En la primera ronda de testigos en el juicio contra el falso abogado Marcelo D’Alessio, el abogado (real) José Manuel Ubeira cuestionó que el fiscal federal Carlos Stornelli no esté sentado en el banquillo de los acusados. Ubeira es querellante porque el dúo Stornelli-D’Alessio planeaba hacerle una cámara oculta, según surge de chats y audios. Era la época en la que defendía a Oscar Thomas en la causa de los cuadernos y se negaba a que declarara como arrepentido; también representaba al financista Federico Elaskar en el juicio de “la ruta del dinero”, que tenía a Lázaro Báez como principal acusado. En la audiencia, tanto Ubeira como el dirigente político Roberto Porcaro y Gabriel Bouzat, exsocio de estudio del juez de la Corte Carlos Rosenkrantz, confirmaron que fueron víctimas de maniobras de espionaje y persecución de distinto tipo.
Ubeira fue el último en declarar pero el que más ruido hizo ya que explicitó las vinculaciones del “D’Alessiogate” con un sector de los tribunales de Comodoro Py y con el macrismo. El juez Alejo Ramos Padilla, quien llevó adelante la mayor parte de la investigación, había considerado que el caso revelaba la existencia de una organización paraestatal que -durante el gobierno de Mauricio Macri- espiaba, extorsionaba y armaba causas con D’Alessio como hombre clave y con la participación de fiscales, agentes de inteligencia y policías, entre otras personas. El círculo se completaba con publicaciones en algunos medios, en especial en Clarín. “Uno siente que está frente a una parodia de juicio”, dijo Ubeira ante el Tribunal Oral Federal 8. “No por ustedes -les aclaró a las juezas Sabrina Namer, María Gabriela López Iñiguez y el juez Nicolás Toselli-, sino por la Justicia federal que está en esta casa”. A D’Alessio se lo juzga por asociación ilícita, extorsión y lavado de dinero.
¿Y Stornelli?
Durante la declaración de Ubeira, el fiscal Marcelo Colombo exhibió una grabación y un chat que permitirían reconstruir el intento de cámara oculta. El empresario Pedro Etchebest, otro de los querellantes a quien D’Alessio le pedía dinero para que no lo vinculara al caso cuadernos, grabó al abogado trucho a la vuelta de un viaje a Pinamar adonde aguardaba Stornelli, fiscal de ese célebre expediente. De la conversación surgía que planeaban la filmación. Junto con los mensajes se desprende que se encargaría Rodrigo González (a quien D’Alessio se refería como un socio), defensor de Leonardo Fariña en la causa de lavado contra Báez, donde Ubeira representaba a Elaskar. D’Alessio decía que Patricia Bullrich, entonces ministra de Seguridad, pagaba 200 mil pesos por la defensa de Fariña, quien además había sido guionado desde el comienzo para intentar salpicar Cristina Fernández de Kirchner y funcionarios de su gobierno.
Los chats
El chat de Whatsapp que se vio en la audiencia decía:
D’Alessio: Hola Carlos acá estoy!
Stornelli: Convencelo a Rodrigo
D’Alessio: Yo llego el 6 y le hago una cámara oculta y la presento en tu fiscalía por un tercero. Sino Rodri tiene que renunciarle a Fariña y se me arma un quilombete con Patricia B.
Ubeira declaró que está convencido de que “el fiscal le pide a D’Alessio y él se compromete” a hacer la cámara oculta. Patricia B es claramente Bullrich, no tengo ninguna duda”, agregó. Contó que comenzó a defender a Thomas, exdirector de Yacyretá, el 3 de agosto de 2018 a raíz de la orden detención en el caso cuadernos. Cuando pidió la eximición de prisión tuvo una primera entrevista con el fiscal -con quien dijo que tenía un buen vínculo de años- y le dio a entender que solo recuperaba la libertad el que ofrecía algo concreto (buscaba arrepentidos que apuntaran a CFK). Ubeira le escuchó ahí decir “quedan pocas sortijas”. Le respondió que no trabaja con arrepentidos. Según el abogado, el primer intento de “hacerle pisar el palito” con la filmación clandestina fue en una reunión que tuvo con Fariña y González. Ahí Fariña deslizó que quería dejar de ser imputado colaborador en el caso contra Báez pero necesitaba dinero. Ubeira cree que le chusmearon a Stornelli un comentario suyo sobre los arrepentidos de “cuadernos”. De todos modos, el plan de filmarlo quedó trunco.
El abogado -también querellante por la vicepresidenta en la causa del intento de magnicidio- subrayó que el plan en su contra fue entre Stornelli y D’Alessio, y por ende si el primero no está en el juicio el segundo no tendría que estar detenido por su caso. El fiscal -que también había sido acusado por una operación contra el exmarido de su actual esposa para plantarle droga en la valija- tiene falta de mérito dictada por el juez Julián Ercolini. Ubeira remarcó que el procurador interino, Eduardo Casal, había protegido a Stornelli y encaró al tribunal: “¿Se imaginan que una persona no venga en siete oportunidades a la citación de un juez federal?”
Más casos
El dirigente Roberto Porcaro fue uno de los espiados por la organización y contó ante el TOF 8 que el objetivo fue generar su “desprestigio político” y su “detención”. En la audiencia se mostraron fotos tomadas con un drone en el barrio donde vivía en Canning que fueron halladas en poder de D’Alessio. El testigo contó que lo conocía de verlo en la puerta del jardín de infantes cuando iba a buscar a la hija de su esposa entre 2007 y 2008 y que aparecía con un auto de alta gama distinto cada veinte días. Como Porcaro trabajaba con Néstor Kirchner con quien comentó que tenía una “gran amistad”, “cada vez que nos encontrábamos (D’Alessio) me pedía una reunión con el ministro (Julio) De Vido o me decía ‘¿me conectás con el Presidente?'”. La fiscalía le preguntó sobre un archivo hallado en la computadora de D’Alessio titulado “Quién es Roberto Porcaro” que contenía información sobre temas personales, como su apodo o actividades de su familia. Parte de eso, dijo, era publicado en medios. Recordó que aparecían notas que lo “relacionaban con Lázaro Báez, salía en Clarín sistemáticamente”.
Gabriel Bouzat, y su exsocio y amigo Carlos Rosenkrantz fueron, ambos, blanco de espionaje de esta organización que rastreó sus salidas y entradas al país. Bouzat declaró como testigo y contó que cuando lo citó Ramos Padilla le “mostraron documentos de entradas y salidas desde 2016 para atrás diez años”. Aclaró que no fue extorsionado pero señaló que “siempre a uno lo afecta, moralmente, es daño moral. Es información reservada del Estado que circula indebidamente.
Además de D’Alessio, son juzgados los expolicías Norberto Degastaldi y Ricardo Bogoliuk (este también exespía), el exagente de inteligencia Rolando Barreiro y el exprefecto Franco Pini, Mariano Díaz (quien actuaba como guardaespaldas del falso abogado) y los empresarios Aldo Eduardo Sánchez, Pablo Leonardo Bloise y Marcelo Patricio González Carthy de Gorriti, vinculados a las sospechas de lavado. En la próxima audiencia, en dos semanas, declara como testigo el empresario Etchebest, cuya denuncia dio origen a esta causa.