El fundador y líder del partido marxista leninista Perú Libre (PL), Vladimir Cerrón, se sumó a la larga lista de políticos peruanos a los que espera la cárcel bajo cargos de corrupción, después de que un tribunal lo condenara el viernes a tres años y medio de prisión efectiva.
Desde la clandestinidad, Cerrón, neurocirujano de 52 años que condujo a PL a una sorprendente victoria en las elecciones de 2021, afirmó que es víctima de persecución política y agradeció, mediante un mensaje por la red social X, a dirigentes latinoamericanos que le ofrecieron solidaridad.
“Agradezco el gesto de solidaridad internacionalista de los delegados al Seminario Internacional de México, quienes han denunciado una persecución política contra mi persona y la no existencia de garantías judiciales”, dice el texto, que citó a los argentinos Atilio Borón y Jorge Drkos, los mexicanos Alberto Anaya y Yeidckol Polevnsky, la colombiana Gloria Flores, la salvadoreña Nidia Díaz y el brasileño Ricardo Abreu.
Agradezco el gesto de solidaridad internacionalista de los Delegados al Seminario Internacional de México, quienes han denunciado una persecución política contra mi persona y la no existencia de garantías judiciales en el país. Agradecemos a los líderes Alberto Anaya Presidente… pic.twitter.com/ZePqpfAM2z
— Vladimir Cerrón (@VLADIMIR_CERRON) October 8, 2023
La Justicia peruana, no obstante, dijo que tenía plena evidencia de que Cerrón cometió colusión al entregar un contrato para construir de un aeródromo cuando en 2014 era gobernador del departamento Junín, en los Andes centrales.
El dirigente ya tenía una condena a tres años en otro caso, también por corrupción como gobernador, pero no efectiva, es decir, seguía en libertad con limitantes, incluida la de no poder ejercer cargos públicos.
El abogado de Cerrón, Luis Mayhua, indicó que su cliente permanece en Lima analizando las estrategias de defensa y que se entregará cuando estén dadas las condiciones, lo que incluiría su traslado a Huancayo, capital de Junín, a 240 kilómetros al este de Lima, su principal centro de actividades.
El líder de PL, partido que propugna una economía socialista acompañada por un manejo político autoritario y conceptos conservadores en lo social, fue un personaje central en Perú en los dos últimos años pese a no ostentar cargo y a que sus relaciones no fueron buenas ni con el destituido presidente Pedro Castillo ni con la sucesora de este, Dina Boluarte.
El líder de PL, partido que propugna una economía socialista acompañada por un manejo político autoritario y conceptos conservadores en lo social, fue un personaje central en Perú en los dos últimos años pese a no ostentar cargo
Cerrón iba a completar la fórmula detrás de Castillo y Boluarte -en Perú hay dos vicepresidentes-, pero fue inhabilitado para postularse debido a aquella condena a prisión no efectiva.
Castillo, líder sindical del magisterio al que PL llevó al poder, tuvo permanentes altercados con Cerrón y renunció al partido, aunque siempre le dio espacios en su gabinete ministerial. Con Boluarte las relaciones se cortaron desde que era vicepresidenta y se la expulsó de la agrupación por discrepancias.
Pese a esas rupturas y a que de los 36 congresistas que tenía el partido se hayan ido 23 por disputas internas, Cerrón fue considerado una de las 10 personas más poderosas de Perú en una reciente “encuesta de poder” en que se consultó a cerca de 300 profesionales que, por formación y actividad, tienen un vasto conocimiento del acontecer nacional.
Esa percepción nace de la capacidad de PL para forjar alianzas desde el Congreso, incluso con partidos que por definición le son adversos, como Fuerza Popular, de la líder de derecha Keiko Fujimori, con el que suele haber continuos acuerdos, en lo que analistas bautizaron como “fujicerronismo”.
El triunfo contra todo pronóstico en 2021 le dio visibilidad nacional a quien hasta entonces solo había logrado presencia en Junín, con País Libertario, una organización local que se convertiría luego en el partido de presencia nacional.
Quién es Cerrón
Cerrón dejó parcialmente la medicina para incursionar en política, como en su momento había hecho su padre, Jaime Cerrón, prestigioso intelectual de izquierda asesinado en la década de 1980 cuando era vicerrector de la Universidad Nacional del Centro, en Huancayo.
Ese asesinato, que según la familia y allegados fue cometido por fuerzas del Estado como parte de una política de aniquilamiento contra la izquierda, llevó a Cerrón a estudiar en Cuba, donde afianzó su simpatía con ese tipo de gobierno.
El contexto de las elecciones de 2021, en las que todas las fuerzas padecían rechazo popular, le abrió las puertas a Castillo, a quien PL le ofreció la candidatura después de que el líder máximo se viera impedido de participar, incluso como candidato a vicepresidente, por la condena.
Todos los análisis coinciden en que fue Castillo quien con su carisma y su historia diferente logró el salto en las encuestas. Cerrón ha reconocido que la aspiración se reducía en principio a una pequeña participación en el Congreso.
Pero con la llegada al poder, Cerrón también quedó más expuesto a la mirada escrutadora de sus rivales, la prensa y la ciudadanía. Contra él y algunos de sus compañeros en Junín hay más investigaciones por supuestas irregularidades cuando el partido ocupó la gobernación en tres cuatrienios desde la década pasada.
La corrupción en la política peruana es endémica: de los últimos presidentes, Alberto Fujimori, Alejandro Toledo y Pedro Castillo comparten cárcel, aunque el primero, que pidió el viernes públicamente un indulto humanitario, ya purgó penas por varios casos de corrupción y sigue preso por delitos de derechos humanos.
Asimismo, Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski enfrentan procesos que los llevaron a períodos sin libertad, Martín Vizcarra es investigado y está inhabilitado para la función pública, y Alan García su suicidó en 2019 cuando parecía cercado por la Justicia.
En las cárceles se cuentan por decenas los exgobernadores y exalcaldes, y varios líderes más están en capilla para recibir una posible sentencia, incluidas Keiko Fujimori, la principal líder de la derecha, y la exalcaldesa izquierdista de Lima Susana Villarán.
La corrupción, según los analistas, es uno de los gatilladores de la pésima opinión que los peruanos tienen de sus políticos, lo que se refleja en un gobierno que tiene en las encuestas 83% de rechazo y un Congreso que llega a 90%, y en que sin embargo hay dificultades para el afianzamiento de líderes de oposición por la extendida desconfianza.