En un mundo donde las emociones fluyen sin control, desarrollar la inteligencia emocional se ha convertido en una herramienta fundamental para la vida cotidiana. Enseñarles a los niños a gestionar sus sentimientos desde temprana edad no solo los ayuda a comprenderse mejor, sino también a relacionarse de manera saludable con los demás.
La inteligencia abarca múltiples dimensiones, como el aprendizaje, la lógica, el razonamiento y la creatividad. Sin embargo, en las últimas décadas, la inteligencia emocional ha cobrado un papel central. Esta capacidad permite reconocer, entender y regular las propias emociones, además de interpretar y responder a las de los demás.
Más que una habilidad, la inteligencia emocional es una herramienta que influye en la toma de decisiones, la resolución de conflictos y el bienestar general. Fomentarla desde la infancia es clave para que los niños crezcan con mayor seguridad, autonomía y libertad emocional en un entorno cada vez más desafiante.

El psicólogo Daniel Goleman, autor del libro La inteligencia emocional (1995), fue uno de los principales impulsores de este concepto y argumenta que la inteligencia emocional es tan importante, o incluso más, que el coeficiente intelectual (CI) para el éxito en la vida. La definió como “la capacidad de reconocer sentimientos propios y ajenos, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones”.
Los adultos tienen la responsabilidad de cultivar esta habilidad en los más pequeños. No se trata solo de enseñarles a leer y escribir, sino también de guiarlos en el desarrollo de su mundo emocional. Te presentamos siete hábitos para que tu hijo pueda desarrollarse en este sentido.
Fomentá la práctica de la autoconciencia
Las personas emocionalmente inteligentes prestan atención a lo que están sintiendo: Goleman identifica la autoconciencia como uno de los componentes clave. Esta es la capacidad de reconocer los estados de ánimo, emociones y sentimientos, entendiendo de dónde vienen y qué las provoca.

Validá sus emociones
Hacele saber a tus hijos que sus emociones son válidas, incluso si no estás de acuerdo con su forma de expresarlas. Evita frases como “no deberías sentirte así” o “no es para tanto”. En su lugar podés decirle “entiendo que te sientas así” o “es normal sentirte de esa manera”.
Criá hijos empáticos
Enseñales a ponerse en el lugar de los demás y a comprender sus sentimientos, esto ayudará a desarrollar la capacidad de escuchar y de ser considerado. Las personas emocionalmente inteligentes sienten cómo se sienten otras personas.
Fomentá la expresión emocional
Creá en tu hogar un ambiente en el que tu hijo se sienta seguro para expresarse, ya sean emociones positivas o negativas. Anímalo a hablar sobre lo que siente.
Enséñale a identificar y nombrar las emociones
Ayúdale a reconocer las emociones en sí mismo y en los demás. Utiliza palabras sencillas y ejemplos concretos para describir las diferentes emociones. Puedes utilizar cuentos, películas o juegos para practicar la identificación de emociones.

Gestión de las emociones
Ayudale a encontrar estrategias saludables para manejar las emociones difíciles. Existen técnicas de relajación, como respirar profundamente, o contar hasta diez. Animá a tu hijo/a a busque ayuda para solucionar los problemas que le preocupan.
Celebrale sus logros y enseñale a hablar con los demás
Reconocé y elogiá sus esfuerzos por desarrollar la inteligencia emocional, y hacele saber que estás orgulloso cuando demuestra empatía. Las personas con inteligencia emocional son capaces de hablar de sus sentimientos con los demás, compartir sus miedos, inquietudes y necesidades.