Cuando Ainalén Viñuela se despertó una mañana en 2018, y vio por su ventana al temible “mosquito” –nombre coloquial para tamaña maquinaria–, fumigando un campo a menos de 100 metros de su casa supo que “algo tenía que cambiar en Sastre”, el pequeño pueblo santafecino donde vive. Fue difícil, hubo hostilidad de los productores agropecuarios, y apenas 50 vecinos se sumaron a la lucha. Pero esta semana la Corte Suprema de Justicia (CSJ) de Santa Fe falló a favor de los vecinos autoconvocados de Sastre: delimitó una zona de exclusión de 1000 metros alrededor del pueblo, para la aplicación de agroquímicos.

Con este fallo histórico, Sastre y Ortiz, tal la denominación oficial de la ciudad ubicada en el centro oeste de la provincia, dejará de ser “un pueblo fumigado”. Y se convierte en el primer pueblo santafecino en lograr esta distancia preventiva, y el segundo en el país; el primero es Pergamino en la provincia de Buenos Aires.

El fallo de la CSJ retoma una sentencia del Tribunal de Rafaela de 2021, y contempla el alarmante nivel de casos de personas con cáncer, en esta ciudad de 7.000 habitantes. Sastre es parte del núcleo de producción extensiva de soja, maíz y trigo.

Aunque los vecinos se organizaban ya desde 2014, el reclamo judicial tuvo epicentro en 2018, cuando Ainalén decidió plantear el tema al Concejo Deliberante. “Ella organizó la juntada de firmas para llevar a la muni”, recuerda Ruth Oitana, madre de dos niños y cuyo esposo tuvo un linfoma. Y comenzaron a ir al Deliberante cada jueves. Buscaban ampliar la zona de exclusión alrededor del pueblo “que estaba en apenas 100 metros”. 

Los productores rurales aliados al municipio solo accedieron a correr la restricción a 200 y luego a 400 metros. Cuando los concejales intentaron llevarla a 500 metros “montaron en cólera”. “Hubo sesiones con más de 50 camionetas 4×4 frente a la muni” recuerdan en Sastre. Y la hostilidad contra quienes reclamaban se hizo manifiesta. Pero los vecinos no cedieron. Realizaron “un mapeo casa por casa colocando un punto rojo” donde había un caso de cáncer. “Fue impactante ver el mapa lleno de puntos rojos”, recuerdan.

La Universidad Nacional de Rosario convalidó la muestra. Se había realizado en 2017, en ocho pueblos rurales de la provincia, una serie de “campamentos sanitarios”. Sastre resultó el lugar con mayor índice de casos de cáncer en la región. Pero cuando los vecinos quisieron informar los resultados en el Deliberante, la Municipalidad se opuso.

Lo compartieron igual en la Biblioteca Popular del pueblo. “En cuestión de minutos se organizó todo” recuerdan. Y constataron la tragedia: entre los tóxicos que más atentan contra la salud humana se destacaba el lamentablemente famoso “glifosato”. Se utiliza mucho en la zona para desmalezar. Queda por años en el agua y el suelo. Se expande en el ambiente. “Pero cuando comenzaron a venderlo decían que era inocuo” recuerda el periodista sastrense Luis Blanco. Sin embargo los casos de cáncer se multiplicaban.

La pequeña Zoe, el caso que despertó conciencias

En octubre de 2018 la pequeña Zoe Giraudo, de dos años, presentó un linfoma cuyas causas posibles eran factores ambientales. Vivía frente a los campos “donde había pasado el mosquito fumigador en febrero” describe Ruth. En noviembre “los papás de Zoe fueron recibidos por la CSJ de Santa Fe, que tomó el caso” recuerda esta mamá. Así nació el reclamo judicial bajo la forma de un “amparo ambiental colectivo” explica.

La hostilidad creció. Los productores identificaban a los firmantes del amparo. Los que tenían “relación con la Muni” fueron despedidos. “Todavía hay juicios laborales” señalan. Ainalén estuvo a punto de perder su trabajo. Pero siguió luchando: “No quería esperar a tener la enfermedad para empezar a reclamar” declaró entonces.

Se presentó el amparo y el Juez Daniel Zoso dictó una cautelar para 400 metros. Pero en enero los productores ingresan como interesados en la causa y “hacen caer la cautelar”. “Queda desprotegido el pueblo, en plena feria judicial” refiere Luis. La causa vuelve a foja cero y pasa al Juzgado de Civil y Comercial de Rafaela.

Ahí hubo un cambio. El Juez Duilio Hail “nos escuchó” afirman. “Preguntó dónde vivíamos –aporta Ruth–, donde están los clubes, el hospital, el hogar de ancianos del pueblo, las escuelas. Fue muy emotiva la audiencia, catártica, llorábamos”. El Juez Hail dictó la sentencia de 1000 metros asesorado por el fiscal Pablo Stegmayer de Rafaela, quien actuó en otro caso emblemático, en San Jorge. Allí se estableció una distancia de resguardo de 800 metros, para dos barrios.

“Para nosotros fue una bendición que haya pasado esto, porque este fiscal laburó para la gente” agradece Ruth. La Cámara de Apelaciones ratificó la sentencia. Entonces la Municipalidad de Sastre recurrió a la CSJ provincial, en queja. Y esta semana fue notificada con el fallo que renueva los ánimos de los vecinos. “Esta semana se festeja en Sastre”, afirman. Por el fallo de la Corte Suprema santafecina, “por nuestra salud y la de nuestros hijos”, afirman.  



Fuente-Página/12