El legado del Imperio Romano sigue marcando la historia, no solo por su expansión territorial y sus avances en arquitectura e ingeniería, sino también por aspectos más sutiles de su cultura, como su fascinación por los perfumes. Aunque muchas veces relegado a un segundo plano, el arte de la perfumería era un rasgo distintivo de la aristocracia romana y un símbolo de status y refinamiento.
Sin embargo, no todos en la Antigua Roma compartían esta afición. Plinio el Viejo, por ejemplo, consideraba el perfume un lujo innecesario y efímero, “al servicio exclusivo del placer de quien lo lleva”. Pero la realidad es que los aromas tenían un rol clave en la vida cotidiana romana, desde rituales religiosos hasta prácticas de higiene y seducción.
El término “perfume” proviene del latín fumum, que significa “humo”, ya que las primeras fragancias se obtenían de la quema de resinas y maderas olorosas. Su uso se extendió rápidamente entre la elite romana, con fragancias elaboradas a base de aceites y esencias exóticas importadas de Egipto, Grecia y Oriente.
Mientras algunos lo consideraban un sello de distinción, otros lo veían como un signo de decadencia. El mismo Julio César fue reconocido por su elegancia y estilo, y su uso de perfumes no pasó desapercibido para sus contemporáneos.
Un equipo de investigadores turcos de la Asociación de Cultura y Turismo del Aroma, liderados por el arqueólogo Cenker Atila, en colaboración con perfumistas de Milán y el diseñador turco Bihter Türkan Ergül, trabaja en la reconstrucción del Telinum, una fragancia que, según antiguos registros, pudo haber sido usada por César.
La fórmula de este perfume incluiría notas de cítricos, oud (una esencia amaderada y ahumada de gran valor), ámbar y una selección de flores y especias como menta, rosa, bergamota, lavanda, jazmín, violetas, madera de cedro y pachulí. Según los datos históricos, también contendría flor de iris y jara, de acuerdo a la información de National Geographic.
Las recetas de perfumes en la Antigua Roma eran complejas y detalladas. Plinio el Viejo mencionaba ingredientes como aceite de azafrán, cinabrio, junco oloroso, miel y vino. Por su parte, el botánico Dioscórides registró la necesidad de utilizar mil pétalos de rosa para la elaboración de un perfume con esta flor, añade el sitio anteriormente citado.
El interés por el perfume de César no es solo una curiosidad histórica, sino un testimonio del poder evocador de los aromas. César fue un líder carismático cuya imagen siempre estuvo acompañada de un aura de elegancia y su fragancia era parte de su identidad.