Un grupo de especialistas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y de otras instituciones investiga en Santa Fe el comportamiento de los humedalesd el río Paraná frente a distintos tipos de fuego, para lo cual realizan quemas controladas, con el objetivo de reunir información y avanzar hacia políticas públicas de manejo integrado de incendios y acciones que permitan evitarlos.
Se trata de tres proyectos que tienen sede en la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la UNL, que cuentan con financiamiento de esa casa de estudios, del Gobierno de Santa Fe y de la Agencia Nacional de Ciencia y Técnica de la Nación, a los que se suma un cuarto, impulsado por la Unión Europea y que tiene al país como miembro.
Zuleica Marchetti, docente e investigadora de la FICH y directora de las iniciativas, indicó que “el objetivo de los cuatro proyectos, ya sea por movilidad o por trabajo propio en campo, es juntar información de base que nos permita conocer cómo reaccionan los humedales y cómo podrían comportarse frente a distintos tipos de fuego”.
En una entrevista con Télam, Marchetti explicó que la idea es tener “un alerta de incendios y toda la información disponible que permita prevenirlos”, además de “avanzar hacia políticas públicas de manejo integrado del fuego, que implica tratar de evitar los incendios”.
“Estos proyectos incluyen una mirada social, para que la academia haga un feedback, para nutrirnos nosotros de los conocimientos locales y poder generar también otro tipo de conocimientos”Zuleica Marchetti
La investigadora contó que en las iniciativas hay “un componente social, que es conocer cómo los habitantes de los humedales usan el fuego, por ejemplo para limpiar, reducir la materia seca en pie para evitar grandes incendios que les quemen todo el campo”.
“Estos proyectos incluyen esa mirada social, para que la academia haga un feedback, para nutrirnos nosotros de los conocimientos locales y poder generar también otro tipo de conocimientos que los complementen, que juntos hagamos un gran paquete que pueda convertirse en un apoyo a políticas públicas destinadas al manejo integrado de los incendios y el cuidado de nuestros humedales”, añadió.
Marchetti remarcó que es innovador que se estén haciendo quemas científicas en humedales, pero más aún el hecho de “estudiar el comportamiento del fuego”.
“Hay muchos trabajos que estudian los impactos del fuego sobre distintos componentes del ambiente, y uno puede hablar a favor o en contra del fuego en ese sentido, pero ninguno de esos trabajos estudió las características del fuego que generó esos impactos”, puntualizó.
En esa línea, contó que se estudiaron las temperaturas a distintas alturas desde la superficie del suelo, cuánto tiempo duraron tales temperaturas, cuánto tiempo se calentó el suelo, cuál fue la tasa de avance o propagación del fuego, en qué condiciones ambientales se generó ese fuego.
“Esas características que tienen que ver con el evento del fuego mismo, que hace que el fuego sea más o menos nocivo sobre el ambiente, no están siendo estudiadas”, planteó.
La docente resaltó que se trata de un “enfoque ciento por ciento interdisciplinario”, que cubre el componente social con antropólogos, pero que en lo referente a la ecología reúne especialistas en vegetación, en invertebrados, en vertebrados, en calidad de agua y de aire, en metereología, en imágenes satelitales, teledetección y trabajo con drones.
Además, informó que interviene la Secretaría de Protección Civil y Gestión de Riesgos de la provincia, cuyo personal generó las condiciones de seguridad para el desarrollo del fuego en las quemas controladas, ya que “son los que salen a apagar los incendios cuando se generan, son los que más conocen el campo en ese sentido, entonces también está incluida su mirada, su experticia y sus propuestas”.
La idea es “conocer cómo es la respuesta del ambiente a distintos tipos de fuego”, para lo cual se estudia el ambiente “en forma previa, durante la experiencia de fuego y en forma posterior”.
“Hicimos relevamiento de suelo, de fauna edáfica, de vegetación, de vertebrados, de agua. Durante la experiencia de quema monitoreamos la calidad del aire, el comportamiento de los vertebrados para ver lo que sucedió durante y después de la experiencia de fuego y una vez culminada la experiencia se hicieron colectas de cenizas, por ejemplo”, añadió.
Además del estudio del fuego en sí mismo, también se analizan “las condiciones meteorológicas en las cuales se desarrolla, velocidad y dirección del viento, ráfagas, intensidad, cuál es la temperatura y humedad ambiente, que son condiciones ambientales que hacen que un fuego pueda ser más o menos severo o peligroso”.
Se busca “caracterizar los distintos tipos de fuegos que pueden darse en humedales y estudiar cuál es su efecto real sobre diferentes elementos del ambiente”.
“Entonces, vamos a saber a ciencia cierta si un fuego de 200 grados quema o no la materia orgánica, afecta o no la fauna edáfica y la vegetación, y que tipos de especies se regeneran o no, si los vertebrados tienen chance de refugiarse o escaparse o no, en contraposición a un fuego, por ejemplo, que alcanza 600 grados sobre la superficie del suelo”, agregó.
Marchetti explicó que trabajan en humedales y, dentro de ese ecosistema, se concentran en comunidades herbáceas, como cataizales y canutillares, dos tipos de plantas acuáticas, y contó que “el objetivo después es tratar de trabajar en pajonales, que son las comunidades que más se queman en los ambientes fluviales”.
“Estos proyectos arrancaron este año con la primera experiencia de quema controlada, hicimos dos parcelas de quema, tenemos dos parcelas testigo, para contrastar el efecto del fuego y la respuesta de los componentes del ambiente y compararlos con esas parcelas testigo”, explicó.
La investigadora dijo que los monitoreos post fuego quedaron interrumpidos debido a que el río subió y las parcelas se inundaron, “pero el objetivo es hacer un estudio a mediano y largo plazo en la medida que tengamos financiamiento”.
Luego, explicó que “hay una diferencia entre fuego e incendio: incendio es un fuego sin control que afecta grandes superficies, en tanto que un fuego involucra una superficie pequeña que se puede controlar, se puede apagar”.
“Situaciones de inundación generan mucha materia verde que cuando al agua baje se va a secar y se va a acumular. El objetivo es juntar la mayor cantidad de información para que cuando tengamos estas condiciones, que sea un potencial desencadenante de grandes incendios, sepamos cómo controlar la situación o cómo manejar el ambiente a los efectos de evitar esos incendios”, amplió.
Luego, sostuvo que “las quemas controladas tienen ese objetivo: se queman parches chicos de ambientes que uno conoce, que sabe cómo van a reaccionar, que se pueden contener, entonces al generar esos parches de quema en distintos lugares evitamos la posibilidad de potenciales incendios catastróficos, como los que hemos tenido en los últimos años de sequía”.
Además de la FICH y Protección Civil, participan la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL; el Centro de Investigación y Transferencia de la Universidad Nacional de Rafaela-CONICET; el INTA Paraná y el Instituto de Investigaciones en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Rosario.
También realizan su aporte el Instituto Nacional de Limnología, de UNL-CONICET; la Universidad Simón Bolívar de Venezuela y el Colectivo Cobra CIC del Reino Unido, la Dirección Nacional de Vialidad Distrito Santa Fe, y División Conservación; el Centro de Monitoreo Meteorológico y Climático SAT Santa Fe y el Instituto Nacional del Agua, Centro Regional Litoral.