Tropas de Estados Unidos y el Reino Unido, con apoyo de países aliados, bombardearon posiciones militares de los hutíes en varias provincias de Yemen como respuesta directa a los ataques de ese grupo contra los buques occidentales que circulen en el mar Rojo.

Al menos cinco personas murieron hasta el momento y seis resultaron heridas como consecuencia de los ataques, según informó este viernes en una declaración televisada el portavoz militar de los hutíes, Yahya Sarea. Además precisó que hubo 73 bombardeos en las provincias de Al Hudeidah, Taiz, Hajjah y Saada, todas ellas en manos de los insurgentes. “El enemigo estadounidense y británico tiene toda la responsabilidad por su agresión criminal contra nuestro pueblo yemení, y no quedará sin respuesta ni castigo”, remarcó Sarea.

El portavoz también afirmó que esos bombardeos no iba a disuadir a su grupo de seguir impidiendo la navegación de barcos comerciales vinculados a Israel o de toda embarcación que se dirija a puerto israelí a través del mar Rojo, en solidaridad con los palestinos de la Franja de Gaza tras el estallido de la guerra entre las tropas israelíes y el movimiento islamista Hamas.

La justificación occidental

Por su parte, en una declaración conjunta, Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Baréin, Canadá, Países Bajos, Dinamarca, Alemania, Nueva Zelanda y Corea del Sur justificaron la medida, alegando que se produjo en defensa del comercio internacional y de quienes transitan por el mar Rojo.

El portavoz del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca, John Kirby, subrayó a la prensa que EE.UU. no busca la guerra en Yemen, sino que cesen los ataques de los hutíes a las embarcaciones. Además, añadió que la intención del presidente Joe Biden es rebajar la tensión en la región. “Todo lo que el presidente ha estado haciendo desde que comenzaron los ataques (de los hutíes) a finales de noviembre ha sido diseñado para degradar su capacidad de hacerlo, pero también para enviar una fuerte señal de que deben pararlos”, enfatizó Kirby.

Horas antes, el propio mandatario norteamericano defendió el operativo militar a través de un comunicado, mencionando que más de 2.000 barcos de diferentes países tuvieron que desviarse miles de kilómetros para
evitar a los hutíes en el Mar Rojo, lo que causó semanas de retrasos en los tiempos de
envío de productos. “No dudaré en ordenar medidas adicionales para proteger a nuestra
gente y el libre flujo del comercio internacional según sea necesario”,
sentenció Biden
.

Las principales navieras a nivel mundial continúan ajustando sus rutas para evitar transitar por esta vía marítima, por donde pasa casi el 15% del comercio marítimo global, incluyendo el 8% del comercio mundial de cereales, el 12% del comercio de petróleo y el 8% del comercio mundial de gas natural licuado.

El repudio

Por su parte, Rusia condenó el ataque estadounidense-británico y demandó una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU. “Partimos de que dicha aventura de las fuerzas de una coalición ilegal representa una amenaza directa para la paz y seguridad mundiales (…), hemos exigido la convocatoria de una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU”, dijo María Zajárova, portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, en una rueda de prensa.

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, calificó de desproporcionado el ataque. “Las acciones de Estados Unidos y Reino Unido constituyen un uso desproporcionado de la fuerza. Están deseando convertir el mar Rojo en un mar de sangre”, manifestó el mandatario ante la prensa tras concluir la oración del viernes en una mezquita de Estambul.

Naser Kanani, portavoz de la cancillería iraní, estimó que los ataques occidentales alimentarán la inseguridad y la inestabilidad en la región, al tiempo que desviarán la atención de la situación en Gaza. En el mismo sentido, Hamas expresó en un comunicado que responsabilizará a Reino Unido y EE.UU. de las repercusiones en la seguridad regional.

Los insurgentes y el gobierno yemení

Mientras tanto, el Gobierno de Yemen acusó a los rebeldes hutíes de llevar al país a la guerra. “El Gobierno responsabiliza a las milicias hutíes de arrastrar al país a un escenario de enfrentamiento militar con fines propagandísticos”, indicó el Ejecutivo en un comunicado difundido por la agencia de noticias oficial yemení Saba. Asimismo, acusó a los insurgentes de depender de las órdenes de Irán, sirviendo a sus proyectos en la región a expensas de los intereses del pueblo yemení.

Procedentes del norte, los hutíes se constituyeron como movimiento en los años 90, para luchar contra la marginalización que decía padecer su comunidad religiosa, los zaiditas, una rama del islam chiita en este país de mayoría sunita, y combatir lo que consideraban la corrupción del entonces presidente Ali Abdullah Sale.

Luego, en 2003, con la invasión de Irak encabezada por EE.UU., los hutíes adoptaron el lema: “Dios es grande. Muerte a EEUU. Muerte a Israel. Maldición a los judíos y victoria para el Islam”. Así, los rebeldes yemenitas conformaron el llamado “eje de la resistencia”, un concepto que incluye a los movimientos antiisraelíes de la región, como Hamas y las milicias chiitas libanesas de Hezbollah.

Con una fuerza estimada hace unos años en al menos 200.000 hombres, según detalló la agencia de noticias AFP, los hutíes bien entrenados se acostumbraron a combatir en terrenos montañosos y duros de Yemen. En 2014, ganaron fuerza política cuando se levantaron contra el sucesor de Sale como presidente, Abdo Rabu Mansur Hadi. Tras tomar la capital de Yemen, obligaron al mandatario a huir al extranjero y se apoderaron de amplias zonas del país.

Desde ese entonces, Hezbollah les proporcionó entrenamiento militar. Sus misiles de largo alcance y sus drones, desarrollados con tecnología de origen iraní, se consideran una amenaza seria para sus vecinos del Golfo, ya que han atacado Arabia Saudita y a los Emiratos Árabes Unidos, integrantes desde 2015 de la coalición militar que apoya al gobierno yemenita.

Tanto los hutíes como las tropas gubernamentales siguen enfrentadas en la guerra, aunque su intensidad disminuyó tras acordar una tregua en 2022 que, pese a que venció unos meses después, se ha mantenido a grandes rasgos.



Fuente-Página/12