Cada día suena más perturbado, apuñalado y trágico: cada vez que alguien pone Play, por ejemplo, a la canción Vivir así es morir de amor, la hondura de la interpretación de Camilo Sesto parece desbloquear un nuevo nivel de desgarro.
Por ese poder de eternidad -y a casi seis años de su muerte- el mito nacido en Alicante merecía algo más ambicioso que un recorte puntual de su carrera. Pero al menos una serie lo devuelve a la vida en un tramo artístico clave de su construcción: cuando puso el pecho al transgresor musical Jesucristo Superstar durante el último tramo del franquismo en la España de los ’70.
Camilo Superstar, ficción española de Atresmedia Televisión disponible en Flow, resucita a Camilo Blanes Cortés (su verdadero nombre), el baladista que el 8 de septiembre de 2019 conmocionó a los hispanoparlantes con su repentina muerte a los 72 años. Apenas cuatro capítulos, algo así como tres horas en total, en las que sobresale la fuerza e intensidad del protagonista, Alejandro Jato.
Jato, 31 años, de Vigo, cantante aficionado que participó de un capítulo de Vivir sin permiso y empezó a mostrar su pasta en Servir y proteger, engrandece la serie. Un desempeño actoral a la altura.
Si Luis Miguel, Sandro, Alejandra Guzmán, Gloria Trevi, Selena, Vicente Fernández y tantos iconos latinos de la música tuvieron su serie, la idea de sumar al catálogo a tamaño personaje suma justicia, sin embargo este intento no alcanza para narrar a ese imán que vendió más de 100 millones de discos y registró más de 500 canciones.
El cuento se centra en un hecho real y determinante en el camino laboral de Sesto, cuando decide adaptar, en plena dictadura, Jesucristo Superstar. Una gesta compleja, al principio una utopía. A pesar de los consejos de su entorno de desistir de aquella ópera rock, arriesga su patrimonio y su pellejo con otros tres “mosqueteros” que enfrentarán todo tipo de obstáculos.
El primer episodio lanza todo el conflicto: Camilo ve por primera vez el musical de Andrew Lloyd Weber, queda anonadado y se obsesiona con importarlo en un contexto político complicado. Busca una revolución cultural “de la España en blanco y negro”. Ya lo explica el protagonista en una línea: “El mundo está cambiando y yo quiero estar ahí”.

Todo arranca en noviembre de 1975. El “nuevo” Jesús se delinea los ojos a punto de salir a escena en tiempos en que las noticias indican que el dictador Francisco Franco ha muerto. Infiltrados intentan atentar contra ese “Mesías” de pantalones con pata de elefante.. Flashback inmediato y nos vamos entonces a 1972.
En ese salto en el tiempo vemos a Sesto asfixiado ya por la fama e involucrado con la Argentina. Chispazos de su llegada a América Latina, su aterrizaje porteño, su noche de pasión con Mirta (Paula Cancio), una muchacha rioplatense del programa Alta tensión. La popularidad no puede esperar y el muchacho canta enfermo en el teatro Odeón, Una bronquitis abre el debate: ¿Hasta dónde poner el cuerpo sin flagelarse?
Enseguida, aparece su fijación con montar un espectáculo al que su representante, José (Oscar de la Fuente), se niega. “¿Un musical de melenudos con Judas de protagonista? ¿Vamos a hacer política, quieres hundir tu carrera?”, lo increpa.

Su relación con Lucía Bosé (Eugenia Silva), los sabotajes profesionales, las desgracias ocurridas dentro de su equipo antes del gran “parto” artístico… No ocurre mucho más y la trama nos deja sabor a poco.
La productora ejecutiva de la miniserie ya había advertido que “no es un biopic ni una serie musical”. A pesar de la salvedad, aparece la sensación que la producción desaprovecha la oportunidad de ir más a fondo en ese enigma que significó Camilo e incluso de jugar poéticamente con la metáfora de Cristo. Eso sí, tiene a favor un excelente trabajo de casting y una recreación setentosa hipnótica.
“Esta es la historia de un muñequito rubio con nariz de zapatilla que quería ser Joselito, de un muchacho que era el alma de su barrio y el garbanzo negro de su profesor de matemáticas, el solista del coro y portero de su equipo de fútbol, esforzado pintor, soldado que cantaba a voz en grito los himnos patrióticos ante sus compañeros de batallón”. Así se describía el propio Camilo en su autobiografía, pero nada de esos mosaicos irrumpen en el producto.

La pregunta y la respuesta de ese libro biográfico (“¿Y en dónde está uno mismo? Dentro de nada, conciertos, aviones, teléfonos” se escarba poco en este drama sobre el gran competidor de Raphael, José José y Julio Iglesias.
“Compruebo constantemente cómo los demás, familiarizados con el reflejo profesional, terminan de confundir al individuo con la imagen que proyecta”, confesaba Camilo en sus memorias, y se refería a un ídolo como alguien “moldeado en el vacío, sin un eje interior, suplantador de Dios”. Quizás el problema sea haber moldeado esta serie sin narrar el vacío. Camilo Sesto merece una revancha.
Ficha:
Calificación: regular. Género: drama. Protagonista: Alejandro Jato. Dirección: Curro Novallas. Emisión: 4 episodios disponibles en Flow.