“Esas mismas letras eran las que sirvieron de excusa para que nosotros dos, los parias de la ya Facultad de Ciencias Sociales, hablásemos de fútbol, ese objeto inanimado cuyas letras, vuelvo a ellas, ocupaban los diversos pisos de Marceloté. Las letras clamaban en sus paredes: River es pueblo. De eso hablamos con él, que no era de River, claro, si no hombre del Bicho de La Paternal. Dos judíos futboleros en esa región desolada del país a salvo de la futbolización, de la cultura del aguante de los 90, de Todos los goles, de El aguante, de Fútbol de primera. Escribir River es pueblo al lado del ascensor de servicio, o dentro de él, era decirle al ayudante de cátedra que iba a desarrollar ese día la teoría de Frankfurt que éramos adictos a ese opio (…)”, escribe el sociólogo Rodrigo Daskal en su reciente Marcelo T. o el amor (Aurelia Rivera). Prosa acompañada de poemas, el libro da cuenta de su paso por la carrera de Sociología de la UBA a fines de los ’80 y principios de los ’90.

Es al mismo tiempo un reflejo de época. Sobre todo de cuando empezaba a morirse aquella década emblemática para la Argentina, con lo que significaba la explosión del rock nacional, el regreso de la democracia y los aires de libertad universitaria. Pero a la vez, Daskal –actual director del Museo River– cuenta sobre el final del camino de ese estudiante que fue, los amores que se marcharon y los que llegaron, las fiestas y los amigos y amigas que salieron de la universidad. “Un libro que biografía o uno biografiando a tantos y a tantas”, resume el periodista y docente Ariel Scher en la contratapa, que la comparte con un texto de Daniel Sazbón, quien escribe que Marcelo T. o el amor trata de “el amor a la propia juventud, a la vida de estudiante; a los años de descubrimiento y deslumbramiento; al fútbol, a la camiseta, a la cancha; de amor a la poesía, de amor a las mujeres, de amor a los amigos”.

Son 108 páginas en las que también se recuerdan las clases con el gran Horacio González o los encuentros con Pablo Alabarces, uno de los pioneros en el campo de la sociología y el fútbol en Argentina. “Cursar con Horacio González –nos cuenta Daskal– era un viaje al espacio sin cinturón de seguridad: algunes volvíamos felices y cambiados y otros morían en el intento. De su materia surgió un grupo de estudio que adoptó la forma de seminario anual por fuera de Marceloté: digamos que tuvo cría, fecundada en la amistad y el placer por la lectura y el debate ameno”.

Docente universitario y especialista en política públicas deportivas, Daskal vuelve futbolero un tiempo en el que el fútbol no estaba bien visto por los estudiantes universitarios ni por la intelectualidad. Recién en los ’90 este deporte empezó a ser reconocido en el campo del pensamiento y de las letras. Apenas algunos intelectuales se le arrimaban, pero eran escasos. Hoy, en cambio, no suena raro que la temática futbolera esté presente en todos los ámbitos sociales. E incluso, los libros que ayudan a pensar la pelota aparecen todos los meses entre las novedades editoriales.

Daskal recuerda también su infancia en los oscuros ’70. A través de poemas, cierra el libro mezclando la vida en general con el fútbol en particular. Pasa por el juez Perrota, por su “River plei”, por los Borrachos del tablón y menciona jugadores. Aparecen imágenes en blanco y negro que remiten a un ya inexistente estadio Monumental, que se contrapone con los tiempos actuales, en los que tiende a volverse cada vez más elitista para sus socios. El ceviche en el barrio del Abasto, los partidos en Open Gallo y hasta el Centro Cultural Rojas también son reflejo de otros tiempos.

En 2020, Daskal publicó Hinchas – Pasión y política en River Plate (1996-2013), formidable trabajo académico en el que analizó cómo fue el cambio entre los socios e hinchas del club durante ese período. Entonces refirió a sus costumbres y a la participación de varios de ellos en el campo político de la institución. Si en Hinchas Daskal miraba a River desde afuera, en Marcelo T. o el amor lo mira desde adentro, pero a través de la única forma posible de zambullirse en sí mismo: el ensayo y la poesía.



Fuente-Página/12