Cuando en 1984 transitábamos el primer año de la ansiada vuelta a la vida en democracia, las voces de mujeres en la esfera pública, política e institucional ganaban cada vez más espacio. Y el rock no fue ajeno a ese fenómeno.
En el transcurso de aquel año nacieron canciones hechas por mujeres que tuvieron de inmediato un éxito descomunal: sonaban en todas las radios, movilizaban a chicas y chicos a recitales, se bailaban en los boliches, se cantaban en la soledad del cuarto, o entre abrazos en las fiestas. Éxitos que no fueron pasajeros: durante cuatro décadas se siguieron escuchando, se convirtieron en clásicos de la historia del rock argentino y hoy tienen tanta vigencia como el primer día.
“Bikini a lunares amarillos”
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“Solo quiero rock & roll”, de Patricia Sosa con su banda La Torre; “Soy lo que soy”, cantado por Sandra, “Bikini a lunares amarillo” y “Estoy tocando fondo” (monetario internacional), de las Viudas, y “Haciendo el amor en la cocina”, de María Rosa Yorio, cumplen cuarenta años, y parece que fue ayer que las cantábamos y bailábamos, con o sin conciencia de las cuestiones de género que se planteaban en estas canciones inolvidables.
Un bikini a lunares amarillo, y el Fondo Monetario Internacional
Deseo sexual femenino, críticas a los mandatos de género, divorcio, transexualidad, coyuntura política… De esto hablaban las Viuda e hijas de Roque Enroll hace cuarenta años, cuando irrumpieron en la escena del rock con canciones abordadas con un enorme manejo del humor y la ironía, y con la inclusión de temáticas de género, que interpeló el discurso dominante de la cultura rock, su solemnidad.
Grabaron su primer LP en 1984, con título homónimo, y dos de las canciones de ese álbum se convirtieron en hitazos, y luego en clásicos de la historia del rock. “Tocando fondo”, cuya letra, escrita por Mavi Diaz, repetía a coro eso que figuraba todos los días en los diarios de la época, y seguirá figurando por décadas, hasta la actualidad: Fondo Monetario Internacional; y “Bikini a lunares amarillo”, un cover de los años 60, con su letra modificada: la canción hace alusión a una cuestión totalmente ajena a las letras de rock (y de toda la música popular): la depilación. Es a través de esta cuestión, que las Viudas construyen una crítica al modelo de mujer que proyectaban los medios de comunicación.
Solo quiero rock & roll
“¿Cómo conciliás tu faceta artística con tu trabajo como ama de casa?”; “¿Y qué puede pasar si un día tenés hijos?”, son algunas de las preguntas que figuran en la entrevista que la Revista Pelo le realizó a Patricia Sosa en la edición de enero de 1984, cuando la noticia de su elección como cantante del año en su encuesta anual le valió ser foto de tapa.
Debajo del ala de un chambergo asomaba su mirada ganadora que volvería a escrutarnos desde el blanco y negro de una extensa nota de cuatro páginas titulada “Lúcida, sensual y agresiva”.
Con esas tres palabras resumían a la cantante de la banda de hard rock y heavy metal, La Torre. Para ese entonces, todavía no había hecho su aparición triunfal el gran hit de la banda: “Solo quiero rock & roll”.
“Sólo quiero rock and roll”
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Unos meses más tarde lanzaban su tercer disco, donde estaba incluida esta canción, que es la que le da título al álbum. Patricia afila su pluma de autora en nueve de los diez temas de este disco, que se graba en Ibiza, en el estudio de Iron Maiden y que termina de afianzar el estilo hard rock que ya venía tomando fuerza desde el segundo disco.
“No quiero tu amor ¿Sabés lo que quiero? Sólo quiero rock and roll”, cantaba Patricia, interpelando a una generación de chicas que gritarían sus estrofas a puro rock, inmersa en un universo masculino que, a veces, no podía seguirle el ritmo a tanta transformación.
Valga como muestra la escena que nos pinta Patricia Sosa en sus declaraciones de diciembre del 82, también a Pelo: “El otro día iba en un taxi y el tipo me preguntó a qué me dedicaba. Cuando le dije que era cantante, se imaginó que cantaba en un cabaret y me empezó a hablar y a manejar de costado. Esos son prejuicios porque cómo una mujer va a cantar en otro lado que no sea un cabaret. No les entra en la cabeza…”
Con la idea de la cantante como mujer sexualmente disponible, y prejuicios de género, pero con las encuestas a favor, La Torre resultó elegido por la Revista Pelo el mejor grupo del año 84 y el mejor tema fue “Sólo quiero rock & roll”.
Soy lo que soy
Otra canción que se cantó aquel año en cada rincón del país, y que resultó enormemente liberadora para muchas personas, fue “Soy lo que soy”. Sandra Mihanovich lo hacía de nuevo: dos años antes, había traído a la luz la canción “Puerto Pollensa”, que no tardó en convertirse en un símbolo de la lucha por la visibilización de la disidencia sexual.
El álbum “Soy lo que soy” se grabó a comienzos de 1984, contaba, entre otras, con canciones pertenecientes a comedias musicales como “Sola en mi” (de la comedia musical “George Sand”); “Por que” (de “Calígula”); “Todo sin vos” (de “El Loco de Asís”) y la que dio título al álbum “Soy lo que soy” (canción de la comedia musical “La Cage aux Folles”), que en su voz dejó de ser simplemente una canción y pasó a tener categoría de himno.
Según cuenta la cantante, aquel tema que había compuesto Jerry Herman el año anterior, con título original “I Am What I Am”, llegó a la voz de Sandra luego de que ella lo escuchara cantar en una discoteca gay de Rio de Janeiro, a la que había ido junto a su productor, Claudio Kleiman. “Eran todos varones. Y arriba de una tarima muy alta había una drag queen haciendo la mímica de la canción ‘Soy lo que soy’ en inglés, cantada por Gloria Gaynor. Yo me quedé alucinada, y dije “yo quiero cantar eso. Pero lo quiero cantar en castellano. El gran hallazgo era que se entendiera”, recuerda Sandra.
Lo fue. Y fue un gran paso que se entendiera que la heterosexualidad había establecido un orden sexual y afectivo dominante; y que la palabra orgullo apareciera vinculada a la noción y al valor de la identidad.
Haciendo el amor en la cocina
También en este año sonaba en Buenos Aires el tema “Haciendo el amor en la cocina”, de María Rosa Yorio, que estaba incluido en su álbum “Por la vida”.
“Haciendo el amor en la cocina”
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María Rosa recuerda que aquella libertad para hablar de sexo, así como su elección de mostrarse sexy en los shows, en algún punto le jugó en contra, ya que aún existían sectores muy pacatos como para aceptarlo: todavía no había aparecido Madonna, destaca María Rosa, como para situarnos en esos tempranos años 80, cuando la cantante daba muestras de su capital erótico y transgresor sobre los escenarios, y en las letras de sus canciones.
“Haciendo el amor en la cocina”, el corte de su disco de 1984, se abría paso de forma irreverente en las radios de nuestro país, e incluso en algunas ciudades del interior del país prefirieron no difundirlo, por considerarlo demasiado provocador.
Todas estas canciones que están cumpliendo 40 años, corrieron los límites de lo decible, y están atesoradas en la memoria colectiva de nuestro país.