El caso $LIBRA ha reavivado el debate sobre la credibilidad de los proyectos cripto. Muchos lo ven como una confirmación de que todo en este mundo es un esquema Ponzi, pero esta generalización no es acertada. Si bien han existido fraudes de alto perfil, también hay proyectos serios que están transformando la economía digital con aplicaciones innovadoras.
Desde su creación en 2008, el blockchain y las criptomonedas han planteado una alternativa descentralizada a los sistemas tradicionales de pago. Una de sus primeras aplicaciones fue la transferencia de remesas. Una persona en Canadá puede enviar dinero a su madre en Jujuy sin pagar altas comisiones bancarias. Para muchas economías emergentes, donde el acceso a servicios financieros es limitado, esto ha sido clave. Las criptomonedas permiten realizar transacciones rápidas, seguras y de bajo costo.
Esta tecnología también democratizó las inversiones. Antes, participar en mercados financieros requería un broker y estructuras complejas. Con el blockchain, cualquiera con un teléfono móvil puede acceder a estos mercados en igualdad de condiciones con inversores en Nueva York o Londres. Esto, por supuesto, tiene su costado negativo: la falta de educación financiera ha llevado a algunos a caer en estafas y esquemas especulativos.
Otro aspecto disruptivo del blockchain es la llegada de los contratos inteligentes. Son acuerdos que se ejecutan automáticamente cuando se cumplen ciertas condiciones, eliminando intermediarios. Un ejemplo claro es el seguro de vuelos: si un vuelo se retrasa más de 20 minutos, el sistema puede reembolsar automáticamente al pasajero sin trámites burocráticos. También se usa en la trazabilidad de cadenas de suministro, asegurando transparencia y evitando la manipulación de datos.
Ethereum popularizó los contratos inteligentes y ha servido de base para aplicaciones como Kleros, un sistema descentralizado de resolución de disputas. En 2024, el Congreso de México reconoció legalmente esta metodología, abriendo un nuevo paradigma en la administración de justicia para conflictos de bajo monto. En Argentina, esta tecnología está empezando a implementarse en disputas vecinales y de consumo en el municipio de Lavalle, Mendoza.
El potencial del blockchain también se proyecta en la monetización de internet. Actualmente, gigantes tecnológicos como Facebook, YouTube o Twitter obtienen enormes ganancias gracias al contenido generado por los usuarios sin que estos reciban una compensación adecuada.
La descentralización podría cambiar esta dinámica, permitiendo que los creadores de contenido reciban pagos automáticos a través de contratos inteligentes y criptomonedas. Proyectos innovadores ya exploran este modelo, abriendo la puerta a un ecosistema digital más equitativo. Esto es lo que conocemos como la Web3, una nueva iteración de internet en manos de los usuarios.
A largo plazo, blockchain tiene el potencial de transformar la economía digital. No se trata solo de descentralizar las finanzas, sino de reconfigurar la forma en que interactuamos con la tecnología y distribuimos el valor económico.
Aunque aún estamos en una etapa de exploración, los casos de uso actuales demuestran que estamos ante una revolución que redefinirá los sistemas financieros y legales globales. Comprender la diferencia entre proyectos serios y esquemas fraudulentos es clave para aprovechar las oportunidades que esta tecnología ofrece y evitar caer en engaños que empañan su verdadero potencial.
Federico Ast es fundador y CEO de Kleros. Profesor del programa “La Disrupción del Blockchain” de la Universidad Austral.