Las principales cámaras empresariales emitieron en forma coordinada un comunicado para rechazar la medida oficial de disponer una suma fija de 60 mil pesos en dos cuotas, no remunerativa y absorbible en la próxima negociación paritaria. Reacción bastante insólita porque se trata de un esquema modesto, tanto en monto como en condicionalidades a lo que se le agrega beneficios impositivos. Iniciativa que viene a compensar en parte el fogonazo inflacionario a partir del día después de las PASO, aumentos de precios que tienen como protagonistas a los mismos que se resisten a otorgar la suma fija.

Con una cobertura abusiva, el mundo empresarial trasladó a precios un porcentaje igual o mayor al de la devaluación del tipo de cambio oficial. A lo largo de las últimas décadas ha habido varios ajustes traumáticos de la paridad cambiaria, pero ninguno tuvo una transferencia tan automática a precios como el último.

El golpe pleno al presupuesto de las familias con la devaluación ya se produjo y, por lo tanto, la iniciativa del Gobierno es apenas un paliativo para el castigado poder adquisitivo.

La resistencia corporativa sólo puede entenderse como una reacción preventiva y una señal hacia los candidatos presidenciales acerca de limitar o directamente excluir la participación del Estado en la desigual puja distributiva. Aceptar la suma fija sin manifestar oposición podría ser interpretado, según la concepción conservadora, como la convalidación de la intervención del Estado en la economía.

La situación de los ingresos promedio de trabajadores formales e informales es precaria desde hace ocho años, por lo tanto oponerse a una mejora marginal de emergencia y temporaria puede ser por insensibilidad, avaricia o, directamente, por anteojeras ideológicas. Es probable que sea por los tres motivos.

El debate económico se ha corrido aún más a la derecha

Los presidentes de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), Alfredo González; de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja; de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), Mario Grinman, y de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Nicolás Pino, se expresaron en contra de la suma fija.

Los cuatro participaron del panel “Argentina en el largo plazo, la visión de los empresarios” en la Expo EFI 2023 y coincidieron en que “el ámbito natural para la discusión salarial son las paritarias y no una imposición estatal”.

Este tipo de comportamiento público del establishment se explica por el corrimiento del debate económico todavía más a la derecha. Movimiento que tiene como protagonista a Javier Milei, figura política alimentada por sectores del poder económico.

Las barbaridades que dice el líder libertario, con escasa rigurosidad y encubierta en un montón de palabras, insultos y nombres de economistas, haciendo eco en la segunda marca de la derecha radicalizada representada por Patricia Bullrich, ha sumergido en el barro la discusión de ideas y proyectos.

Las propuestas de la “motosierra” o la “dinamita” son absurdas y sólo sirven para abonar la cosmovisión de derecha, con especial dedicación hacia el mundo laboral para deteriorar aún más la calidad de vida de los trabajadores.

Propuestas vetustas, equivocadas e inefectivas

Los investigadores Matías Maito y Juan Manuel Ottaviano (CETyD-EIDAES-UNSAM) ofrecieron en este sentido un preciso diagnóstico en un artículo publicado en Revista Anfibia. Escribieron que en el debate sobre el mundo del trabajo, la derecha se apropió semánticamente de los conceptos de modernización y reforma.

“Con un mercado laboral mercantilizado, fragmentado, desregulado y flexibilizado de hecho -que a todas luces necesita transformaciones- sólo estos sectores ponen esa agenda en el debate público”, indican. Para agregar que si en otros momentos históricos preferían no anticipar sus programas de flexibilización, ahora tienen la convicción de que esas ideas son atractivas para el electorado.

De todos modos, advierten que “sus propuestas son vetustas, carentes de imaginación y ya se demostraron equivocadas e inefectivas. Pero no se trata de una reforma: el sueño de la derecha es refundar el mundo del trabajo“. Este objetivo está motivado en el desprecio que tienen a los “70 años de peronismo”, expresando “una frustración visceral, una desilusión estructural con el modo en el que se conformó nuestra sociedad, creen que ahí está la clave de todos nuestros males”.

Si el mundo occidental es Estados Unidos, ¿cuál es la actual política laboral de la administración Biden?

