Entre los procedimientos de cuidados higiénicos que no se deben omitir, el cepillado de dientes encabeza la lista. Sin embargo, si esta acción es necesaria para no molestar a los interlocutores que tendrán que sufrir las consecuencias de este olvido, sigue siendo muy importante por motivos de salud. Sin embargo, ¿podemos arreglárnoslas con una sola limpieza diaria? Élodie Terrer, investigadora en microbiología y cirujana dentista, respondió a esta pregunta con Señora Fígaro.

Que risque-t-on ?

Según las recomendaciones de la Unión Francesa para la Salud Bucodental, es necesario cepillarse los dientes dos veces al día. Si por olvido o pereza nos saltamos uno de nuestros cepillados dentales diarios, el especialista explica que nos estamos exponiendo a bacterias pactogénicas. Efectivamente, es necesario cepillarse los dientes para eliminar el sarro y la placa dental que son los causantes de la acumulación de actividad bacteriana en la boca. Así, si nos saltamos la limpieza matutina, fomentamos la proliferación de bacterias provocadas por las comidas del día.

Por el contrario, si te acuestas y te saltas este paso, se produce el mismo problema que durante el día con la adición de una función de autolimpieza que funciona a cámara lenta. Como resultado, la microbiota bucal se desequilibra y el esmalte dental se debilita. Como resultado, esto provoca la inflamación de las membranas mucosas y las caries se invitan a la fiesta.

Otras consecuencias de la falta de higiene bucal

Más que un problema de salud, provoca mal aliento. “Al acumularse e interactuar entre sí, ciertas bacterias liberan mal olor, metano o azufre, provocando mal aliento, especifica Élodie Terrer. Y ciertos individuos están más expuestos a ello porque dependiendo de su fisiología, sus conductos salivales pueden estar más obstruidos que otros por la placa dental y el sarro.“, ella explica. La experta aconseja cepillarse tanto al menos dos veces al día como máximo tres veces al día. “Lo ideal es que nos cepillemos los dientes después de las comidas, especialmente por la noche, para que las bacterias no se alimenten más de los restos de comida en nuestra boca y proliferen.”, recomienda la Dra. Élodie Terrer.



Fuente Traducida desde grazia.fr