Un equipo de astrónomos logró observar por primera vez un disco como los que forman algunos planetas en la Vía Láctea, en una galaxia distinta de la nuestra. Lo informó este martes el Observatorio Europeo Austral (ESO).
La estructura giratoria va rotando entorno a una estrella masiva joven en crecimiento, situada en la Gran Nube de Magallanes, una galaxia vecina a la nuestra. Fue detectada con el telescopio Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) en Chile.
“No podía creer que hubiéramos detectado el primer disco de acreción estragaláctico. Fue un momento especial”, declaró la profesora Anna McLeod, autora principal del estudio publicado en la revista “Nature”. Sabemos que los discos son vitales para la formación de estrellas y planetas en nuestra galaxia”, explicó McLeod, según el comunicado difundido por la organización con sede en Garching (Alemania).
El estudio publicado en “Nature” empleó además datos recabados por un instrumento instalado en el Very Large Telescope (VLT) del ESO. Éste detectó un chorro lanzado por la joven estrella masiva en el interior de una nube de gas de la Gran Nube de Magallanes, cuya presencia, según MacLeod, era “una señal de la acreción continua del disco”. No obstante, para comprobar su presencia, era necesario medir el movimiento del gas denso que gira alrededor de la estrella, ya que la velocidad de aquel, vinculada a su proximidad al centro, es una prueba de la existencia de un disco. Esto fue posible gracias a las mediciones del ALMA.
La explicación científica
“La frecuencia de la luz cambia dependiendo de la rapidez con la que el gas que emite la luz, se acerca o se aleja de nosotros”, explicó el investigador Jonathan Henshaw, coautor del estudio, que comparó el fenómeno con el cambio en el tono de la sirena de una ambulancia que se aleja. En la Vía Láctea, las estrellas masivas son difíciles de observar, pues los discos que se generan a su alrededor a menudo están formados por material polvoriento que las oscurece.
Por el contrario, en la Gran Nube de Magallanes el material de las nuevas estrellas tiene un menor contenido en polvo, lo que permite a los astrónomos una visión sin obstáculos de la formación de estrellas y planetas. “Poder estudiar cómo se forman las estrellas a distancias tan increíbles y en una galaxia diferente es muy emocionante”, aseguró MacLeod.