Un destello de luz de fuego iluminado los rostros de los campistas mientras se inclinaban para escuchar las leyendas perdidas del bosque. “Era una noche como ésta”, comenzó el galardonado narrador Gary Ferguson. “El río susurraba a lo lejos. El aire olía a pino”.
En ese momento, un soplo de viento agitó las brasas. Las nubes envolvieron la luna y un aullido solitario se elevó desde la oscuridad más allá del fino anillo de luz de la fogata. Ferguson continuó, mientras su audiencia estaba pendiente de cada una de sus palabras en esta antigua tradición.
Si anhelas ser el narrador de historias fascinantes, o tal vez simplemente evitar que la gente se vaya a las tiendas de campaña demasiado pronto, aquí te mostramos cómo contar una historia sobre una fogata que se convertirá en una leyenda en sí misma.
Hazlo personal
Empiece por conectar a su audiencia con el mundo al que los va a llevar. Por ejemplo, Ferguson suele contar un cuento popular, que se remonta al pueblo luba de África central, llamado “Los pájaros encuentran sus hogares”. Comienza mencionando a los pájaros que viven en los bosques alrededor de la fogata, nombrando algunas de las especies y luego dice: “Les voy a contar una historia que aprendí de los mismos pájaros que están sentados en los árboles con nosotros ahora mismo. De hecho, los pájaros de todo el mundo cuentan esta historia, siempre que una de sus crías quiere saber de dónde vino…”
Utilice la estructura de la historia 101
La estructura clásica de la historia comienza con la presentación de los héroes, quienes eventualmente se encontrarán con una barrera o conflicto que deberán resolver. Los cuentos cautivadores generan tensión a medida que se desarrollan, aumentando gradualmente las apuestas hasta llegar al clímax, o la lucha final que los personajes deben superar.
“Entonces los personajes lo resuelven, y eso es una comedia, o no lo resuelven y mueren, lo cual es una tragedia”, dice el aventurero y narrador profesional Jon Turk.
No olvides probar elementos como un presagio, un final sorpresa (¡giro de la trama!) y una conclusión donde el significado de la historia quede claro. Incluso puedes dejar un adelanto y prepararte para una secuela.
Establece la escena
Sumerge a tu audiencia en el escenario de una historia describiendo dónde tiene lugar. Involucre todos los sentidos al preparar la escena: ¿Cómo suenan las abejas mientras rebotan sobre las flores del manzano? ¿Tu personaje siente una niebla fría en sus mejillas? ¿Podrá quedarse y disfrutarlo o necesita acelerar el paso porque llega tarde?
Crea el estado de ánimo
Al describir una escena, piense en cómo la elección de palabras evoca un estado de ánimo. ¿Los pájaros cantan o graznan? ¿El viento susurra entre las hojas o sopla entre las ramas? ¿El sol le calienta los hombros o le quema la piel?
La longitud de las frases también afecta el estado de ánimo y el ritmo. Las descripciones más largas y fluidas pueden hacerte sentir como si estuvieras flotando en un río tranquilo, mirando las nubes esponjosas. Las oraciones más cortas provocan la acción. ¡Culpa! Un pez salta al casco. Se desploma furiosamente. ¡Todos gritan!
Centrarse en el ritmo
El ritmo es la base de una excelente narración. Es lo que mantiene al público lo suficientemente intrigado como para quedarse. Piense en ella como si fuera su canción favorita y cómo ésta disminuye, fluye y, a veces, avanza para generar emoción y energía. Intenta crear un ritmo para mover a tus personajes a través de la historia y los eventos.
Otra forma de pensarlo: “En una buena historia, lo que quieres es escuchar la siguiente frase”, dice Turk. “Si la siguiente oración va a ser como la última, entonces no querrás escucharla”.
Mostrar, no decir
A lo largo de la historia, continúa agregando detalles físicos que mantengan a los oyentes experimentándola a través de los ojos de los personajes. Por ejemplo, dice Ferguson, en lugar de “Estaba caminando sola por el bosque”, intente decir “No había dormido mucho la noche anterior. Sus pies estaban torpes. Siguió tropezándose con las raíces poco profundas que serpenteaban por el sendero”.
Deje espacio para la imaginación
Si bien alguna descripción es buena, no exageres. Para que una historia sea identificable, los oyentes necesitan tener espacio en el cual insertar sus propias experiencias de vida y creencias.
Practica tu entrega
La buena narración no sucede por casualidad. Se construye mediante prueba y error, lo que generalmente incluye mucha mala narración. No te desanimes. Tus habilidades evolucionarán. Para acelerar el proceso, considere practicar un paseo en solitario por el bosque y escuche a otros narradores en podcasts. Y no olvides pensar en tu lenguaje corporal, tus gestos y tal vez incluso algunos efectos de sonido.
Ferguson también sugiere contar ciertas historias estando de pie. “Esto no sólo enfoca mejor a la gente hacia ti, sino que también te permite hacer gestos con tu cuerpo, lo cual es una manera maravillosa de darle dimensión a la narrativa”, dice.
En cuanto a la extensión de una historia, depende en parte de lo bueno que sea el narrador, dice Ferguson. “Dicho esto, tiendo a pensar que es aconsejable comenzar con historias que no duren más de siete o diez minutos”, añade. “E incluso entonces, presta atención a la 'temperatura' de tu audiencia. ¿Tienen hambre? ¿Cansado? Si es así, elige algo aún más corto”.
No confundas hablar con contar historias
Los elementos de una historia convincente sobre una fogata incluyen el escenario, el personaje, la trama, el ritmo, el conflicto, el clímax y el cierre. Si bien está bien contar la lista de cosas que viste en tu viaje a Zion o Yosemite, no lo confundas con una historia.
“Lo que me viene a la mente es esa frase de Jerry García: 'No domines el rap, Jack, si no tienes nada nuevo que decir'”, dice Turk. “Si no tienes nada bueno que decir, simplemente escucha”.