Milei afirmó que romperá con los países “comunistas” y que será aliado incondicional de Estados Unidos. En tanto, Carlos Melconian, el siempre candidato a ministro de Economía y que lo sería en caso de que la devaluada Patricia Bullrich ganara las elecciones presidenciales, dice que sus ideas son “capitalistas y occidentales”. O sea, alineadas con las de Estados Unidos y no con las de China, aunque es complicado identificar en la actual realidad política local quienes son los que proponen seguir el modelo de desarrollo de la potencia asiática. Es complicado porque no hay nadie que lo haga.

Como se trata del mundo “occidental” al que dicen que Argentina debiera pertenecer, resulta revelador entonces conocer qué está proponiendo la potencia occidental dominante respecto al mundo laboral y a la relación de los sindicatos con las empresas.

El reciente documento “Labor unions and the middle class”, del Departamento del Tesoro (el Ministerio de Economía) de Estados Unidos, afirma que los sindicatos fortalecidos tienen el potencial de detener o revertir algunas de las tendencias negativas que enfrenta la clase media desde la década de 1970: salarios estancados, deterioro de la preparación para la jubilación y disminución del tiempo libre.

Asegura que los sindicatos aumentan los salarios, los beneficios complementarios y las comodidades para sus miembros, y los efectos indirectos conducen a mejoras similares para los no sindicalizados.

Por lo pronto, los reclamos sindicales están teniendo cada vez más apoyo. Alrededor de tres cuartas partes de los estadounidenses encuestados por Gallup el mes pasado apoyan a los trabajadores automotrices en huelga, así como las protestas y paros de la comunidad artística de cine y televisión.

Este nivel de respuesta se debe al renovado apoyo a los sindicatos en los Estados Unidos. La periodista Katharina Buchholz del portal Statista precisó que en 2023 el 67% de los encuestados estadounidenses dijeron que aprobaban los sindicatos, frente a sólo el 54% hace diez años y comparable a niveles de la década de 1960. El año pasado, el apoyo había alcanzado el 71%, aún por debajo del máximo del 75% en la encuesta de 1953 y 1957.

Los encuestados están cada vez más convencidos de que los sindicatos benefician no sólo a los trabajadores sindicalizados (77% de acuerdo), sino también a la economía estadounidense (61%). El 47% dijo que los trabajadores no sindicalizados también podrían ver ventajas, frente al 29% en 2009.

En el modelo capitalista y occidental lo que crece es la desigualdad

Melconian, en una elaboración más ordenada que Milei, reclama que la Argentina tiene que elegir el modelo capitalista y occidental. No es precisamente un sendero que haya mejorado el bienestar general de las poblaciones de los países en que ha sido aplicado con fervor. En especial en una variable clave: la desigualdad en la distribución de la riqueza.

Hace un par de semanas se publicó el tradicional informe de riqueza global 2023, ahora elaborado por la Unión de Bancos Suizo (UBS) luego de que esta entidad absorbiera al quebrado Credit Suisse que se dedicaba a preparar este reporte. Es el estudio más completo sobre la riqueza personal global y la desigualdad entre adultos en todo el mundo.

La riqueza personal se define como la propiedad de bienes raíces y activos financieros (acciones, bonos y efectivo) menos deuda para todos los adultos del mundo. Los datos muestran que en 2022 la desigualdad de la riqueza global es escandalosa: el 1% de los adultos (59 millones) posee el 44,5% de toda la riqueza personal, cifra ligeramente superior a la de antes de la pandemia en 2019.

En el otro extremo de la pirámide de riqueza, en la base el 52,5% de la población mundial (2800 millones) tiene una riqueza neta global de sólo el 1,2%.

“La gran mayoría de los ricos y muy ricos todavía viven en el llamado Norte Global”, identifica el documento de UBS, o sea en el mundo capitalista y occidental.

La CGT aceptó finalmente la suma fija pero ese monto será absorbible en futuras negociaciones paritarias. Imagen: NA.

Cuál es el papel clave que cumplen los sindicatos

Existen mejores y peores organizaciones gremiales, mejores y peores dirigentes sindicales y hasta existen sindicalistas que actúan como empresarios y están más cerca de las ideas neoliberales que de la defensa de los trabajadores. Sin embargo, una cosa es observar las debilidades de la burocracia sindical y otra muy distinta pensar que no deben existir los sindicatos.

