Guillermo Coria sabe que, dentro de dos semanas, tendrá un desafío cuyo riesgo no será deportivo sino simbólico, dado que sobrevuela el enigma sobre su incierto futuro como capitán: el 16 y el 17 de septiembre próximos, en el Buenos Aires Lawn Tennis Club, la Argentina recibirá a Lituania por los playoffs del Grupo Mundial I de la Copa Davis, en una serie que le otorgará al ganador un lugar en los Qualifiers 2024.

Después del durísimo golpe ante Finlandia, una derrota de visitante que lo marginó de la fase de grupos de las Finales, el conductor argentino afrontará una eliminatoria que -salvo una eventual catástrofe- no provocará contrapeso alguno para el equipo local, sobre todo por la apartente desigualdad que puede percibirse entre ambos planteles, aunque sí jugará fuerte en torno a su continuidad.

Coria, todavía en Nueva York por el US Open -habló con los jugadores-, designó un plantel sin fisuras para recibir a un contrincante cuyo tenista más gravitante es el experimentado Ricardas Berankis, de 33 años, actual 254° del mundo y ex 50° en 2016. El ex número tres del ranking ATP tenía la intención de repetir el equipo que lo había acompañado en la inconveniente serie contra Finlandia, en condiciones adversas y en una semana complicada del calendario.

Al cabo, sin embargo, decidió volver a llamar a Sebastián Báez (32°), el argentino más destacado del momento -el singlista de mejor actuación en Flushing Meadows-, y jugarse una apuesta por el debut del platense Tomás Etcheverry (34°), reciente cuartofinalista en Roland Garros, quienes integrarán la formación junto con Francisco Cerúndolo (20°) y los doblistas Andrés Molteni (7° en la modalidad) y Máximo González (12°).

La vuelta de Báez, que no jugaba la Copa Davis desde la fase de grupos de 2022 en Bologna, en la que se expusieron diversos desaciertos de Coria en la toma de decisiones, se sustenta con tenis y números: el mejor presente en la carrera del jugador de 22 años llegó acompañado esta temporada con tres títulos en Córdoba, Kitzbühel y Winston Salem.

Cerúndolo, por otro lado y más allá de ciertos resultados irregulares, se encumbra como el número uno argentino por ranking -este año fue campeón en el césped de Eastbourne– y conforma la dupla de singlistas titulares que colocan al equipo de Coria como el amplio favorito contra Lituania. Etcheverry, que podría ser el 89° jugador en estrenarse en la Davis para Argentina, será el tercer hombre para los partidos de singles. Afuera de la nómina quedó Pedro Cachín (66°), debutante ante Finlandia y campeón esta temporada en el torneo de Gstaad, en Suiza.

Para el punto de dobles el capitán volvió a inclinarse por la dupla Molteni-Machi, una de las mejores del mundo: juntos ganaron cinco títulos de ATP y el último de ellos fue en el Masters 1000 de Cincinnati. Dueños de un vasto recorrido en la disciplina por parejas, ambos completan una designación que será demasiado para un rival que, además de Berankis, contará con jugadores de menor fuste como el segundo singlista Vilias Gaubas, de 18 años y 508° del mundo, y Edas Butvilas, un año mayor y actual 531°.

La futuro de Coria, la gran incógnita

La capitanía de Guillermo Coria, cuyo origen quedó marcado en la cómoda victoria como local ante República Checa en marzo de 2022, acumula más grises que luces. Su etapa en la silla permaneció bajo la lupa una vez iniciado el proceso que comenzó después de aquel triunfo -el único del período, hasta el momento-.

El Mago, que además de ser el capitán ocupa un puesto como vocal titular en la comisión directiva de la Asociación Argentina de Tenis (AAT), no logró plasmar en la realidad los objetivos que se había planteado luego del desinteresado ciclo de Gastón Gaudio.

Los problemas aparecieron en la fase de grupos de las Finales en Bologna, en septiembre de la temporada pasada, con la Argentina sin haber podido ganar un partido de singles: perdió las tres series contra Suecia, Italia y Croacia. Algunas falencias del capitán en la conducción quedaron desnudas ante ciertos roces internos y reproches por el armado de las formaciones. Después, ya este año contra Finlandia, no pudo convencer a los mejores jugadores para viajar en una semana contraintuitiva en el calendario por su cercanía con la gira de polvo de ladrillo.

El balance deportivo no lo acompañó. El descontento con su trabajo creció a la par del déficit en el manejo del grupo. La serie contra Lituania asomaba como el punto final para su etapa en la silla. En la cúpula de la AAT incluso ya tenían decidido un fuerte cambio de rumbo: los dirigentes de mayor jerarquía habían analizado nombres que no estuvieran relacionados con La Legión, la mejor camada de tenistas argentinos de la historia, con vistas al ciclo 2024. Asomaban entrenadores de menor perfil, por caso. Coria, no obstante, tendría la clara intención de seguir. El triunfo contra los lituanos, en la cancha, está asegurado. El interrogante, entonces, es si le alcanzará para conseguir otro fuera de ella.



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