En el inicio de una imponente trilogía de recitales en el porteño Teatro Gran Rex con el que simbólicamente vuelve a los primeros planos de la escena musical, Fabiana Cantilo hizo un personal y eficaz repaso por su historia como compositora e intérprete del rock argentino.
Con el pelo teñido de naranja para estar a tono con el color dominante de la puesta ideada por Bárbara Márquez, la artista, de 64 años, reafirmó la impronta que viene transitando hace más de cuatro décadas e hizo gala, además, del ángel que es capaz de irradiar sobre el escenario.
Al frente de una sólida banda y de cara a una audiencia mayoritariamente femenina, Cantilo no solamente cantó sino que tocó guitarras y hasta la batería en una suerte de reafirmación de sus dotes autorales e interpretativas.
Desde las 21.15 y con la decisión de hacer foco en el repertorio con su firma que construyó desde “Detectives” (1985) pero que siempre quedó un tanto relegado por sus labores como corista de Los Twist, Charly García y Fito Páez, entre otros, o su talento para versionar a otros autores.
Con el espaldarazo audiovisual dado por el boom de la serie “El amor después del amor”, Fabi tradujo esa exposición para mostrar una completa versión de su camino en el seno del rock de acá.
“Señores pasajeros ustedes han sido invitados a un viaje único, destino final: el paraíso”, anunció jugando con el texto de la canción “Tren” que fue el primer tema de la velada.
La propuesta sonora se apoyó en un sexteto de pulso rockero dirigido por el tecladista Ricardo Cay Gutiérrez y también integrado por Darío Casciaro (guitarra), Silvio Ottolini (batería, programación y pistas), Andrés “Colo” Dulcet (bajo y contrabajo), Marisa Mere (coros y guitarra) e Ishi Gutiérrez (en asistencias e instrumentos varios).
— Fabiana Cantilo (@FabianaCantilo) September 30, 2023
Sin perder en ningún momento esa estética del mundo pop, hubo aportes de un cuarteto de cuerdas que reunió a Paula Sadovnik (violoncello), Mariana Canario y Valentina Guirigay Colmenares (violines) y Federico Berthet (viola) y una cuerda de vientos a cargo de Juan Torres Fernández (saxo), Franco Espíndola (trombón) y Bruno Lazzarini (trompeta).
La atmósfera visual con un escenario en tres niveles surcado de escaleras y con una docena de pantallas ensambladas de manera irregular como telón de fondo, sumó las participaciones de las bailarinas Mayra Yossixca Machado y Rocío Castro.
“No necesito más nada (una tregua)”, “Payaso”, “¿De qué se ríen?” y “Empire State” (para el que por primera vez se calzó una guitarra) se encadenaron en el inicio de la presentación y develaron el tono personal de toda la noche.
Recién entonces y a tono con la desfachatez que la caracteriza, Cantilo saludó y gritó “cortame el aire negro, que si no mañana no vengo”, lo que desató una ovación y otra réplica: “miles y miles de seres que me quieren, no lo puedo procesar”, ironizó.
Con la presencia de su madre, sus sobrinas y el poeta Fernando Noy entre esos miles, el viaje prosiguió con una advertencia: “hicimos mierda esta canción y me encanta” dijo antes de una singular aproximación a “Fue amor”, uno de los temas que le dedicó Fito Páez y que cantó modificando levemente la letra hacia la primera persona (“todo vuelve como digo yo”).
“Hice un disco antes de la pandemia que se llama ‘Cuna de piedra’ y no sé si soy una idiota o una adelantada”, comentó antes de una sucesión de piezas de ese álbum de 2019 que incluyó “Dinosaurito” (dedicado a Páez), “Ya sé qué hacer”, “Tiro de gracia” y “Universo fiel” (esta última junto al rapero J.R.B.), con un aclamado impasse en el medio de la mano de “La bestia pop”.
Una visita a “Nada es para siempre” con la voz de Fabi fuera de escena pero con su imagen grabada cantando y dominando las pantallas, permitió un cambio de vestuario del atuendo negro con minifalda de tul del inicio a un ambo de saco y pantalón anaranjado que otra vez la llevó a su expareja porque, reveló, “tiene que ver con el aura naranja que Fito me vio cuando vivíamos en la Boca y para el que me hizo un tema que nunca se tocó y lo sacaron de la serie porque no vende”.
Los climas propuestos fueron entonces del minimalismo de “Delfines” a teclado, pista y voz a sentarse en la batería (“porque puedo, señores. Y tengo edad”, desafió) para tocar y cantar “Algo mejor” y ser aclamada.
Dos intercalados momentos dedicados a Charly García con una gran versión de “Bancate ese defecto” y “Demoliendo hoteles” que por primera vez eyectó al público de sus asientos, le permitió expresar “amamos a Charly, eso es un genio”.
“Este es el último tema que le hice a un hombre, otro más que se fue corriendo. Eso fue hace como 11 años pero ahora estoy sola para siempre y feliz”, señaló como prólogo a “Una vez más”, pero el primer gran estallido llegó con “Ya fue” ante el que respondió: “Guau ¿metí un gol? ¿querían hits? Entonces quédense parados” y arremetió con “Mary Poppins y el deshollinador”.
Esa atmósfera festiva se extendió tiempo después a la nómina de bises que culminó con “Mi enfermedad”, la creación de Andrés Calamaro que halló su mayor resonancia en la boca de la anfitriona.
La serie de presentaciones de Cantilo en la sala del centro porteño continuará esta noche y cerrará el martes 3 con la promesa de sumar algunas celebridades invitadas.