El naufragio del Titanic, uno de los eventos más trágicos de la historia marítima, se recuerda, entre otras cosas, por la pérdida de unas 1.500 personas. Entre los pasajeros, están los que viajaban en la primera clase, cuyas mansiones abandonadas quedaron desiertas después de la tragedia.

Esta historia es conocida en todo el mundo por la magnitud de la catástrofe, pero también lo es por las historias personales de aquellos pasajeros que se encontraban en el barco. Muchos de ellos, miembros de familias adineradas, dejaron atrás mansiones impresionantes que ya no pudieron disfrutar tras el naufragio.

El Titanic llevaba a bordo a algunas de las personas más adineradas de su época. Estas familias, acostumbradas a vivir en mansiones de lujo, vieron cómo sus vidas y propiedades quedaron truncadas por el naufragio.

Aunque algunas de las mansiones fueron abandonadas por completo, otras lograron sobrevivir en el tiempo, pero con historias trágicas que las acompañan.

Un ejemplo es la Casa de los Leones, una mansión adquirida por Margaret Tobin Brown, conocida como la “Insumergible Molly Brown“. Aunque ella sobrevivió al desastre, la mansión fue restaurada en los años 70 y ahora funciona como museo. Esta propiedad, marcada por la tragedia, conserva su legado y se mantiene como un recordatorio del Titanic.

Otra propiedad emblemática es la Thurston House, que pertenecía a Tyrell William Cavendish y su esposa Julia. La pareja estaba renovando esta mansión en Suffolk, Inglaterra, cuando el naufragio acabó con la vida de Tyrell. La tragedia truncó sus planes de disfrutar de la propiedad, que nunca llegó a ser completamente habitada por los dueños.

Por otro lado, la mansión de Lincoln Park fue encargada por Emily Maria Ryerson, quien sobrevivió al desastre junto a sus hijos. Aunque su esposo Arthur murió, la familia intentó reconstruir sus vidas tras el naufragio, encargando la construcción de esta lujosa mansión en Chicago. Sin embargo, el recuerdo de la tragedia del Titanic nunca dejó de acompañar a Emily y su familia.

Las mansiones abandonadas de los pasajeros del Titanic fueron el testimonio de su opulencia y de la tragedia que destruyó sus vidas. Tras la pérdida de los más adinerados, muchas de estas propiedades fueron dejadas en el abandono, o en algunos casos, pasaron a manos de familiares o de la sociedad que intentó preservar la memoria de estos ricos pasajeros.

Las historias de los pasajeros más ricos, como John Jacob Astor IV y Benjamin Guggenheim, continúan siendo parte de la leyenda del Titanic, aunque sus herencias y propiedades fueron, en su mayoría, despojadas de su esplendor tras el naufragio.



Fuente Clarin.com

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