Embrapa, la principal empresa de tecnología agrícola de América Latina, el IICA (Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura), y la Agencia Brasileña de Cooperación (ABC) han lanzado una iniciativa de enorme importancia geopolítica y estratégica, que consiste en extender la agricultura tropical regenerativa originada en Brasil al Continente Africano, que es la gran apuesta del mundo actual al próximo y gran boom agroalimentario de alcance global.

Embrapa es la clave del éxito histórico del “agrobusiness” brasileño, que es el fenómeno central de la producción agroalimentaria mundial de los últimos 30 años; y es lo que ha convertido a Brasil en la nueva superpotencia agrícola y ganadera, por encima incluso de EE.UU.

El “agrobusiness” en el sentido actual surgió de una innovación tecnológica creada por Embrapa, dentro del marco de la “agricultura regenerativa”; y cuya aplicación logró transformar los 100 millones de hectáreas del “Cerrado” en una tierra fértil, inmediatamente disponible para la producción agroalimentaria.

Lo que está en juego ahora es la posibilidad de extender el “milagro agrícola de Brasil” de los últimos 30 años a los inmensos espacios africanos, todavía ajenos al mercado global.

Se trata, en suma, de crear una sólida red de cooperación internacional África/Brasil, y en general América Latina, que ponga el foco en aumentar cuantitativa y cualitativamente la seguridad alimentaria del Continente Africano.

América Latina, y en especial el Cono Sur sudamericano (Brasil, Argentina, Uruguay, y Paraguay) se ha convertido en la principal plataforma de producción de proteínas del siglo XXI; y por lo tanto en la clave de la seguridad alimentaria mundial; y ahora esa joya de la agricultura global que es el Cono Sur, puede trasladarse al África, la potencia dormida de la producción de alimentos en el mercado global.

La experiencia africana indica inequívocamente que la pobreza agrícola es ante todo baja o nula productividad; y esto hace que las políticas compensatorias de tipo social tengan un resultado nulo o negativo.

La productividad aumenta sólo a través de medidas tecnológicas y organizativas; y de ahí la importancia crucial del trípode Embrapa/IICA/ABC en su nueva alianza estratégica con el Continente Africano.

La política internacional como lo muestra la obra de Embrapa es un mundo de realidades y no de ideologías.

Por eso, el vínculo América Latina/África, con la mediación de Embrapa/IICA/ABC, es un éxito notable en el camino de garantizar la seguridad alimentaria en el sistema global; y esto es doblemente relevante porque hay que sumarle los efectos del cambio climático o “calentamiento de la atmósfera”, que es el gran desafío de la época y que golpea primordialmente al África Subsahariana.

El “calentamiento de la atmósfera” es el producto de una emisión desaforada de dióxido de carbono (CO2) desatada por una tecnología que es la de la 2da Revolución Industrial, liderada por la industria automotriz y la química; y como los daños provocados por una tecnología sólo pueden ser superados por una tecnología mayor y más innovadora, ahora le corresponde a Embrapa/IICA/ABC asegurar que el traslado al África del extraordinario cambio tecnológico que representaron las tecnologías regenerativas tropicales se mantendrán en la nueva agricultura africana.

Embrapa y el IICA, en suma, se transnacionalizan en términos continentales y se convierten en protagonistas cruciales de la nueva agricultura africana.

África tiene 65% de las tierras fértiles no cultivadas del mundo, y el 10% de los recursos hídricos de la tierra, e importa todos los años más de U$S 43.000 millones en alimentos, y esa cifra se duplicaría en 2025 (Banco Mundial); y ese enorme potencial puede ahora integrarse en las cadenas de abastecimiento global de alimentos.

Conviene tener presente que África constituye la región de mayor crecimiento poblacional del mundo, con 1.500 millones de habitantes en 2050.

Lo que hizo Brasil con Embrapa y el “Cerrado” ahora comienza a ser experimentado en el Continente Africano. Si hay una justicia en el mundo, sin duda, es ésta.



Fuente Clarin.com

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