Audi lanzó uno de los modelos más esperados del segmento premium: el nuevo A5 sedán, reemplazante natural de un clásico de clásicos: el famoso A4.
Ojo, no hay que confundir este auto con el anterior A5 que contaba con carrocerías cupé, cabrio y Sportback, aunque mirándolo bien, por su corte fastback se parece más a este último que al tradicional A4 de tres cuerpos bien marcados (capó, cabina y baúl).
Su nombre tiene una razón de ser. Hace poco tiempo Audi decidió cambiar la nomenclatura de sus modelos, relacionando los números impares con aquellos vehículos propulsados con motores a combustión y los pares para los eléctricos.
Aunque teniendo en cuenta que las versiones híbridas prestan a confusión sobre si van con los pares o impares, la marca cambiaría en el corto plazo sus denominaciones. Sí, una vez más.
Más allá del detalle, lo que hay que saber es que el nuevo A5 llega en un buen momento del sector, con Audi dominando con el 40% del volumen de las tres marcas alemanas (las otras son BMW y Mercedes-Benz).
Para Conrado Wittstatt, presidente de Audi Argentina, si bien el mercado evidencia una franca recuperación “aún está lejos de las cifras históricas que supimos manejar”.
Sin embargo, el directivo destacó que gracias a las nuevas políticas “otra vez podemos comprar mercadería en nuestras casas matrices y tener un escenario de negocio más normal. Todo esto está siendo acompañado por la casa matriz, que nos ofrece la oportunidad y el incentivo para tener precios más competitivos y acordes a la mayoría de los países del mundo”.
Y en ese contexto, la marca lanzó el nuevo A5 con la particularidad de que la versión de entrada de gama (A5 Sedán TFSi Advance) cuesta prácticamente lo mismo que en Alemania. Su precio aquí es de 68.100 dólares, mientras que en el mercado alemán se ofrece a 67.800 dólares.
La gama se completa con el A5 Sedán TFSi S-Line Quattro,que cuesta 89.900 dólares.
A simple vista, el nuevo A5 luce una silueta más deportiva y más pegada al piso. La parrilla es más ancha y baja, acompañada por faros LED de diseño afilado y tomas de aire tridimensionales.
De perfil se destacan las manijas de puertas empotradas y capacitivas, y los espejos montados en el riel de cintura. Mientras que atrás lo más llamativo es la caída lanzada del portón trasero, lo que lo convierte más en un cinco puertas que en un sedán.
Además tiene la particularidad de que el baúl se conecta con el habitáculo, característica que no sucede en tricuerpos tradicionales como el BMW Serie 3, Mercedes-Benz Clase C, e incluso en el propio Audi A4.
Adentro, al nuevo lenguaje de diseño se le suma una pantalla curva de 14.5” orientada al conductor, acompañada por tablero de instrumentos digital (virtual cockpit) de 11,9″. Mientras que en la versión S-Line Quattro, incorpora una tercera pantalla táctil de 10.9” para el acompañante, que permite operar funciones de navegación, entretenimiento y telefonía de forma independiente.
Por su parte, la iluminación ambiental LED puede configurarse hasta en 30 colores, mientras que como novedad se destaca el techo panorámico con regulación de transparencia y los comandos táctiles integrados en las puertas.
Siguiendo con el equipamiento, ofrece de serie asistencias a la conducción como frenado autónomo de emergencia, control crucero adaptativo, mantenimiento de carril, alerta de punto ciego, llantas de aleación de 18″, faros full LED, portón eléctrico, cargador inalámbrico, butacas delanteras deportivas con regulación eléctrica y climatizador tri-zona, entre otros.
La variante S-Line suma suspensión deportiva, llantas de 19″, techo panorámico fijo, acceso y arranque sin llave, y butacas calefaccionadas y con memoria.
Ambas versiones ofrecen el motor 2.0 turbonaftero que ofrece potencias de 204 caballos (Advance) y 272 caballos (S-Line), asociado a una transmisión automática S tronic de 7 velocidades.