Mirra Andreeva dio otro enorme golpe, conquistó su segundo título de WTA 1000 al hilo y confirmó, por si a alguien le quedaban dudas, que es la nueva gran estrella del tenis femenino y una número 1 en potencia. La rusa, que hace tres semanas había inaugurado su palmarés en esta categoría de torneos en Dubai, se consagró campeona en Indian Wells con una impresionante remontada en la final ante la bielorrusa Aryna Sabalenka, líder del ranking. Fue 2-6, 6-4 y 6-3 para la adolescente de 17 años, que este lunes aparecerá sexta en la clasificación mundial, tras escalar cinco posiciones, y como ya es costumbre, volvió a anotar su nombre en varias estadísticas de precocidad junto a algunas leyendas.
Andreeva es la tenista más joven en ganar consecutivamente certámenes WTA 1000 (o Tier 1, como se conocía antes este nivel) desde Martina Hingis, que hilvanó festejos en Key Biscayne y Hilton Head Island en 1997. Y es la tercera de menor edad en coronarse en el singles de Indian Wells, después de Hingis (en 1998) y Serena Williams (en 1999). Ya en Dubai se había transformado en la campeona más joven de un WTA 1000 desde la introducción de la categoría en 2009.
El título de la rusa en el certamen californiano toma más dimensión cuando se recuerda la jerarquía de las rivales que derrotó de octavos de final para adelante. En esa ronda de 16, arrasó por 6-1 y 6-2 a la kazaja Elena Rybakina, ex número 3 y ganadora de Wimbledon en 2022. En cuartos, bajó por 7-5 y 6-3 a la aguerrida ucraniana Elina Svitolina, 23ª preclasificada que venía de sorprender a Jessica Pegula (4ª). En semis, superó por 7-6 (7-1), 1-6 y 6-3 a la polaca Iga Swiatek, número dos del mundo y múltiple campeona de Grand Slams. Y en la final, logró sacudirse a tiempo los nervios que la complicaron en el primer set para dar vuelta un partido durísimo ante Sabalenka.
Andreeva se convirtió así en la tercera tenista menor de 18 años en derrotar a las número 1 y 2 del ranking en un mismo torneo del WTA Tour en 40 años. Las otras dos fueron la enorme Steffi Graf en Miami 1987 y Serena Williams, ganadora de 23 Grand Slam y para muchos la mejor jugadora de todos los tiempos, en el US Open 1999.
Con 17 años y 10 meses, es la segunda más joven en ganarles a las dos mejores del ranking en las semis y la final de un WTA 1000 o un Grand Slam, desde que se empezó a publicar la clasificación en 1975. Quien lidera esa lista es la estadounidense Tracy Austin, que tenía 16 años y 9 meses cuando hilvanó victorias ante Martina Navratilova (2ª) y Chris Evert (1ª) para coronarse en el US Open de 1979.
Y también es la tercera de menos edad en superar a la número 1 en una final WTA tras levantar una desventaja de un set en los últimos 40 años, después de Jennifer Capriati (a Monica Seles en San Diego 1991) y Gabriela Sabatini (a Graf en Boca Raton 1988).
Esas marcas históricas no son más que un reflejo del enorme presente de Andreeva, que es hoy la jugadora con mayor cantidad de triunfos en lo que va de la temporada WTA, con 19. Con la victoria ante Sabalenka, levantó su segundo trofeo del año (ya es su mejor campaña como profesional) y el tercero de su carrera. Y estiró su racha ganadora a 12 triunfos, ya que venía de celebrar en Dubai, donde bajó a tres campeonas de Grand Slam en su camino al título, la checa Marketa Voundrousova en segunda ronda, Swiatek en cuartos y Rybakina en semis.
“Muchas gracias por el apoyo. Ya extraño este lugar aunque aún no me haya ido”, comentó cuando tomó el micrófono en la ceremonia de premiación, en la que volvió a conquistar al público con su personalidad efervescente y extrovertida.
“Traté de correr como un conejo hoy. Me costó poder llegar a las pelotas. Intenté lo mejor posible”, añadió al elogiar los golpes de Sabalenka, que le había ganado cuatro de los cinco partidos que habían jugado previamente, dos este año (semis de Brisbane y octavos de Australia).
Se tomó unos minutos para agradecer a su equipo, sobre todo a la española Conchita Martínez, con la que trabaja desde finales de 2023 y con quien dio el año pasado un gran salto de calidad.
“Gracias a mi equipo y a Conchita, por supuesto. Como siempre digo, puede ser duro y hoy no fue una excepción. Sé que esta mañana estaba, como te gusta decir, un poco como una ‘brat’ (una niña mimada). Eso fue porque estaba super nerviosa. Perdón por eso. Pero no estaría acá si no fuera por todos ustedes”, comentó.

Y como ya había hecho en Dubai, cerró su breve discurso con un agradecimiento singular. “Por último, pero no menos importante, me gustaría agradecerme a mí mismo. Por luchar hasta el final y creer siempre en mí. Por nunca rendirme”, afirmó entre risas.
Oriunda de Krasnoyarsk, Andreeva comenzó a jugar al tenis a los seis años y tras una breve mudanza a Sochi, terminó instalándose en Cannes, donde todavía vive junto a su hermana Erika, también tenista, para entrenar en la academia de Jean René Lisnard y Jean Christophe Faurel. Llegó a ser número uno del mundo junior a fines de mayo de 2023, meses después de ganar el título junior de Australia y cuando ya había dado un primer golpe de efecto en el circuito mayor con una carrera hasta los octavos de final del WTA 1000 de Madrid, con triunfos ante una finalista de Grand Slam y dos top 20, en la semana de su 16° cumpleaños.
Su 2024 fue pura evolución. Hizo octavos en Australia, donde venció en su segundo partido a Ons Jabeur (6ª); llegó a semifinales en Roland Garros, al superar a Sabalenka, por entonces dos de la WTA; conquistó su primer título en el 250 de Iasi, Rumania; y se colgó la plata olímpica en el dobles femenino de París 2024 junto a Diana Shnaider.
Su crecimiento vertiginoso continuó en este 2025, con estos dos títulos consecutivos en torneos WTA 1000 para romper la barrera del top 10 por primera vez y escribir su nombre en los libros de historia del tenis femenino.
Con un gran abanico de recursos y un tenis de gran nivel, que se adapta bien a diferentes condiciones y rivales; una fortaleza mental y una atípica madurez para revertir situaciones complicadas; y un carisma especial, que ya la convirtió en una de las grandes favoritas de los fanáticos, Andreeva ya es una de las mejores jugadoras del mundo de la raqueta. Pero con solo 17 años, recién está empezando su carrera y parece tener todo lo necesario para convertirse en leyenda.