Para 1985, pese a que sólo había jugado una temporada en la NBA, Michael Jordan ya era el jugador de moda, la nueva estrella que venía a electrificar el juego y darle otro salto de popularidad a Chicago, sus auspiciantes y la competencia. En aquella primera campaña, MJ había eclipsado incluso a las estrellas de la época, Larry Bird y Magic Johnson, con un estilo espectacular y promedios impactantes (28.2 puntos, 6.5 rebotes, 5.9 asistencias y 2.4 robos) que hicieron que el premio de Rookie del Año le quedara chico…
Nike, impactado por las ventas del primer modelo de zapatillas Air Jordan, también comenzaba a ver su enorme potencial y quería empezar a moverlo por el mundo, con el fin de globalizar la marca. Por eso anunció una gira por Europa y empezó a buscar posibles destinos.
Giuseppe Stefanel, conocido empresario de moda femenina que acababa de convertirse en el nuevo dueño de un equipo en Trieste, se enteró y usó sus contactos en el ámbito de la indumentaria para lograr lo impensado: conseguir que MJ jugara en el coqueto estadio Charbolla Hall de la ciudad portuaria ubicada en el noroeste italiano. Así se organizó un partido entre el Stefanel Trieste y la famosa Juve Caserta que, en los dos años siguientes, sería finalista de la Copa Korac (85) y de la Lega italiana (86 y 87) con dos estrellas sudamericanas en sus filas, el brasileño Oscar Schmidt y el uruguayo Tato López.
Antes del partido y siempre moviéndose en helicóptero, Jordan realizó visitas turísticas a Valtelina, Caspoggio y Bormio, ciudades linderas a los Alpes suizos. En la última, como parte del acuerdo con Nike, participó en un 5 vs 5 de exhibición con Mike D’Antoni, el hoy entrenador y en aquel entonces estrella del Milano e ídolo absoluto de la región. Luego el grupo hizo una parada gastronómica en Venecia para comer en el famoso restaurante Colomba y Michael sólo se quedó con las ganas de jugar una ronda de golf porque el campo del Lido estaba cerrado aquel día.
Aquel lunes 26 de agosto, el 23 y su séquito llegaron al estadio con la idea de hacer una exhibición relajada, con MJ jugando un tiempo para cada equipo. Pero no contaban con Michael y su pasión. Por jugar y competir como él sólo podía.
De entrada, cuando estaban en vestuarios, Michael avisó que no era lo mejor jugar con el equipo visitante en Trieste. Bogdan Tanjevic, mítico entrenador yugoslavo de larguísima (41 años) y exitosa trayectoria, dirigía al Caserta y recordó bien los momentos previos pese a los 38 años que pasaron de aquel show. “Me acuerdo que Jordan pidió jugar para el equipo más débil y también no salir en todo el partido. Quería mostrar todo lo que tenía, se lo veía como un chico con mucha pasión”, rememoró quien, entre otros logros, llevó a Turquía a una sorprendente final en el Mundial 2010.
Desde su residencia justamente en Trieste, la ciudad de aquel juego y donde se quedó a vivir luego de dirigir al equipo local entre 1986 y 1994, Tanjevic relató una sorprendente conversación que tuvo con MJ. “Le conté que yo lo había conocido en 1981, cuando habíamos visitado la Universidad de North Carolina para jugar un partido con la selección yugoslava U22 que yo dirigía. Y me impactó cuando dijo que se acordaba del amistoso y, sobre todo, me habló puntualmente de un jugador, del que era nuestra estrella, (Drazen) Dalipagic. Incluso pronunció bien el apellido”, precisó, aún impresionado.
Ya en la cancha, para cumplir con lo prometido, Jordan sólo se puso la camiseta blanca del Caserta durante una parte del calentamiento. Y luego se calzó la hermosa casaca con más naranja que negro que dio nacimiento a una edición limitada de aquellas Air Jordan I, con los colores del Stefanel. Que jugara para el local generó el delirio del público, como había imaginado Michael. Algunos creen que MJ había encontrado otra motivación para ese partido, puntualmente un rival.
Como se acordaba de Dalipagic, dicen que también sabía de Schmidt, el temible tirador brasileño que era el goleador de la Lega italiana. Aseguran que, pese a que todavía no era su pico de fama, MJ conocía historias de Oscar, incluyendo el interés de los Nets por ficharlo (lo intentaron durante tres años seguidos) luego de haberlo elegido en el draft de 1984 (en la sexta ronda), el mismo del que había salido él. Fiel a su personalidad competitiva, enfrentar a una de las figuras extranjeras de la época pudo ser una de sus motivaciones para el partido.
Está claro que, para Jordan, no había exhibiciones. Por eso no sorprendió que al juego se lo tomara en serio y desplegara todo su arsenal. Anotó 41 puntos, con todo tipo de jugadas acrobáticas y espectaculares, paseando su versatilidad y recursos ofensivos.
López, el uruguayo que años después se transformaría en un jugador muy conocido en nuestro país por la brillante trayectoria con su selección pero sobre todo por la huella que dejó en la Liga Nacional, era la reciente adquisición del Caserta y contó desde Montevideo sus memorias que tiene de aquel duelo. “Yo hacía apenas siete días que había llegado a Italia y estaba muy atento a muchas cosas, no tanto a Jordan. En ese momento recuerdo que generó un gran impacto, aunque nadie imaginaba en lo que se convertiría”, precisó Tato.
MJ metió un par de asistencias lujosas y los testigos aseguran que, aunque falló bastante, incluido el triple que forzó el suplementario, cada acción fascinó y generó más de “uuhhh” en la multitud. Claro, hubo una acción en particular que permitió que aquel partido pasara a la historia casi como un mito.
Promediaba el primer tiempo cuando, en su mejor momento de la noche, MJ corrió un contraataque y, llegando al aro, decidió hacer gala de su salto y plasticidad. Voló y voló, pasó por un costado de López –estaba parado en su camino al aro– y metió la volcada llamada Tomahawk, con estilo y fiereza. El tablero no aguantó y estalló en pedazos.
La lluvia de vidrios sorprendió a los rivales que quedaron parados bajo el aro y dos jugadores del Caserta resultaron heridos, el propio López y el italiano Pietro Generalli. Todos los reportes indican que tuvieron heridas menores que fueron curadas en el momento, pero Tanjevic sorprende contando que no fue así. “Lo recuerdo como un momento de mucho dramatismo y preocupación porque dos de mis jugadores importantes terminaron en el hospital. Tato tuvo que ser operado de un tendón de la mano derecha y estuvo dos meses afuera de competencia, justo cuando estábamos empezando la temporada. Lo de Generalli resultó menor, pero igual se perdió 15 días”, detalló.
López, desde Uruguay, admitió que se lastimó. Los que respiraron fueron los ejecutivos de Nike, que vieron cómo Jordan escapaba de los vidrios y no sufría ninguna consecuencia. López explicó por qué sucedió el accidente. “No es que fue una volcada tan fuerte. Pasó que, en ese momento, los aros retráctiles no eran tan usados y ese tablero no estaba en condiciones”, analizó. El partido terminó, luego de la media hora que se tardón en reemplazar el tablero, pero el resultado final ha sido una incógnita para muchos, incluido Tanjevic. “Me tomé como seis grapas después del partido y no lo recuerdo”, admitió sin dramas.
Todo terminó 113-112 para Stefanel en suplementario. Era previsible… MJ, como era de esperar, no iba a permitirse perder. Era parte de su esencia.