La pelea empezó en la calle. Gritos, cuchillazos y forcejeos en medio de la vereda de Pedro Morán al 3100, en Villa del Parque. Un patrullero acudió al llamado este jueves por la tarde y se encontró a dos jóvenes, uno de 26 años y otro de 18, con manchas de sangre y heridas en el cuerpo. Supieron después se trataba de tío y sobrino.
La pelea era confusa y los jóvenes se acusaban mutuamente, pero la disputa familiar rápidamente se convirtió en una causa por homicidio. “Uno estaba herido y acusaba al otro de haberlo atacado con un cuchillo”, explicaron fuentes policiales.
Cuando ingresaron a la casa de la calle Morán, los investigadores encontraron un cuchillo tipo Tramontina con sangre, 45 plantas de marihuana, una balanza y cuatro teléfonos celulares: uno de ellos sería clave para el hallazgo que hicieron después.
Fue en ese momento, mientras terminaban de hacer el acta de procedimientos, que la situación se puso todavía más confusa: en medio del operativo llegó un tercer hombre -identificado como Adrián- preocupado por su pareja, una mujer de 60 años que no respondía el teléfono hacía 17 horas. Esa mujer, identificada como Claudia, era madre y abuela de los dos detenidos.
Delante de los policías volvió a intentar comunicarse con ella y el teléfono sonó en las manos de un agente que había secuestrado un celular minutos antes. “Ella nunca se desprendería del celular, no entiendo por qué lo tiene él”, se preocupó.

El adolescente de 18 años, identificado como R.A.C. dijo a los policías que en Pedro Morán 3181 vivía su tío A.S.F. solo, y que su abuela, María Claudia Fernández, “estaba muerta” hacía tiempo. También dio el domicilio de Pedro Lozano 3259 PB A donde dijo vivir solo porque su madre Johana Lazcano también “había fallecido” hacía tiempo.
Las acusaciones cruzadas y lo perturbador del relato del joven de 18 años hizo que el operativo se trasladara a Pedro Lozano 3259, a unas 12 cuadras del lugar de la pelea. Allí, la escena era sangrienta: Fernández (60) y Lazcano (36) estaban muertas, con golpes y signos de haber sido asesinadas.
Ese desvarío alertó a los familiares y a los policías que llegaron al lugar y, por la ventana, vieron y “gran desorden y signos de lucha”. Fue en ese momento en el que -previa orden judicial- decidieron entrar.
Adrián tenía las llaves de la casa de su novia y con autorización de la fiscalía entraron a la propiedad. La casa tiene tres ambientes y los muebles estaban tirados. Había sangre y mechones de pelo en el piso. Los policías ingresaron por un pasillo que conectaba con un living comedor y dos habitaciones que tenían la puerta cerrada.
Cuando abrieron la primera puerta encontraron a Johana Lazcano envuelta en sábanas, apoyada en el piso, y tapada con bolsas de basura. Los cortes y golpes en la cabeza y el cuerpo eran evidentes.
En el dormitorio de enfrente, también de costado y envuelta en sábanas, estaba María Claudia Fernández.
La causa por una pelea y las lesiones rápidamente quedó relegada y todo cayó en manos del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional 54, a cargo de Walter José Candela, y la secretaría 73 de Claudia Cavalleri.
El juzgado ordenó la detención de los dos jóvenes y la investigación de la División Homicidios de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires.
Lo primero que ordenaron fue el secuestro de las cámaras de seguridad y el levantamiento de muestras en la escena del hecho. Mientras esperan el resultado preliminar de la autopsia, se cree que el joven de 18 años fue el autor material del crimen, aunque todavía resta esclarecer el hecho.
No descartan que el menor de los detenidos tenga problemas psiquiátricos que hayan derivado en un brote. El de 26 tenía varios cortes en el cuerpo, por lo que sigue internado.
El SAME trasladó a los dos detenidos, uno al hospital Tornú y al otro al Zubizarreta.
Según los primeros testimonios, María Claudia Fernandez había cobrado un juicio y creen que ese dinero podría ser el móvil del crimen.