El informe del Departamento del Tesoro de Estados Unidos destaca que los sindicatos fortalecidos ayudarían a un sector más amplio de trabajadores, cerrando las brechas salariales y de género. Apunta que los sindicatos complementan las mejoras en curso en la tecnología y la prestación de atención sanitaria.

En términos generales, señala que “los sindicatos fortalecidos y el aumento de la afiliación sindical tienen el potencial de contribuir al crecimiento y la resiliencia de la economía”.

Esta sentencia está respaldada por la conclusión de que una mayor sindicalización conduce a una menor desigualdad, lo que, a su vez, puede tener efectos macroeconómicos positivos.

“La teoría y la experiencia son claras sobre las formas en que los sindicatos han aumentado, en el pasado y podrían hacerlo en el futuro, la productividad de manera más sustancial”, indica el documento.

En cambio, con el corrimiento del debate económico aún más a la derecha, aquí dos de los tres candidatos a presidente (Milei y Bullrich) plantean, entre otros recortes de derechos laborales, la eliminación de “la ultraactividad” de los convenios colectivos de trabajo.

Esta condición implica que las reglas de funcionamiento de la relación de los trabajadores y las empresas se mantienen vigentes más allá de su vencimiento, hasta que no se apruebe uno nuevo.

Los convenios colectivos no están desactualizados

Los investigadores Matías Maito y Juan Manuel Ottaviano ilustran, en el artículo mencionado, que esta norma es una garantía para los trabajadores: les permite no tener que validar año a año los derechos conseguidos, puesto que si no aceptan las propuestas del sector empresario saben que sostienen su situación inicial.

La propuesta de la derecha es una trampa. Si los sindicatos quisieran aumentos salariales deberían aceptar la flexibilización de derechos y, si no lo hacen, la falta de acuerdo haría vencer los convenios colectivos. A la larga, el fin de la ultraactividad implica hacer caer todos los convenios colectivos de los sindicatos que no acepten flexibilizar sus condiciones de trabajo”, indican.

La derecha sostiene que esto permitiría actualizar convenios de más de 50 años, que no se corresponden con la realidad del sistema productivo y que suponen un obstáculo para el desarrollo, la incorporación de tecnologías y las mejoras en la organización del trabajo y la producción. Maito y Ottaviano informan que más allá de que los convenios no incentivan ni desincentivan la generación de empleo, la propuesta se asienta sobre un diagnóstico falso: los convenios no están desactualizados.

Apuntan que, en la práctica, existe una negociación articulada que los actualiza por abajo, puesto que ciertos convenios sectoriales se complementan y articulan con negociaciones por empresa. Para concluir que “la propuesta no está orientada a la modernización de los convenios colectivos; sólo buscan recortar derechos”.

Las paritarias son determinantes pero si tienen una ayuda, mejor

Una suma fija con todas sus cualidades, no la parcial anunciada, es complementaria no sustitutiva de las negociaciones paritarias. No debilita el poder de los sindicatos, por el contrario lo fortalece porque da respuesta a las necesidades de sus representados, en este caso con la colaboración del Estado en una relación desigual con las empresas.

Las propuestas de la derecha política, expresión de los intereses de las corporaciones empresariales, consisten en recortar derechos laborales y el poder de negociación de los sindicatos, a contramano de lo que se impulsa ahora en el mundo occidental representado por Estados Unidos.

Una de las características salientes de las elites locales a lo largo de la historia consistió en tener una lectura equivocada de las tendencias mundiales de las relaciones de poder global, además de copiar a destiempo las recetas económicas de los países centrales.

Cuando en Estados Unidos se debate y se impulsan medidas para fortalecer la acción sindical para mejorar la calidad de vida de la población, acá se pretende debilitar la organización de los trabajadores, incluso con la complicidad de algunos dirigentes sindicales.

El Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz preparó el informe “Empleo e Ingresos” en el cual explica que, antes de las PASO, “los salarios de los trabajadores formales evolucionaron en la mayoría de los casos por debajo de la inflación”. Se presenta así “la necesidad inminente de recomponer ingresos en un contexto donde el poder de compra se erosionaba cada vez más”, menciona.

Explica que en el contexto de aceleración inflacionaria se ha dado una generalización de “paritarias cortas” en revisiones trimestrales. La suma fija viene a complementar, no sustituir, esta negociación en un escenario de ingresos muy complicado para los trabajadores.



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