El Comité de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró esta semana al Museo de la Memoria ESMA como Patrimonio de la Humanidad, incluyéndose así dentro de los monumentos y zonas protegidos por el organismo en el mundo. Otros seis memoriales en el planeta recibieron el mismo reconocimiento que el ex centro clandestino de detención, tortura y exterminio que funcionó durante la última dictadura cívico-militar argentina. Cada uno de estos lugares da cuenta del horror que los seres humanos causaron hacia otros seres humanos a lo largo de la historia.

Isla de Gorea

La isla de Gorea, ubicada frente a la costa de Senegal en África, suministró esclavos a EE.UU., el Caribe y Brasil durante más de tres siglos. Allí funcionó un mercado por excelencia en el que se alojaban esclavos secuestrados desde diversos puntos de la región occidental del continente. Eran encarcelados, encadenados y hacinados en embarcaciones que los transportaban a sus destinos finales, donde luego eran vendidos. En 1978 la isla fue inscripta en la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad de la UNESCO para rememorar a todas las víctimas de la esclavitud transatlántica entre los siglos XV y XIX.

Nicolás Miranda es coordinador del proyecto Memorias Situadas, perteneciente al Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos de la UNESCO. Se trata de un mapa interactivo en actualización permanente que recorre diferentes lugares de memoria, piezas, obras artísticas y patrimonio material e inmaterial relacionados con violaciones a los derechos humanos alrededor del mundo. En diálogo con PáginaI12, Miranda explicó que “los sitios de memoria son importantes para que los pueblos transiten los hechos traumáticos del pasado”, dejando constancia de lo ocurrido y transmitiendo un mensaje de recuerdo para las generaciones futuras. Estos lugares “nos recuerdan que la memoria es algo que se construye todos los días”, aseguró.

Sobre la esclavitud, indicó que esta es “un sistema de ejercicio de poder de unas personas sobre otras que implica la negación de múltiples derechos y libertades esenciales”. Y añadió: “El estatus de legalidad que tuvo la esclavitud durante muchísimos años en diversas partes del mundo, por supuesto no le resta un ápice al horror y a la indignidad de la práctica”.

Museo estatal de Auschwitz-Birkenau

La UNESCO incorporó en 1979 como Patrimonio Mundial de la Humanidad al espacio museo de Auschwitz-Birkenau, ubicado en Polonia, para rememorar y honrar a las víctimas de los crímenes cometidos en el campo de concentración y de exterminio por el régimen nazi en el marco de la Segunda Guerra Mundial.

El memorial se compone por tres sitios emblemáticos: Auschwitz I, el ex campo original de concentración en Oświęcim; el campo de Auschwitz II-Birkenau, el mayor dentro del complejo de los campos de Auschwitz donde se emplazaron las cámaras de gas y los hornos crematorios; y por último, el campo de Auschwitz III-Monowitz.

Jonathan Karszenbaum, politólogo y director del Museo del Holocausto de Buenos Aires, explicó a este diario que el campo de concentración fue “una fábrica de muerte producto del delirio racial y racista del régimen nazi de querer exterminar a todo un pueblo de la faz de la tierra”. En el corazón de Europa “se llevó adelante el exterminio sistemático de 6 millones de judíos, persiguiéndolos, deshumanizándolos y torturándolos. Allí donde la humanidad creía que estaba la civilización, se desarrollaba la barbarie” afirmó. Y agregó que Auschwitz, en tanto Patrimonio Mundial, “funciona como una advertencia de lo que la humanidad nunca más debe tolerar ni aceptar”.

La Cúpula de Genbaku

A finales de la Segunda Guerra Mundial, el 6 de agosto de 1945, el ejército de EE.UU. lanzó la primera bomba atómica en la historia que arrasó con la ciudad japonesa de Hiroshima. Tres días más tarde se lanzó otra sobre la ciudad de Nagasaki. Si bien no existen cifras exactas de las víctimas que provocó la explosión en Hiroshima, se calcula que 80.000 personas murieron de forma inmediata y otras 50.000 los días posteriores a causa de las secuelas.

Pese al alto nivel de destrucción que ocasionó la primera bomba, una estructura que se ubicaba a solo cien metros de su epicentro, la Cúpula Genbaku, se mantuvo en pie. El sitio obtuvo el estatuto de lugar histórico en virtud de la Ley para la protección del patrimonio cultural, promulgada en Japón en el año 1950, y en 1996 se inscribió en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO como testimonio de la devastación causada por las armas nucleares.

Isla Robben

Entre 1948 y 1990 se estableció el régimen del apartheid en Sudáfrica y Namibia, una política de segregación legal de las poblaciones según criterios raciales y étnicos en áreas geográficas seleccionadas. En la isla Robben se instaló una prisión de máxima seguridad a partir de 1959, en donde se aplicaron regímenes diferenciados para las comidas, los vestidos, los trabajos y los castigos según el color de la piel, y una rutina orientada a destruir la humanidad de los presos. Nelson Mandela, primer presidente negro de su país en 1994, estuvo en este lugar 18 de los 27 años en que permaneció encerrado.

Debido a las numerosas huelgas, los enfrentamientos y la presión internacional, paulatinamente fue debilitándose la política segregacionista y en 1990, el Gobierno de ese entonces empezó a desarmar el régimen del apartheid. Los últimos prisioneros abandonaron la isla Robben en 1991 y su cárcel cerró oficialmente en 1996. En 1999, la isla fue declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO por ofrecer al mundo un “ejemplo del triunfo del espíritu humano sobre la adversidad”.

Barrio del Puente Viejo

En la ciudad de Mostar, en Bosnia y Herzegovina, se encuentra el barrio del Puente Viejo. Tanto la ciudad como el puente diseñado por el famoso arquitecto Sinan, fueron destruidos durante las guerras yugoslavas de la década de los 90. Con ayuda de un comité científico internacional establecido por la UNESCO fueron reconstruidas.

El barrio fue declarado en 2005 como Patrimonio Mundial por ser un símbolo de la cooperación internacional y de la coexistencia de distintas comunidades culturales, étnicas y religiosas. Sus variadas edificaciones preotomanas, otomano-orientales, mediterráneas y occidentales así lo demuestran.

El Muelle de Valongo

El Muelle de Valongo, en Brasil, era uno de los destinos de los esclavos en el marco de la ruta del comercio triangular establecida entre Europa, África y América entre los siglos XV y XIX. Se calcula que a través del comercio triangular fueron trasladadas a Brasil cuatro millones de personas en condiciones de esclavitud.

En la década de 1810, Portugal se comprometió a poner fin a la trata de personas pero continuó el tráfico clandestino. Recién en 1831, el muelle de Valongo fue desactivado y rebautizado en 1843 como “Muelle de la Emperatriz”, debido a la llegada de la princesa Teresa Cristina de Bourbon, convertida en emperatriz luego de su matrimonio con el emperador Pedro II de Brasil. En 2017 fue reconocido como Patrimonio Mundial para rememorar a las personas esclavizadas que fueron trasladadas desde el continente africano hacia Río de Janeiro e ingresaron por el muelle de Valongo.

Informe: Axel Schwarzfeld

 



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