente a climatizar, que se obtiene multiplicando la medida en metros (m) del largo, el ancho y la altura.
  2. Multiplicar el volumen por 50, 60 o 70. En regiones templadas (como el AMBA), hacerlo por 50. En zonas más cálidas (como el norte de Córdoba y de Entre Ríos), por 60; y en las muy calurosas (como Misiones, Chaco o Formosa), por 70.
  3. Se obtiene así un valor que representa la potencia mínima en watts que se va a necesitar.
  4. Sumar 100 watts por cada persona que estará presente en el lugar habitualmente.

Así, por ejemplo, para una habitación con dos personas de 3 m de largo, 3 m de ancho y 2,8 m de altura en CABA, haría falta un aire que ofrezca al menos 1.450 watts. Cifra a la que se llega multiplicando los 25 m3 de volumen por 50 (por ser zona templada) y agregando 200 watts por los ocupantes.

“Como los equipos más chicos que se consiguen son los de 2.600 watts, uno de estos podría ser una buena opción para una habitación con aquellas dimensiones”, cierra el experto.

El aire debe tener la capacidad justa que requiere el ambiente. Foto: Shutterstock.El aire debe tener la capacidad justa que requiere el ambiente. Foto: Shutterstock.

¿Cómo saber cuántos watts o frigorías puede entregar un aire acondicionado en venta?

Normalmente la capacidad de cada equipo aparece destacada en las tiendas físicas y online, tanto en watts como en frigorías. De todos modos, para chequear que los valores exhibidos sea los correctos, conviene mirar la etiqueta de eficiencia energética.

En ese sticker que lleva cada equipo, entre otra información muy importante, aparecen la capacidad de refrigeración y la capacidad de calefacción, según señalan a Clarín en el IRAM, Instituto Argentino de Normalización y Certificación.

Esos datos, en la etiqueta, aparecen expresados en kilowatts (kW), que equivalen a 1.000 watts. Entonces, por ejemplo, si el aire ofreciera 2.600 watts de capacidad, la etiqueta dirá 2,6 Kw.

“Para conocer el número de frigorías o kilocalorías por hora, hay que multiplicar por 860 los kW que figuran en la etiqueta”, indican en IRAM. Así, por ejemplo, 2,6 watts representan más de 2.200 frigorías y 5,1 watts son casi 4.400 frigorías.

¿Cómo calcular de forma automática la capacidad que necesita un acondicionador?

Para facilitar la tarea, varios fabricantes de aires ofrecen en sus páginas web programas fáciles de usar para calcular al instante la capacidad de enfriamiento que debería tener el equipo a instalar en un determinado espacio.

En el Calculador de Frigorías de Midea, por ejemplo, hay que seleccionar:

  • Cómo es el clima en la zona: templado, cálido o muy cálido.
  • La antigüedad del edificio: nuevo, de más de 10 años o de más a 50 años.
  • El tipo de habitación: living, dormitorio, oficina o comercio.
  • Las medidas del ambiente: largo, ancho y altura.
  • Qué hay por encima: un espacio habitado, un tejado o una terraza.
  • Qué hay por debajo: un espacio habitado, tierra o un sótano.
  • Cómo son las paredes: cuáles dan al exterior, si tienen ventanas y de qué medidas.
  • La orientación del ambiente y cómo le pega el sol.
  • La cantidad de personas que lo habita.
  • El tipo de iluminación (incandescente, fluorescente, halógena o LED) y su intensidad (baja, media o alta).
  • El equipamiento: si hay artefactos como TV, PC, impresoras, equipos de audio y otros.
Hay webs que revelan la cantidad óptima de frigorías para cada habitación. Imagen: Captura.Hay webs que revelan la cantidad óptima de frigorías para cada habitación. Imagen: Captura.

Tomando en cuenta toda la descripción, el software entonces revela la capacidad necesaria en kW y en frigorías, y recomienda los equipos más adecuados. Todo en segundos.

Otras calculadoras que los compradores pueden emplear son las de marcas como BGH, Carrier y Electra.

¿Qué más hay que mirar al comprar un aire acondicionado?

La etiqueta de eficiencia muestra otros datos clave que los especialistas recomiendan revisar y comparar. Los principales son:

1. La eficiencia en modo frío. Se marca sobre una escala de letras que va de la D (en rojo, para los más gastadores) a la A+++ (en verde, para los más ahorrativos). Los equipos que mejor aprovechan la energía son los calificados con las clases A+, A++ y A+++. Tener esto en cuenta permite enfriar un mismo espacio incluso a la mitad del costo.

2. La eficiencia en modo calor. Aires que son muy eficientes cuando refrigeran no siempre tienen una alta calificación como calefactores. Se aconseja, entonces, chequear si para calor son A, B o C, siendo la A mejor opción.

3. La tecnología del compresor. La etiqueta aclara si el equipo es de los tradicionales “on-off”; o si cuenta con el sistema Inverter, que se considera más avanzado porque ahorra mucha energía, pero también porque disminuye el ruido y aumenta el confort.

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Fuente Clarin.com

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