La interna de La Libertad Avanza (LLA) se desató en su terreno más fértil, las redes sociales. Y los protagonistas de la primera trifulca visible fueron dos de los personajes más cercanos a Javier Milei, su community manager, Iñaki Gutiérrez, y su asesora de imagen, la cosplayer Lilia Lemoine.
Todo comenzó con un cuestionamiento abierto que lanzó Gutiérrez para responsabilizar de (parte de) la derrota a Lemoine por su propuesta de “renuncia a la paternidad”.
Según el asesor, “esa declaración de Lilia Lemoine lo único que hizo fue dañar”. Así, a secas.
Durante la última semana, la iniciativa de la futura diputada nacional trascendió tanto por su singularidad como por su incomprensibilidad. Y por tanto, captó durante días la atención mediática, fue cuestionada duramente por distintos sectores de la sociedad y puso de relieve el ocurrente variopinto del círculo íntimo de Milei.
Antes de haber sido protagonista de un escándalo durante la votación de ayer, Lemoine desfiló por canales y portales para explicar su inexplicable propuesta y nunca reaccionó cuando el propio líder de LLA tomó distancia de ella, al sostener que en esa fuerza política cada quien planteaba lo que quería porque “los liberales no somos manada”, es decir no son orgánicos ni coherentes.
La culpa de la derrota
Lo que desató la indignación de la ahora diputada electa fueron esas palabras de Gutiérrez, dichas anoche al albor de la derrota. Y como la acusación contra ella fue personal, su respuesta fue en el mismo tono: a Iñaki “háganle un antidopping”, exigió en clara alusión a un posible asunto de la órbita personal y sanitaria de su enemigo interno.
El golpe bajo de la cosplayer no quedó ahí. Lanzó también un ataque en defensa propia que apuntó al entorno más cercano a Milei y cuestionó la estrategia política desplegada por el economista:
-Hiciste mierda la elección, tenés 42 (años) –le reprochó un seguidor.
–Claro, no fue la alianza con Barrionuevo ni cortar las relaciones con el Vaticano o hablar de vender niños y órganos. La culpa es mía –respondió la cosplayer para desprenderse de culpas y correr el foco de las responsabilidades a lo hecho por su jefe político.
Durante varios minutos y a lo largo de densos posteos, Lemoine se dedicó a rebatir uno a uno los mensajes de lectores y seguidores. Lejos de admitir su grano de arena en los resultados de ayer, se defendió una y otra vez disparando hacia arriba, donde están los mentores de Milei y los cerebros de la campaña.
“No soy sindicalista ni hago comentarios nazis ni pido romper lazos con el Vaticano”, lanzó en clara alusión al pacto Milei-Barrionuevo, a las declaraciones negacionistas de Victoria Villaroel y Cía, y a los padre e hijo Alberto Benegas Lynch, que recomendaron cortar las relaciones diplomáticas con el Estado a cargo del argentino Jorge Bergoglio.
Una y otra vez Lemoine contestó posteos de autodefensa en los que volvió a apuntar contra Iñaki Gutiérrez: “Largue las drogas, señora”, le recomendó. Y cuando fue cuestionada por entrometerse en la vida privada o en la posible adicción de una persona, ella retrucó: “La verdad no ofende”.
También rechazó sus responsabilidades y pedidos de alejamiento de La Libertad Avanza. “Cómo lo hiciste perder a tu jefe, querida”, le recriminó un lector. “No –replicó Lemoine-, yo lo ayudé a llegar”. Otro, en tono más imperativo le escribió
-Por favor, renunciá.
-Por? –respondió la diputada electa, desentendida.