En una etapa de la historia en la que el tenis femenino necesita nuevos nombres, el de Solana Sierra aparece indefectiblemente. Con 21 años cumplidos hace menos de un mes, es la 101° tenista del mundo y sólo hay otras diez jugadoras de su edad o menores aún que la superan en el ranking. Al menos hasta hoy porque dentro de algo más de una semana, cuando se actualice la clasificación y la marplatense quede por lo menos en el top 70, habrá superado a varias de ellas.
En un sábado muy diferente en cuanto al clima -nublado, ventoso y hasta con una brisa bastante fresca- tras lo vivido desde el lunes en Londres, Sierra tuvo que estar en el All England al mediodía, antes del entrenamiento vespertino, para cumplir acciones para el torneo que le cambiará la carrera, sin duda.
Porque para Sierra habrá un antes y un después de Wimbledon 2025. En lo que se refiere al ranking, como ya fue contado, porque le cambiará la manera de encarar la segunda parte de la temporada por el acceso directo a casi todos los torneos, pero también en lo económico porque haber cosechado en un puñado de días más del doble de lo que había obtenido desde que es profesional modifica cualquier ecuación y hace ver el futuro de otra manera. Pero, sobre todo, para Sierra habrá un mañana diferente porque haber llegado a los octavos de final del torneo más importante del mundo la modificó como tenista. Definitivamente.
-¿Es así, Solana? ¿En qué sentís que cambiaste?
-En lo mental. El tenis siempre lo tuve y siempre sentí que estaba cerca. A este nivel todas las chicas juegan muy bien y yo sentía que podía competir con ellas. Pero ese cambio en lo mental fue la clave.
Sierra conversa con Clarín antes del entrenamiento. Edu Simo, uno de sus managers españoles, le alcanza el teléfono y la voz del otro lado de la línea suena fresca, genuina. Y feliz.
-¿Estás así? ¿Te sentís feliz?
-Estoy bien, muy contenta con los resultados que estoy teniendo acá. Además me pone muy feliz haber alcanzado este nivel en Wimbledon que es un torneo muy lindo por su historia, por su superficie.
-Dijiste que el mayor cambio se dio en tu aspecto mental. ¿Lo hiciste con ayuda de un profesional?
-No. No trabajo con psicólogo. No es que no me guste pero creo que el cambio tuvo que ver con la madurez que alcancé, con la competencia misma, con la acumulación de partidos, con la experiencia que ahora tengo.
-¿El cambio coincide con tu llegada a la academia de Rafael Nadal en Manacor?
-La academia es muy completa y tenés todo para poder entrenarte de la mejor manera. Es un equipo muy grande, de gente muy buena y muy amable donde son todos muy profesionales. Allí me siento muy protegida.
-También desde hace un tiempo te representa una empresa como Tennium. ¿Qué te dio para beneficiar tu carrera?
-Ellos son súper importantes para mí. Desde los 15 años estoy con ellos y son una gran ayuda para mi carrera.
-Además de tu equipo de trabajo estas acompañada por tu mamá. ¿Te gustaría tener ahora a alguien más de tu entorno más cercano?
-Capaz que tener a mi papá acá sería muy especial. Ellos dos son mis pilares desde muy chiquita y me han apoyado siempre. Y que me vean los dos acá, en esta instancia de un Grand Slam, sería muy especial para mí.
-Te metiste en la segunda semana de un Grand Slam por primera vez en tu carrera y sos la primera lucky loser en llegar a los octavos de final de Wimbledon. ¿Notaste algún cambio en el vestuario hacia vos?
-No, la verdad que no. Sí es cierto que las jugadoras que se llevan bien conmigo se pusieron felices por mí. “Bia” Hadad, la brasileña, que es una muy buena persona, estaba súper contenta.
-¿Quiénes te inspiran en el circuito? ¿A quién te gustaba parecerte y a quién observas más detenidamente ahora?
-Siempre digo que de chiquita miraba mucho a Serena Williams y es de ella la que más recuerdos tengo de mirar por la tele. Y ahora es Sabalenka la que más me gusta.
-Contra la alemana Laura Siegemund, 102° del mundo, tendrás la chance de avanzar un paso más. ¿Qué esperás?
-Va a ser un partido duro. Ella es una jugadora con mucha experiencia que viene de ganarle a Madison Keys, que está 8 del mundo y fue campeona de Australia. Pero voy a tratar de hacer lo que vengo haciendo en estos últimos partidos. Tendré que estar concentrada en mí y en mi juego, dar lo mejor y disfrutar.
Sierra termina la charla con una sonrisa. Otra más de las muchas que regaló -y se regaló- en Wimbledon. Este domingo irá por una aún más grande.