Sé que existen grupos de activistas pro-obesidad. Me encanta la gente que defiende sus ideas y estoy a favor de eso, porque soy de las que defiende las propias contra viento y marea. No se opina del cuerpo de los demás. Eso quedó claro. No se trata de señalar con el dedo, culpabilizar, ni estigmatizar. Pero cuando hablamos de obesidad o de exceso de grasa corporal, a mí como médica me preocupa. No es opinión. Es ciencia.

Por eso hoy quiero hablarte de las diferentes formas de engordar. Y al final vamos a responder una pregunta que muchos se hacen: ¿existe la obesidad saludable?

Contra el “saludismo”, a favor de los cuerpos sanos

Insisto: uno puede elegir en qué cuerpo quiere vivir, esa es una libertad que tenemos. Estoy en contra del saludismo, de la obsesión por comer todo sano (es un trastorno alimentario y tiene nombre: ortorexia), pero cuando hablamos de obesidad estamos hablando de una enfermedad crónica, inflamatoria y que requiere tratamiento.

La primera forma de ganar peso es reclutando nuevas células adiposas. Cada una de ellas acumula lípidos, que se llaman triglicéridos. Esa manera se llama hiperplasia: aumenta el número de células. Este mecanismo es más frecuente entre los más jóvenes.

La segunda forma de engordar es agrandando cada célula que acumula adentro la grasa, este mecanismo se lo denomina hipertrofia. Es decir, cada célula que ya tenemos empieza a almacenar más grasa.

El problema es que a esa célula grande, hipertrófica, llena de grasa, el cuerpo no la reconoce como propia. Nuestro sistema de defensa cree que es un virus, una bacteria, una célula cancerosa.

¿Y entonces, qué hace? La combate, la rodea de macrófagos, que son células del sistema inmunológico que nos defiende tanto de agentes externos (los gérmenes) como internos (las células cancerosas).

Al combatirla, dispara inflamación, empieza a transformarse en una célula espumosa llena de grasa, que es igual a la célula que obstruye las los vasos y genera la aterosclerosis.

La tercera manera de engordar es más peligrosa aún. Cuando una persona ya no tiene más capacidad de formar células (hiperplasia) ni más capacidad de guardar mayor cantidad en las que ya tiene (hipertrofia), pone la grasa fuera de la grasa, en forma ectópica, en tejidos diversos. Ectópico significa fuera de lugar.

¿Dónde? En el hígado (y provoca hígado graso), en el cerebro (deterioro cognitivo), en el riñón (enfermedad renal), en el corazón (insuficiencia cardíaca), en los vasos (aterosclerosis), en el músculo (insulino-resistencia/ diabetes), en el páncreas (diabetes). Como ves, tener grasa ectópica es muy peligroso.

¿Existe la obesidad saludable?

Hace años existe un concepto cuestionado, que es el de la obesidad metabólicamente sana que, como mucho, puede ser un fenómeno transitorio en gente joven que tiene una especie de buffer (un espacio de almacenamiento temporal) para que no haya ni hipertrofia ni grasa ectópica.

Por eso, ya sea que la obesidad se produzca al diferenciar nuevas células, agrandando las que ya están o por la acumulación de grasa en órganos, padecer obesidad nunca es sano durante mucho tiempo.

Volviendo al inicio: vos podés elegir en qué cuerpo querés vivir, pero insisto: tener grasa de más es peligroso. Así que podés elegir si querés vivir mejor y más, o comprometer tu salud con enfermedades generadas por la inflamación que implica tener exceso de órgano adiposo.

La obesidad es una epidemia de muerte lenta. No se ve rápido, pero nos está matando. Y si no hacemos algo, va a ser la primera vez en la historia de la humanidad en que hijos y nietos vivan menos que padres y abuelos.

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Fuente-Clarin