“Los trabajadores, la gente común y corriente, cualquiera puede conseguir lo que quiera siempre y cuando tome el riesgo para hacerlo”. Las palabras pertenecen a Carlos Ghosn y podrían haber sido parte de su propio bestseller de management empresarial. De hecho, hasta 2018 el sujeto de origen brasileño era considerado “el General MacArthur de la Industria Automotriz” por las medidas brutales y exitosas que llevó a cabo como CEO de Nissan y Renault. Claro que eso cambiaría completamente luego de las implicancias de su arresto en Japón en 2018 y su cinematográfico escape de la justicia a fines del año siguiente. El escape de Carlos Ghosn (disponible en Apple TV+), en definitiva, repone el antes, el durante y el después del golpe que cambió su persona, nombre y legado de allí en más.
“Como muchos me interesé por el caso luego de su fuga en Japón. ¿Cómo es que uno de los hombres de negocios más exitosos del mundo hizo algo así? Lo que buscamos fue ir más allá de la superficie, el elemento ‘más extraño que la ficción’, por debajo tenía que haber algo más. Y hay mucho”, le dice a Página/12 James Jones, el director de la serie de cuatro capítulos. Con ritmo y estética de thriller corporativo, la realización sigue la escalada de Ghosn hasta ganarse el mote de “Mr. Fix It” en el mundo empresarial. Claro que todo cambiaría hace un lustro para “el asesino de los costos”, cuando fuera acusado de malversación de fondos, lavado de dinero y corrupción. Más allá de la notoriedad del caso, los pormenores de aquello que titula la entrega no dejan de ser impactantes. La rocambolesca empresa incluyó al susodicho huyendo en un estuche de contrabajo custodiado por un exmarine disfrazado de músico, un traslado en tren bala, aviones privados hasta llegar sano y salvo hasta el Líbano. “Tener a Carlos, su esposa y a Michael Taylor, el agente que ejecutó el plan fue puro cine”, dice su director.
El escape de Carlos Ghosn, según Sean McLain (uno de los productores ejecutivos y autor del libro de investigación sobre el que se basa la entrega), es un oscuro relato con moraleja acerca de “los peligros de la arrogancia y la codicia”. Los primeros dos episodios (“Arrogancia” y “Rehén de la justica”) profundizan sobre aspectos desconocidos del magnate que tenía el “toque de Midas” empresarial y el estatus de una estrella pop en el Lejano Oriente. “Fue condecorado por el emperador japonés, la revista Time lo puso por delante de Bill Gates como uno de los hombres de negocios más respetados del mundo y ciertamente se vestía mejor”, dice uno de los entrevistados. En su época de gloria, las japonesas lo querían como padre de sus hijos hacía fiestas en el Palacio de Versalles. “El éxito puede ser problemático”, se escucha decir a un profético Ghosn antes de su debacle. Los capítulos finales (“Escape” y “Víctima o Villano”) le dan lugar a su acción más infame con toques de “heist”. Inteligentemente, la docuserie no embellece al protagonista exponiendo los daños colaterales de su raid (James Jones lo equipara con ser la parte acusadora y defensora en un juicio). Si bien Ghosn es el entrevistado estrella, los realizadores no querían que ésta fuera una versión oficial, embellecida o edulcorada. “Quisimos hacer la serie definitiva sobre su historia, así que para él era mucho mejor estar presente. Si podía dar su mirada sobre los hechos muchísimo mejor. Su aporte es esencial”, asegura el director.
-La historia de un magnate automotriz no parece muy seductora en los papeles, aunque aquí hay un hecho que lo transforma todo. ¿Cómo fue la búsqueda para no quedar atados a su fuga?
James Jones: -Lo “hollywoodense” está a la vista, pero quisimos que ese fuera el gancho para explorar bastante más. Y cuanto más lo hacíamos, más nos dábamos cuenta de que la historia tenía giros más truculentos e increíbles. Hacia donde miraras todo lucía conspiparanoico, nada era lo que parecía. La investigación nos llevó casi dos años, pero valió la pena para poder desarrollarla por completo. Está la historia casi desconocida de su padre condenado por asesinato. Para alguien como Carlos Ghosn terminar envuelto en un crimen debe haber sido una píldora muy difícil de tragar.
-Uno de los logros de la serie es la entrevista al propio Ghosn, ¿fue difícil acceder a él? ¿por qué cree que aceptó participar?
-Diría que es muy consciente de su reputación y creo que dio su palabra porque sabe que su legado está dañado para siempre. Me encontré con él en un hotel en Beirut para contarle nuestro plan, él me narró su experiencia y se dio cuenta de que la investigación que hicimos era muy fuerte en varios frentes, y que, de un modo u otro, íbamos a realizar el trabajo. Claro que él intenta controlar su propia historia, pero le aclaramos que no iba a tener control editorial. Una vez que quedo claro eso hizo un salto de fe. Podés tener toda la investigación, pero si no tenés a los jugadores definitivos, sin mirarlos a los ojos para entender sus motivaciones y lo que pasaron, no se sería del todo excitante. Llevó meses de negociación, pero así podemos contar todo el arco de la historia.
-El protagonista es más que un self made man. Exuda un aura especial…su origen en Brasil, sus ancestros en Beirut, su crianza en Francia, casi que parece un villano de alguna película de Bond, ¿cómo lo definiría usted?
-Eso justamente lo hace tan interesante. Tiene tantas capas, trasfondos y mezclas culturales que lo hacen difícil de enganchar, es una persona que parece cercana y en otras es muy distante. Esa fue su ventaja durante un gran tiempo. Era difícil de definir y se asimiló muy bien con la cultura japonesa, por su capacidad de trabajo y también por lo despiadado que podía ser. En su caída, no le fue tan bien, y eso se volvió problemático, no tenía tantas herramientas, ni el toque aristocrático con el establishment francés. Una vez que perdió el vínculo con su empresa muchos le dieron la espalda, se volvió un paria peligroso.
-¿Qué géneros ficcionales se entremezclan en El escape de Carlos Ghosn?
-Para mí tiene un toque de film noir. En lo sonoro destaco el score de Mogwai que te introduce en un universo ominoso. Ese era el espíritu. Obviamente la trama te lleva al thriller y el heist. Es un mundo corporativo donde hay varios actores jugando distintos juegos al mismo tiempo. Él mismo describe lo que hizo como Misión Imposible. Es alguien que llegó hasta allí arriba tomando riesgos y, evidentemente, también lo hizo con su fuga.