El presidente estadounidense, Joe Biden, pidió este viernes al Congreso más de 100.000 millones de dólares para ayudar a Israel y Ucrania y abordar la crisis migratoria en la frontera con México, al tiempo que Rusia acusó a Estados Unidos de empujar al mundo a “un abismo profundo” con su ayuda militar.
El Gobierno estadounidense formalizó la petición en una carta de la directora de la Oficina de Administración y Presupuesto de Estados Unidos, Shalanda Young, al presidente interino de la Cámara de Representantes, el republicano Patrick McHenry. En la misiva, Young advirtió que “el mundo está mirando y el pueblo estadounidense espera de sus líderes unan esfuerzos y resuelvan estas prioridades”. “Urjo al Congreso a atender (esta petición) como parte del acuerdo presupuestario” total que se debe aprobar, recordó, en las próximas semanas.
El pedido junta la ayuda de 14.300 millones a Israel y el paquete para Ucrania por 61.400 millones; se contemplan 9.150 millones para ayuda humanitaria para “Ucrania, Israel, Gaza y otros”, aunque no se especifica cuánto iría para cada territorio; y hay 13.600 millones destinados a aumentar la seguridad en la frontera con México. El consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, explicó en una llamada con periodistas que el Ejecutivo hace esta petición después de que el mundo haya llegado a un punto de “inflexión” tras los “horribles ataques terroristas” de Hamas a Israel y mientras el pueblo ucraniano sigue luchando contra la agresión rusa.
Unidos por Israel, divididos por Ucrania
En el Congreso no todos están de acuerdo en ayudar al país que encabeza Volodimir Zelenski. El ala más radical del Partido Republicano, afín al expresidente Donald Trump, ya bloqueó a finales de septiembre la aprobación de más fondos a Kiev. El propio Trump, que aspira a las elecciones presidenciales de 2024, sostiene que su país no debería proporcionar más asistencia a Ucrania y considera que Europa debería ser el principal proveedor de ayuda.
Además, los republicanos continúan sin un líder en la Cámara de Representantes y no existe una opción clara para reemplazar a Kevin McCarthy tras su destitución el 3 de octubre, en un acontecimiento sin precedentes en la historia norteamericana. Es más, Jim Jordan fracasó este viernes por tercera vez en su intento por liderar la Cámara Baja, de nuevo por la oposición de compañeros de su mismo partido. Los conservadores tienen la mayoría en ese hemiciclo, con 221 escaños, y Jordan necesitaba 215 votos para hacerse con el puesto de “speaker”, tal y como se conoce en inglés, pero 25 legisladores de su bancada votaron por aspirantes que ni siquiera se habían postulado. “Necesitamos un ‘speaker’ tan pronto como sea posible para que podamos ponernos a trabajar por el pueblo estadounidense”, había sentenciado Jordan en una conferencia de prensa antes de la votación.
Para superar el bloqueo de los republicanos afines a Trump, Biden decidió vincular la asistencia a Israel, que cuenta con un amplio respaldo en los dos partidos, con la ayuda a Ucrania. En un discurso que dio el jueves en la Casa Blanca para anticipar el pedido al Congreso, explicó en un lenguaje simple que, aunque estos conflictos parecen estar “muy lejos”, son relevantes para el futuro de EE.UU. porque sus adversarios están observando cómo reacciona. “No permitiremos que terroristas, como Hamas, y tiranos como (Vladimir) Putin, triunfen”, aseveró. “En momentos como este, debemos recordar quiénes somos. Somos los Estados Unidos de América y no hay nada que no esté a nuestro alcance si lo hacemos juntos”, agregó.
La crítica del Kremlin
El vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev, acusó a EE.UU. de empujar al mundo a “un abismo profundo” tras el pedido de Biden al Congreso. “El mundo que sigue a EE.UU. continúa cayendo en un profundo abismo. Se toman decisiones que no solo son el testimonio del irreversible deterioro mental de quien las toma, sino de la pérdida de lo que quedaba de vergüenza”, expresó en un mensaje escrito en su canal Telegram.
Medvédev, uno de los principales halcones del Kremlin, se opuso a que el mandatario norteamericano considere que “la inversión en la muerte de gente innecesaria” sea algo “racional y bueno”, en el marco de su alocución del jueves. “No hay nada que decir. Es algo que va más allá del bien y el mal. Y no solo se trata de la demencia de un viejo imbécil, sino de toda la filosofía a nivel estatal a lo largo de varios siglos” de EEUU, indicó. Por ello, alertó que “la cantidad de armas suministradas tarde o temprano pasará a calidad. Los proyectiles explosivos, antitanques, incendiarios y las bombas termobáricas se convertirán en cargas nucleares”.
El portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, calificó como “inaceptable el tono” del demócrata en su discurso y que su retórica no fue propia de un político responsable al llamar tirano a Putin. En tanto, la portavoz de Exteriores de Rusia, María Zajárova, acusó a EE.UU. de “engañar a todo el mundo” al afirmar que la ayuda a Ucrania tiene como objetivo “luchar por la libertad y la democracia”. “Antes le llamaban lucha por la libertad y la democracia. Ahora resulta que se trata de un mero cálculo. Así han sido siempre, simplemente engañaron al mundo escudándose con valores que no existen para Washington”, explicó en Telegram. Según ella, la guerra siempre fue para EE.UU. “una inversión razonable” ya que no han afectado su territorio y los daños a otros no le preocupan. “Nada personal, simplemente negocios”, ironizó.
Informe: Axel Schwarzfeld