Ferrari 6 puntos
EE.UU./Reino Unido/Italia/China, 2023
Dirección: Michael Mann.
Guion: Troy Kennedy Martin.
Duración: 130 minutos.
Intérpretes: Adam Driver, Penélope Cruz, Shailene Woodley, Sarah Gadon, Gabriel Leone.
Estreno en salas de cine exclusivamente
Una de cal y otra de arena hacen la mezcla buena. Así reza la versión completa del popular dicho, aunque en el caso de Ferrari, la nueva película del legendario Michael Mann luego de ocho años alejado de la pantalla grande, la expresión adecuada sería “una de nafta y otra de aceite”. Basado en la biografía del periodista Brock W. Yates Enzo Ferrari: The Man, The Cars, The Races, The Machine, el guion del veterano Troy Kennedy Martin (de su pluma surgió la trama del clásico de 1969 Faena a la italiana) concentra su atención en un período particular de la vida del fundador de la escudería del caballito, aquella que va desde comienzos del verano de 1957 a la realización en mayo de ese mismo año de la 24° edición de las Mille Miglia, que en aquella fatal ocasión acabó con la vida de diez espectadores e hirió a otros veinte, provocando que el estado italiano prohibiera de allí en más y para siempre las carreras en la vía pública.
Bajo los flashes, Enzo Ferrari (un Adam Driver ligeramente mimético) se muestra activo como siempre, pero en privado el ajustado cerco financiero lo empuja a ganar varias carreras para sostener la marca y generar ventas de automóviles a pedido. El concepto narrativo central de Ferrari es clásico y translúcido: mientras puertas afuera se desarrolla la persecución de la velocidad y el riesgo a la hora de llegar en primer lugar a la meta, intramuros el drama matrimonial junto a su esposa Laura (Penélope Cruz) alcanza nuevas cotas ante el descubrimiento de una vida paralela con otra mujer (Shailene Woodley) que ya llevaba varios años, amén de un hijo no reconocido legalmente. Fiel a las costumbres italianas de la época, los trapitos se lavan lejos de la vista de los extraños y la unión sagrada se respeta hasta la muerte.
En ese sentido, el director de Fuego contra fuego y Miami Vice describe en paralelo la excitación de las pistas, las curvas rojas de los chasis y el sonido de los caños de escape con las lágrimas, reproches y gritos provocados por el despecho y otras yerbas domésticas. Cuesta un poco acostumbrarse al idioma inglés con fuerte acento italiano pronunciado por los personajes (en el caso de Cruz se suman incluso algunos vestigios del español), como si los actores estuvieran participando de una comedia de italoamericanos en esteroides, problema que podría haberse resuelto con un reparto completamente italiano o bien un inglés claro y definido: el artificio ya está temperado luego de casi un siglo de cine sonoro. Una vez pasados los primeros minutos de shock, la historia avanza y luego de la muerte en la pista de uno de los corredores de la escudería hace su aparición el español Alfonso de Portago, a quien el futuro inmediato le depara un destino similar.
La muerte, uno de los temas centrales de la película, ronda en las carreras y también en el pasado de Ferrari, cuyo hijo Alfredo falleció en 1956, a los 24 años, por una enfermedad degenerativa. Mann incluso se permite un paso de comedia (all’Italiana) al comienzo del film, cuando el protagonista llega a su casa sin cumplir con la norma de regresar a tiempo para el desayuno y es recibido por su mujer con un revolver cargado y listo para ser disparado. El melodrama embarga una porción importante de la historia con tonalidades que no siempre llegan a buen puerto.
Previsiblemente, Ferrari gana cuando reconstruye la pasión fierrera, los preparativos de los motores y las carreras, y el vértigo de la velocidad sobre el asfalto u otros materiales. La secuencia del terrible accidente durante las “mil millas” impacta y cierra una extensa secuencia de duelos automovilísticos que son seguidos por Ferrari y su equipo, montaje paralelo mediante, gracias a los llamados telefónicos de los informantes. Cal y arena, nafta y aceite.