Por primera vez en muchos eneros, el empresariado argentino que suele habitar la costa uruguaya acortó su estadía en las aguas de Punta del Este, no porque la crisis económica los haya obligado a un verano gasolero, sino porque el escenario de sus negocios está convulsionado desde que Javier Milei asumió la Presidencia de la Nación. Eso obligó a muchos a ir a volver a Buenos Aires y tener el teléfono activo. El clima de los ceos argentinos en el Uruguay mostró dos caras: un grupo nada despreciable de los que militan la causa y financiaron a La Libertad Avanza, bancando fuerte; y los más viejos y desconfiados, muchos de ellos con negocios vinculados a la economía real, que tienen una duda central que admitió uno de ellos ante Página I12: “más allá del plan, no está claro si este gobierno tiene capacidad política para llevar a cabo lo que quiere hacer”, aseguró la fuente. El temor de este sector es que, en un escenario de debilidad casi total, Milei abre frentes de conflicto con demasiados sectores, sin medir que las tensiones del presente, excesivas y hasta soberbias -según muchos empresarios- serán problemas futuros cuando en marzo el contexto de crisis se agudice por las subas de precios, tarifas, y todo tipo de consumos habituales de los sectores medios.

José Luis Manzano, empresario y emblema del menemismo, es un faro de consulta de muchos empresarios argentinos en el verano del país vecino. Los más cercanos peregrinan a su chacra de José Ignacio en busca de consejos, recomendaciones y lecturas. Admiten muchos que le gusta a Manzano el despliegue y que hizo allí una reunión importante para celebrar fin de año. En privado, según contaron diferentes fuentes a este diario, el empresario se sonríe cuando le hablan de un revival de menemismo. Es que, como no pocos, Manzano tiene dudas sobre el nivel de expertisse del gobierno de Milei. Sobre todo, en sus segundas y terceras líneas. Le faltan hombres de peso, suele decir, y resalta la conflictividad excesiva para tan poco tiempo de gestión.

En la otra esquina, la efervescencia mileísta sigue en los entusiastas. Hace unos días, un ceo que habita el chat de Whatsapp “Dolarización”, un desprendimiento del “Nuestra Voz” -que creó el dueño de Mercado Libre, Marcos Galperín-, escribió un texto que a muchos les dio algo de vergüenza: “en un mes, estamos viendo al mejor gobierno de la historia”, se entusiasmó. En ese grupo, también, están los integrantes de la familia Neuss (negocios financieros, gaseosas, energía y la VTV de la Ciudad), muy activos militando a Milei en el este uruguayo. Georgie Neuss, muy cercano a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y financista de la campaña presidencial de “La Piba” (con préstamo de aviones privados incluidos) armó una cena en su residencia de La Huella donde la conclusión fue que “lo que hace el presidente es lo mejor que se puede hacer”. Participaron del convite muchos de los “dolarizadores”, entre ellos Alejandro Simón, el ceo de Sancor Seguros. 

Una reunión similar hizo el histórico de Comercial del Plata, Santiago Soldati, en su mansión en Rocha, la “Santa Isabel”. Compartieron mesa, allí, el ex FIAT, Cristiano Rattazzi, militante ferréo de Milei, y Alejandro Bulgheroni, líder de Bridas. Bettina, la esposa de este último y una de las mujeres más activas del establishment, tiene un vínculo muy fluido con la hermana del presidente, Karina Milei. También fueron de la partida Sebastián y Juan Pablo Bagó, los laboratoristas que juegan fuerte con los libertarios. 

No hay plata (en los bolsillos)

Daniel Funes de Rioja, titular de la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Coordinadora de Productores de Alimentos (Copal), es otro de los habitues del Este. Pasó sus días con la dualidad del beneplácito de la reforma laboral que impulsa Milei y el presidente oscuro que vislumbran las empresas del consumo masivo. En una de las charlas que mantuvo con sus pares admitió que “se nota mucho la caída de la demanda” y que “no está solucionado el tema del pago a proveedores al exterior”. Es que las industrias chicas están con problemas para financiarse y en el Uruguay es vox populi el fracaso del Bopreal, el bono con el que el ministro de Economía, Luis Caputo, intentó convencer a los empresarios que tenía deudas del BCRA para pagar importaciones. 

Otro de los ceos del consumo que veraneó en Punta del Este, vivió en carne propia la crisis cuando lo llamaron de Buenos Aires ára avisarle las malas nuevas. Al histórico socio de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), le contaron que en una reunión en la entidad, dos grandes empresas de venta de electro, una de ellas la chilena Copel, detallaron una caída de ventas del 55 por ciento en diciembre. “Uno de los meses más malos de la historia”, escuchó al otro lado de la línea. Los que también estuvieron que trinan en el Este fueron los productores de bebidas, rubro que se derrumbó 13 por ciento en el mes de las Fiestas. Inédito. 

Entre las penurias de los que, a decir verdad, ya ganaron fuerte en la primera parte del gobierno por las remarcaciones récord de precios, se dejaron ver dos ex dirigentes de Juntos por el Cambio. Uno, Francisco “Pancho” Cabrera, ex ministro de Industria de Macri y quien puso en Comercio de Milei a Pablo Lavigne; el otro, el ex ministro de la deuda con el FMI, Nicolás Dujovne, ya instalado en la consultoría y más lejos de la política. Le preguntaron a Dujovne, que tiene casa en La Huella, cómo veía a Milei, pero se excusó de opinar. 

En un almuerzo que se realizó hace unas horas, dirigentes agropecuarios comieron en un restó de Rocha, muy reconocido, para analizar la situación de la suba de retenciones que aplica Milei con la Ley Ómnibus. Hay una interna, allí también, entre los mileístas y los que aseguran que las retenciones siempre están mal. En el primer grupo están los hijos de Paladini, el empresario de los chacinados que banca a los libertarios. En su mismo rubro está el economista y empresario del rubro Gustavo Lazzari, quien armó la cámara ficticia de 2000 pymes que salieron a bancar la reforma laboral de Milei. 

En el segundo grupo están los bodegueros, los otros productores de chacinados que no quieren pagar 15 puntos de retenciones, muchos productores de la zona núcleo y una parte de la Mesa de Enlace. Para sorpresa de muchos, la Sociedad Rural no sabe qué decir del alza de retenciones y ayer mantuvo una reunión con el secretario de Medios, Eduardo Serenelini, afecto a sacarse fotos con quienes lo visitan. En este contexto, esa postal podría ser un problema para la ruralidad, dado que la SRA queda expuesta a votar el alza al tributo a las exportaciones, algo a lo que siempre se opuso. Los más enojados por esta situación, de hecho, le mandaron mensajes de Whatsapp a Sergio Massa, que les había bajado las retenciones y hoy vacaciona en Pinamar articulando con los sectores dañados por la política del presidente.



Fuente-Página/12