La jubilación mínima dominará la conversación de los más de seis millones de adultos mayores que dependen de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSeS) cuando llegue julio 2025. En plena escalada inflacionaria, este haber básico vuelve a ajustar su valor gracias a la fórmula de movilidad y a un refuerzo extraordinario que, por ahora, se mantiene sin modificaciones.
El organismo previsional aplicará un incremento de 1,5% sobre los haberes de junio, porcentaje que surge del índice combinado de inflación y variación salarial recientemente reglamentado. Dicho ajuste ubica el piso previsional apenas por encima de los $309.000, cifra que intenta recomponer el poder de compra de los jubilados.
A ese importe se le suma el bono de $70.000 que rige desde marzo de 2024. Aunque congelado nominalmente, el extra continúa siendo determinante para que el ingreso total roce los $380.000; se paga en forma íntegra a quienes perciben el haber mínimo y de modo proporcional cuando el monto supera el piso.
Para completar el escenario, los beneficiarios observan cómo la jubilación máxima, la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM), las Pensiones No Contributivas (PNC) y las asignaciones familiares también reciben incrementos automáticos, cada una con porcentajes y topes específicos.
El nuevo piso previsional queda fijado por la ANSeS en $309.294,80, tras aplicarse el aumento de 1,5% sobre los $304.723,93 vigentes en junio 2025.