Desde hace dos años la “Ley Nicolás” sigue un lento y trabajoso derrotero en la Cámara de Diputados, desde su ingreso, su tratamiento en tres comisiones, un arduo intercambio parlamentario, hasta obtener dictamen unánime. Su redacción resume el trabajo de una innumerable cantidad de profesionales, y de familias de todo el país, entre quienes se destaca Gabriela Covelli: la mujer que, tras haber perdido a su hijo Nicolás Deanna en 2017 por una mala praxis médica, transformó esa tragedia personal en una lucha universal: está decidida a mejorar la seguridad del paciente, para evitar más riesgos y muertes innecesarias. Hacia allí apunta esta ley que, si no es tratada antes del 8 de diciembre, perderá estado parlamentario

“Hubo cinco sesiones en todo el año, aunque es verdad que en las comisiones los diputados también siguen trabajando, y mucho. Pero después de tanto trabajo y llegar al acuerdo de todas las fuerzas, no es posible tirar todo a la basura. He hablado con los jefes de bloque de todos los partidos y estoy agradecida con el trabajo hecho hasta ahora. Pero me dicen que no pueden hacer venir de sus provincias a los que culminan sus mandatos, porque ya se quedan allá. ¿Cómo puede ser que esto no les toque el corazón? Hasta el 8 de diciembre son funcionarios públicos, son nuestros diputados”, reclama Covelli.  

La segunda opción de Covelli y las familias de “Por la vida y la salud” -más de 300 de todo el país que sufrieron lo mismo que ella, entre las que hay casos de trascendencia mediática como el de Débora Pérez Volpin o Silvina Luna– es la de pedirle al presidente electo Javier Milei que sume a la Ley Nicolas en el temario que se tratará en las ya anunciadas extraordinarias. “Pero ya es otro cuerpo. Los nuevos diputados no van a saber de qué les estamos hablando. Tienen, de todos modos, todo el trabajo hecho a disposición, que es enorme”, dice con tristeza esta madre.  

Una cuestión de cuidado

Covelli habla de “cambiar el paradigma actual por la atención centrada en el paciente, no como objeto sino como sujeto de derecho“. Da ejemplos del modo en que el paciente termina invisibilizado en el sistema de salud. Uno entre tantos: “En los congresos de seguridad del paciente hablan expositores destacados, de todo el mundo. Un día fui a uno y pregunté: ¿pero cómo, acá no habla ningún paciente? Increíblemente no, nunca. A raíz de esto el Ministerio de Salud de Nación me citó por mi ONG, y el 17 de septiembre, Día Internacional de la Seguridad del Paciente, los pacientes tuvieron voz por primera vez en un congreso federal”, se enorgullece. 

Entre esos pequeños grandes pasos en la seguridad del paciente que fue dando con su ONG hay otros: se implementaron cursos gratuitos y certificaciones en el Ministerio de Salud, por ejemplo. “Eso fue hace poco y fue por nuestra lucha. Pero los mismos funcionarios nos dicen que si esto no sale por ley, los próximos gobiernos lo hacen si tienen ganas”, advierte. 

Y “una partecita” del proyecto de ley que sí fue aprobada y promulgada este año, como una ley aparte: la informatización de las historias clínicas de todo el país. 

La que falta lograr “la madre de todas las batallas”, la gran bandera: Que las matrículas salgan de la órbita de los colegios de médicos, para pasar a depender del Ministerio de Salud. Un cambio que se pudo empezar a discutir en la provincia de Buenos Aires, donde se encontró escucha de parte de las autoridades del área, cuenta Covelli, aunque falta para dar el gran cambio. 

Los colegios son corporaciones que suspenden a los médicos porque no pagan una matrícula, eso sí es causal de suspensión para ellos. Pero no suspendieron a (Aníbal) Lotocki después de toda la gente que dañó y mató. La suspensión se logró en la justicia y el Colegio de Médicos de Misiones no le sacaba la matricula. Tuve que llamar al gobernador para advrtirle que incumplían una orden judicial, fue un escándalo”, repasa Covelli. Si esto ocurre con un caso mediático y conocido como este, es imaginable lo que sucede en tantos otros casos. 

Letra de ley

La ley contempla otras cuestiones: Capacitación permanente y obligatoria en seguridad del paciente para los profesionales de salud, remunerada y con tiempo dentro de sus horas de trabajo. Auditorías médicas. Protocolos de actuación, evaluación y auto evaluación. Evauación psicofísica de los profesionales de salud. “Como seres humanos que son, están expuestos a adicciones, padecimientos mentales. Es necesario detectarlas, no para ‘tirar’ a esos médicos, sino para ayudarlos y, eventualmente, pasarlos a otros lugares, administrativos por ejemplo, donde no pongan en riesgo la salud de la población. Como en el sistema docente”, pide. 

La ley postula también la necesidad de reportar los errores médicos en cada institución pública o privada en el sistema Sisa (que centraliza el Ministerio de Salud) , algo que ocurre en otros países, pero no aquí. Apunta a también a lograr una estadística anual de mala praxis, “para saber dónde estamos parados, y poder trabajar sobre eso”. “No vamos por una sanción o castigo porque de los errores también se aprende. Si existe un error de cualquier profesional, que se animen a manifestarlo y que eso quede en un reporte, para aprender de esto y tener estadísticas”, es el planteo.

Covelli tiene el apoyo de gran cantidad de profesionales de la salud e instituciones. Su lucha no es “en contra de los médicos”, sino, por el contrario, en defensa de los que trabajan bien, que son la inmensa mayoría. Recorre escuelas y facultades. La emociona recordar lo que pasó cuando fue a hablar a la Universidad de Mar del Plata, “ante profesionales recién recibidos y por recibir”. “Les hablé y se pararon todos y me apaudieron de una manera tan especial, que muestra cuánto están deseando ellos ser formados en esta humanidad. Hoy no hay una formación en seguridad del paciente en toda la carrera de medicina“, marca. 

También se enorgullece de haber sido contactada por la reconocida organización Patient Safety para difundir su testimonio. “Estaban sorprendidos por la ley, la pidieron para tomar de modelo, resaltaron que era modélica en América. Si es una ley que causa tanto orgullo en el mundo, acá no la pueden dejar caer así”, reflexiona. 

Repasa todo el apoyo que recibió esta ley de los nombres más variados, desde la primera vez que intentó entrar la ley, cinco años atrás como iniciativa ciudadana, hasta ahora: desde el radical de Juntos por el Cambio Fabio Quetglas, que fue quien luego la presentó, hasta los integrantes de Unión por la Patria Mónica Macha y Daniel Gollán. Desde María Eugenia Vidal o Graciela Ocaña hasta Florencio Randazzo o la socialista Mónica Fein, presidenta de la comisión de Salud.   

“Tanto, tanto trabajo, no puede quedar en la nada”, vuelve a reclamar Covelli. “Se calcula que en el mundo mueren 2 millones 600 mil personas por fallas del sistema de salud, por causas evitables. En la Argentina tenemos una ley de derechos del paciente, pero no se respeta. Es urgente empezar a hablar de la seguridad de los pacientes, que somos todos, en algún momento de nuestras vidas”. 



Fuente-Página/12